Imaginar una oficina a medio llenar ya no pertenece a la ciencia ficción. En cuestión de años —quizá menos de los que muchos creen— la Inteligencia Artificial podría redibujar el mercado laboral con una fuerza que no veíamos desde las grandes revoluciones tecnológicas de la historia. El aviso llegó de la mano de Darío Amodei y fue replicado por Jon Hernández.
La preocupación, sin embargo, no surge solo por una predicción llamativa. Editoriales, estudios, artículos de referencia y debates internacionales coinciden en algo: el impacto de la Inteligencia Artificial será profundo. Ante esto, Jon Hernández insiste en que aún estamos a tiempo de prepararnos, siempre que decidamos mirar de frente lo que viene.
Inteligencia Artificial: Una revolución distinta a todas las anteriores
Durante siglos la humanidad convivió con transformaciones que demolían empleos mientras creaban otros nuevos. La imprenta dejó sin trabajo al 90% de los escribas, pero generó industrias enteras. La Revolución Industrial hundió los salarios y redujo drásticamente el número de tejedores, aunque terminó impulsando un crecimiento sin precedentes. Lo mismo ocurrió con la electricidad y, más cerca en el tiempo, con internet: períodos de adaptación, momentos duros y finalmente una expansión económica.
Hoy, el desafío parece tener otro ritmo. La Inteligencia Artificial es transversal, veloz y capaz de cambiar procesos en cuestión de semanas. Las cifras hablan por sí solas. Amazon ya se ahorró 4.500 años de programación gracias a sistemas automatizados; Walmart realizó 850 millones de actualizaciones en su catálogo sin multiplicar personal; y un piloto de BBVA comprobó que miles de trabajadores recuperan tres horas por semana gracias a estas herramientas. En este contexto, Hernández subraya algo que muchos expertos comparten: si la Inteligencia Artificial puede hacer tanto ahora, ¿qué podrá hacer mañana?
El vértigo del cambio y la urgencia de prepararse
Los despidos recientes en grandes compañías tecnológicas y el aumento del desempleo entre recién graduados empiezan a encajar en una misma tendencia. Aún no se puede afirmar cuánto de esto responde directamente a la Inteligencia Artificial, pero los indicios son demasiado claros como para ignorarlos. CEOs, científicos y divulgadores coinciden en que no estamos ante un simple hype, sino frente a una transformación que avanza sin pedir permiso.
En la entrevista, Amodei fue directo: la mitad de los trabajos junior de oficina podría desaparecer antes de 2030, quizá incluso en 2026, lo que elevaría el paro en Estados Unidos al 20%. Para Hernández, esto marca un punto de inflexión. Ya no hablamos de previsiones a largo plazo, sino de decisiones que deben tomarse ahora.
Por eso propone tres pilares: divulgar, formar y debatir. La sociedad, dice, merece una previsión del tiempo. Si sabemos que “va a llover”, cada uno decidirá si quiere mover la ropa o dejarla afuera. La clave está en tener la información y no ocultarla. La gente necesita saber qué implica esta nueva era de la Inteligencia Artificial para anticiparse y elegir su camino.
El segundo paso es la formación. Cuanto más preparados estemos para utilizar la Inteligencia Artificial, más difícil será que nuestros empleos desaparezcan. No importa si la capacitación llega desde empresas, gobiernos o escuelas: lo urgente es que la mayoría de la fuerza laboral adquiera estas competencias cuanto antes.
