martes, 2 diciembre 2025

Ciberseguridad 2026: más ciberataques, mayor presión sobre la cadena de suministro y un protagonismo creciente de la IA

La evolución del panorama digital durante los últimos años ha consolidado una tendencia que seguirá intensificándose en 2026: el incremento sostenido de ataques dirigidos contra sectores críticos y organizaciones de todo tamaño podrá en jaque a la ciberseguridad.

La combinación de herramientas más sofisticadas, una dependencia tecnológica en expansión y una superficie de exposición cada vez más amplia convierte el próximo año en un periodo de especial vigilancia. Las previsiones apuntan a un escenario donde la defensa será tan importante como la anticipación.

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Durante 2025, sectores como el financiero, la sanidad, la industria, la energía y las administraciones públicas soportaron ataques de mayor frecuencia y precisión. La falta de medidas avanzadas de protección, la presión del cibercrimen organizado y el aprovechamiento del error humano alimentaron un crecimiento continuo de incidentes graves.

Las expectativas en ciberseguridad para 2026 indican que estas dinámicas no solo se mantendrán, sino que podrían intensificarse, obligando a las organizaciones a adoptar estrategias más maduras.

La influencia de la inteligencia artificial en el ciberseguridad en 2026

La inteligencia artificial se ha consolidado como un elemento central tanto en la defensa como en el ataque. Lejos de limitarse a automatizar tareas básicas, ha pasado a desempeñar un papel decisivo en ciberseguridad en el análisis de anomalías, en la identificación temprana de intrusiones y en la creación de modelos predictivos. Las capacidades de correlación automática y aprendizaje continuo permiten detectar patrones que antes pasaban desapercibidos.

A la vez, actores maliciosos han adoptado IA para elaborar campañas más realistas en ciberseguridad, diseñar fraudes personalizados, ajustar malware en tiempo real y evadir contramedidas con mayor agilidad. Francisco Valencia, director general de Secure&IT, subraya que esta doble vertiente introduce un desafío adicional.

Según explica, las organizaciones deberán integrar estas tecnologías siguiendo reglas claras de gobernanza para evitar sesgos, pérdidas de control sobre el dato y problemas derivados de un uso insuficientemente supervisado.

La aceleración del uso de IA generativa implica que los equipos de ciberseguridad no solo tendrán que incorporar nuevas herramientas, sino aprender a evaluar su fiabilidad, su transparencia y su impacto en la cadena de decisiones. La gestión adecuada de estos sistemas será uno de los factores diferenciales del nuevo año.

La cadena de suministro, cada vez más expuesta

Las cadenas de suministro digitales se convertirán en uno de los principales puntos de vulnerabilidad en ciberseguridad durante 2026. La dependencia creciente de proveedores tecnológicos, integradores, APIs y servicios externalizados multiplica las posibles puertas de entrada. Un incidente en un eslabón secundario puede generar un efecto cascada con repercusión global, obligando a revisar de inmediato la calidad de los controles compartidos.

El análisis continuo de terceros, la verificación contractual de requisitos de seguridad y la monitorización permanente de proveedores serán elementos esenciales. Francisco Valencia advierte que el riesgo en ciberseguridad ya no reside solo en los actores más relevantes, sino en cualquier entidad que intervenga, directa o indirectamente, en el funcionamiento de un servicio.

Los entornos industriales también se enfrentan a un escenario complejo en ciberseguridad. La convergencia entre sistemas IT y OT introduce nuevas interdependencias que aumentan la exposición a amenazas capaces de afectar procesos fabriles, redes logísticas, infraestructuras energéticas o servicios sanitarios. La renovación de sistemas obsoletos, la segmentación de redes y el seguimiento específico de señales industriales se consideran medidas imprescindibles para evitar interrupciones con impacto físico.

Un marco normativo que gana peso en la estrategia empresarial

La entrada en vigor de reglamentos como NIS2, DORA, CRA o RIA colocará a las organizaciones ante una exigencia regulatoria mayor. Más allá de cumplir con lo establecido, estas normas buscan elevar el nivel de madurez en la gestión del riesgo tecnológico. La seguridad dejará de ser únicamente una obligación técnica para convertirse en un elemento de competitividad y confianza empresarial.

ciberseguridad
Fuente: Pixabay

Desde Secure&IT señalan que la expansión del Shadow IT y del Shadow AI representa un reto creciente. La utilización de herramientas no autorizadas, especialmente las basadas en IA, reduce la capacidad de control y favorece la fuga involuntaria de información. Limitar su proliferación requerirá políticas internas más estrictas, supervisión continua y una cultura corporativa que priorice la protección del dato.

El ransomware continúa como amenaza dominante

El ransomware seguirá encabezando las técnicas de ataque más utilizadas en ciberseguridad en 2026. La consolidación del modelo ransomware-as-a-service ha facilitado que grupos con poca experiencia ejecuten operaciones complejas, acorten tiempos de intrusión y aumenten la capacidad de filtrado y divulgación de información sensible.

Esta profesionalización del delito exige a las organizaciones reforzar su resiliencia operativa. La preparación de planes de recuperación, la protección robusta de copias de seguridad y la capacidad de contención rápida serán determinantes para reducir el impacto.

Aun así, el factor humano mantiene un papel central. Los atacantes siguen utilizando técnicas de ingeniería social porque continúan siendo extremadamente efectivas.

La capacitación continua será un pilar imprescindible para limitar los errores que abren la puerta a muchos incidentes de ciberseguridad. La consolidación de una cultura de seguridad real dependerá de la implicación de todos los niveles de la organización.

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