Esta es la principal conclusión que saca el último informe de Berenberg, que indica que la industria pesada europea se enfrentará a un 2026 decisivo. Esto se debe a que el mecanismo europeo de ajuste en frontera por carbono (CBAM), empezará a aplicar costes reales a las importaciones intensivas en CO₂ a partir de enero, algo que afecta a este sector ya que no se ha modernizado lo suficientemente rápido.
Según el informe, la combinación de CBAM y la retirada progresiva de derechos gratuitos de emisiones hará que los costes del carbono aumenten con fuerza en sectores como el acero, el cemento, el aluminio o los fertilizantes.
En algunos casos, como es el caso del acero producido en altos hornos, el coste adicional producido por el impuesto al CO₂ podría llegar a representar hasta un 22% del precio del producto en 2030 si el precio de las emisiones alcanzan los 150 €/t. Por otro lado, el CBAM también afectaría al hidrógeno gris, encareciendo su coste desde un 42% hasta un 93% en 2030.
El problema, según Berenberg, es que Europa no llega preparada ya que los costes del carbono van a crecer antes de que a la industria pesada europea le dé tiempo a ejecutar las grandes inversiones para modernizarse. Es decir, se ha experimentado un retraso en la transición energética sostenible en la industria, un fenómeno que se explica debido al alto coste del hidrógeno verde, la lentitud de las ayudas públicas, la complejidad regulatoria y el encarecimiento energético general.
Mientras tanto, el informe señala que Asia-Pacífico avanza con rapidez. Entre abril y septiembre de 2025, el 85% de las inversiones globales en des-carbonización industrial se concentraron en esa región, y el 99% de los proyectos anunciados de acero verde pertenecen a plantas asiáticas. En este sentido, China, se perfila como el mayor productor mundial de hidrógeno verde para 2030, con capacidad proyectada de más de 1,2 millones de toneladas anuales.
La industria europea es superada por Asia
Berenberg destaca, también, que la demanda de materiales de bajas emisiones está creciendo aceleradamente. En este aspecto, identifica que los acuerdos de compra anticipada de acero verde se han multiplicado por seis desde 2022, con casi 200 contratos.
Empresas como Holcim han reportado que el cemento bajo en carbono supone ya el 35% de sus ventas en el tercer trimestre de 2025,frente al 26% que reportó el año pasado; o Heidelberger Materials, que ya ua pre-vendido el 100% de su producción de 2025 de cemento sostenible. De hecho, el informe apunta que incluso este aumento de la demanda va a acompañada con primas de precio, como es el caso de Stegra con primas del 25% en su acero verde.
Es decir, la industria está reaccionado a la inminente llegada del nuevo ajuste de CBAM para 2026. Una situación que Berenberg indica que podría ser provechosa para algunas empresas dedicadas al aporte de materiales “transitioners” (Heidelberger, Holcim, etc…);y también para las “enablers”, empresas que dan tecnologías ya listas para descarbonizar.
En este último sector, el informe referencia a empresas como: Danieli, que representa liderazgo en hornos eléctricos (EAF); Sika con aditivos para cemento capaces de reducir el CO₂ del ligante hasta en un 81%; o Befesa, dedicada reciclaje de polvo de acería, clave en el nuevo modelo del acero; entre otras.
El informe concluye que Europa se encuentra ante un punto de inflexión: o acelera su reconversión industrial o corre el riesgo de perder competitividad, frente a regiones que ya están instalando las fábricas del futuro. A partir de 2026, la factura por contaminar será más alta que nunca, y la industria pesada europea tendrá que asumir esos costes en un momento en el que su transformación sigue aún a medio camino.








