miércoles, 3 diciembre 2025

Beatriz Soria (45), asesora laboral: “Perder todos tus correos y documentos en un ataque no es un fallo técnico: es quedarte sin pruebas cuando más las necesitas”

Perder todos tus correos y documentos en cuestión de segundos no es un simple susto informático, es un golpe directo a tu vida profesional y personal. De repente, desaparecen nóminas, contratos, facturas, justificantes y conversaciones clave con clientes o con tu empresa.

Perderlo todo en un ataque puede sonar a exageración, pero la realidad va muy por delante de lo que imaginamos. La palabra ataque se ha colado en nuestro día a día, y ya no solo hablamos de virus, sino de secuestros de datos y borrados masivos en la nube. A nivel laboral, esa pérdida no es solo un problema técnico, puede derivar en conflictos serios. Y, sobre todo, te puede dejar indefenso frente a tu empresa, Hacienda o un juzgado.

Cada vez más trabajadores guardan nóminas, contratos, justificantes de pago y comunicaciones delicadas solo en el correo. Además, muchos autónomos y pequeñas empresas centralizan todo en una única cuenta o un único ordenador. Cuando algo falla, descubren que nunca hicieron una copia, ni en un disco externo ni en la nube. Es entonces cuando aparecen las prisas, los correos urgentes al informático y la sensación de haber jugado con fuego demasiado tiempo.

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CUANDO EL CORREO ES TU ARCHIVO DE VIDA

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Para muchos trabajadores, el correo electrónico se ha convertido en un cajón desastre donde cabe absolutamente todo. Allí guardan nóminas, contratos, partes de baja, comunicaciones disciplinarias y hasta justificantes de horas extra. Parece cómodo, porque todo se busca con una palabra, y además va siempre contigo en el móvil. Sin embargo, esa comodidad oculta una fragilidad enorme que solo se ve cuando algo revienta.

El problema es que el correo no fue pensado como archivo definitivo, sino como canal de comunicación. Si un día pierdes el acceso, la cuenta queda bloqueada o se borra por completo, ese “archivo de vida” desaparece. Beatriz Soria insiste en que confiarlo todo a una sola bandeja de entrada es casi una temeridad. Sobre todo cuando hablamos de pruebas laborales que pueden ser decisivas ante un conflicto.

ASÍ TE QUEDAS SIN PRUEBAS EN UN SEGUNDO

Muchos ataques empiezan con algo tan sencillo como un correo que parece inofensivo. Un archivo adjunto malicioso, un enlace que imita la web de tu correo o un mensaje que juega con la urgencia son suficientes para abrir la puerta. A partir de ahí, hay programas capaces de cifrar, borrar o bloquear todo tu contenido en minutos. No distinguen entre fotos familiares, facturas importantes o conversaciones con tu jefe.

El resultado es demoledor: inicias sesión y la cuenta está vacía, bloqueada o llena de archivos ilegibles. En ese instante, tu historia laboral reciente se esfuma sin darte opción a reaccionar. Ya no encuentras la nómina que necesitas para una reclamación o el correo donde se reconocían tus funciones reales. Y si no hay copias fuera de ese sistema, intentar reconstruir esos documentos es casi misión imposible.

EL IMPACTO LABORAL DE PERDER TUS DOCUMENTOS

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Desde el punto de vista laboral, perder tus documentos no es solo un disgusto, es perder capacidad de defensa. Sin nóminas, comunicaciones internas o correos clave, demostrar horas extra, cambios de categoría o acuerdos verbales se complica muchísimo. En un conflicto, la empresa suele tener más medios y sistemas de archivo, mientras que el trabajador depende de lo que guardó por su cuenta. Si encima lo ha perdido, se queda en clara desventaja.

Beatriz Soria lo ve a menudo en su despacho: personas con razón, pero sin papeles que lo respalden. Reclaman diferencias salariales, abusos de jornada o incumplimientos de convenio, pero solo pueden aportar su palabra. Cuando la pérdida se debe a un ataque o a un fallo grave, la frustración se multiplica. Porque sienten que, por no tener copias, han regalado a la otra parte la partida antes de jugarla.

ATAQUE, FALLO TÉCNICO Y CULPA COMPARTIDA

Aunque la causa parezca externa, como un ataque masivo o una caída de servicio, siempre hay margen de prevención. Los ciberdelincuentes son responsables del daño, pero la falta de copias de seguridad incrementa sus efectos. Del mismo modo, un fallo técnico del proveedor no tendría por qué ser dramático si existieran respaldos actualizados. La línea entre mala suerte y mala planificación es más fina de lo que parece.

Beatriz Soria insiste en que no se trata de culpar a la víctima, sino de cambiar la mentalidad. Igual que nadie dejaría todos sus ahorros en una caja de cartón, tampoco tendría sentido concentrar toda la información en un solo punto. Las copias de seguridad no son un lujo de empresas tecnológicas, sino una herramienta básica para cualquier trabajador. Incluso para quien cree que nunca va a necesitar reclamar nada.

HÁBITOS SENCILLOS PARA PROTEGER TUS PRUEBAS

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Proteger tus pruebas laborales no exige ser experto en informática, sino cambiar algunos hábitos clave. El primero es no depender de una única cuenta o dispositivo, y guardar copias periódicas de los documentos más importantes. Puede ser en un disco externo, en otra nube o en una carpeta protegida del ordenador, pero siempre duplicados. La idea es que, si un sistema falla, otro siga intacto y operativo.

También ayuda revisar cada cierto tiempo qué tienes guardado y qué te falta. Descargar las últimas nóminas, archivar los contratos actualizados y conservar las comunicaciones sensibles te da tranquilidad. Además, conviene nombrar bien los archivos, con fechas y conceptos claros, para encontrarlos rápido cuando haga falta. Con este pequeño orden, cualquier reclamación futura será más sencilla y menos angustiosa.

QUÉ HACER SI YA HAS PERDIDO TUS CORREOS

Cuando el desastre ya ha ocurrido, lo primero es no entrar en pánico y actuar con calma. Conviene documentar lo sucedido, hacer capturas de pantalla, anotar fechas y guardar cualquier mensaje del proveedor de correo. Después, es útil contactar con el servicio técnico para ver si existe alguna copia interna recuperable. A veces, hay ventanas de tiempo en las que todavía se puede salvar parte de la información.

Al mismo tiempo, es recomendable reconstruir lo máximo posible con otras fuentes. Pedir a la empresa duplicados de nóminas, contratos o certificados puede resultar pesado, pero marca la diferencia. También puedes solicitar a compañeros que reenvíen comunicaciones internas importantes que aún conserven. Aunque no se recupere el cien por cien de lo perdido, muchas veces se consigue reunir suficiente material para defenderse dignamente.

UN CAMBIO DE MENTALIDAD DIGITAL IMPRESCINDIBLE

El caso que plantea Beatriz Soria es solo un ejemplo de una realidad cada vez más frecuente. Vivimos en digital, pero seguimos actuando como si los sistemas fueran infalibles y eternos. Pensamos que “ahí estará siempre” y lo postergamos todo hasta que llega el susto. Sin embargo, basta una tarde organizando copias para reducir muchísimo el riesgo y ganar mucha tranquilidad.

Al final, cuidar tus correos y documentos es cuidar tu capacidad de demostrar quién eres y qué has vivido laboralmente. Ningún sistema es perfecto, pero tus decisiones sí pueden marcar la diferencia cuando hay un conflicto. Hacer copias, revisar lo que guardas y no confiarlo todo a un solo sitio son gestos pequeños con un impacto enorme. Y pueden evitar que un ataque o un fallo técnico te borre de un plumazo tu historia profesional.


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