Esta es la principal conclusión del informe de Deloitte «Viviendas más eficientes y sostenibles” presentado junto a la Aelec (Asociación de Empresas de Energía Eléctrica) ayer lunes. En este documento se han planteado los principales medios para lograr la des-carbonización en la vivienda, donde el elemento clave es el desarrollo de una luz competitiva.
La jornada ha contado con la presencia de Paloma Sevilla, directora general de Aelec; Marta Castro, directora de regulación de la Asociación; y Laureano Álvares, socio de Deloitte, que han presentado los principales retos a los que se enfrenta en panorama residencial español. En este aspecto, Álvares ha indicado que la vivienda es un sector, que representa un 18% del consumo energético del país, con unas emisiones netas de un 8%.
Si bien no es una cifra muy alarmante, ha indicado que el sector puede ser más eficiente y que esa eficiencia pasa por la des-carbonización. De hecho, la transición energética del parque de viviendas requiere triplicar su ritmo de reducción de emisiones, pasando de un -2% anual (2019-2022) a un objetivo del -6/-7% anual para cumplir los objetivos del PNIEC 2023-2030.
La mayoría del consumo energético de las viviendas, según indica el informe, se dedica a la climatización de los hogares, con sistemas de aire acondicionado, calefacción y de agua caliente sanitaria. Lo alarmante es que casi un 50% de la energía usada para este propósito proviene de combustibles fósiles (30% gasóleo y un 25% gas natural), mientras que cerca de un 11% con electricidad.
Vivienda: desigualdad entre energías dificulta la des-carbonización
La principal solución a este panorama energético es la implantación de las bombas de calor como sistema, que fomenta la eficiencia energética y la des-carbonización; según apunta el informe, este sistema tiene un rendimiento hasta cuatro veces superior y emisiones un 86% inferiores a otras alternativas. Pese a ello, solo está presente en el 22% de los hogares españoles, frente a cuotas del 45-70% en países del norte de Europa.
Este panorama se debe, en primer lugar, a la difícil implantación de este sistema de forma homogénea en un parque de viviendas es muy hetereogéneo, por lo que las diferencias de instalación teniendo en cuenta, tamaño y clima da pie a una horquilla de instalación de 7.000 a 20.000 euros. Y en segundo lugar, la diferencia entre los precios de la electricidad frente al gas.
En este último aspecto, el documento apunta a que cuando se dan precios semejantes entre ambas fuentes de energía, se permite una mejor penetración de sistemas sostenibles como la bomba de calor, liderando en este terreno especialmente los países nórdicos, mientras que España se encuentra entre los principales países con mayor desigualdad entre los precios de la energía.
AELEC: No ve riesgos de apagón, pero pide soluciones a Redeia para controlar la tensión
Según el informe de Deloitte, la luz es 2,5 veces más cara para los hogares españoles que el gas, debido a la carga impositiva, que influye en un precio de un 30 a 45% superior que, el impacto que tiene sobre el gas natural haciéndolo un 20% más caro.
Por ello, las principales soluciones a las que se ha apuntado son:
- Reducción del coste de la luz, para que esta sea más competitiva frente a otros países, permitiendo la des-carbonización del sector.
- Incentivos fiscales
- Programas de ayudas en sintonía con las políticas de transición energética.
- Campañas de sensibilización, para dar a conocer los beneficios del uso de alternativas más sostenibles dentro del consumo doméstico.
No obstante, para dar pie a una mayor electrificación del país, con una menor dependencia de energías fósiles dentro del parque de vivienda, también pasa por la mejora en el servicio de redes, el cual se encuentra en una situación de colapso en la demanda.

De hecho, Marta Castro, directora de regulación de Aelec ha apuntado que hay un total de 6,8 GW de solicitudes de acceso de conexión, donde un 43% no han podido ser atendidos. Esto se debe a que los últimos mapas de distribución apuntan a que hay más de un 87% de la red ocupada.
Es decir hay un gran nudo en la demanda, que repercute también en la dificultad de bajar los precios de la luz, ya que a más demanda conectada, menor serían los precios fijos por utilizar la electricidad. Por otro lado, Castro ha indicado que para ello habría que cambiar el modelo que depende del regulador, ya que “no permite sobre-invertir”.
En definitiva, el informe concluye que para mejorar la situación de las redes sería necesario: Mejorar su planificación, haciéndolas más flexibles; agilizar los permisos y adelantar las peticiones de acceso y conexión a la red; garantizar la estabilidad regulatoria; y un modelo retributivo atractivo.








