lunes, 1 diciembre 2025

¿Por qué te da bajón mental? Lo que pasa en tu cerebro cuando falta glucosa… y cómo las cetonas lo corrigen

- La ciencia rescata el papel esencial de las cetonas como energía alternativa para un metabolismo más sano.

Las cetonas se han puesto de moda últimamente, pero lo cierto es que llevan con nosotros desde antes de que existiera cualquier moda. Son una molécula antiquísima, tan vieja como los primeros seres capaces de usar la grasa como combustible. Y lo curioso —o lógico, según se mire— es que los humanos también las fabricamos de manera natural cuando la glucosa empieza a escasear. En un mundo donde la resistencia a la insulina se dispara, las cetonas vuelven a ser protagonistas.

Una fuente de energía diseñada por la propia naturaleza

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Las cetonas permiten que el cerebro siga funcionando incluso con baja glucosa. Fuente: Canva

Para entenderlas de verdad hay que quitarles esa aura de “truco biohacker”. Las cetonas no son un atajo químico: forman parte del kit básico del cuerpo. Su función más valiosa es permitir que el cerebro siga funcionando aunque falte glucosa.
Cuando esta falta, las cetonas hacen algo así como cubrir un turno extra. Son un combustible limpio, constante, eficaz. Y no solo ayudan al cerebro: los músculos —que parecen tragarse la energía sin darse ni cuenta— también tiran muy bien de ellas.

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Entre todas esas formas de cetonas, el beta-hidroxibutirato (BHB) es el que manda. Es estable, práctico y el que más usa el cuerpo. El acetoacetato y la acetona también están presentes, aunque esta última la conocemos sobre todo por algo más mundano: ese olor afrutado en el aliento típico de la dieta cetogénica.

Un plan alternativo cuando la insulina deja de funcionar bien

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El BHB es la cetona más estable y utilizada por el organismo. Fuente: Canva

Aquí llega una parte que sorprende a mucha gente. Cuando una persona desarrolla resistencia a la insulina, sus células empiezan a bloquear la entrada de glucosa para protegerse. Es como si dijeran: “no puedo con más, ya estoy saturada”.
¿Resultado? Glucosa alta en sangre, inflamación, falta de energía… un caos. Y es justamente ahí donde las cetonas se convierten en un salvavidas metabólico.

Y es precisamente ahí donde las cetonas entran como una vía de emergencia. No necesitan insulina para entrar en las células, ni los típicos transportadores de glucosa. Utilizan otros canales (los MCT), una especie de “puerta lateral”, y permiten que los órganos sigan funcionando aunque el metabolismo de la glucosa esté colapsado.

Esto explica por qué la dieta cetogénica es tan efectiva en casos de resistencia a la insulina: las cetonas devuelven energía donde antes solo había bloqueo y además ayudan a regular el apetito, evitando esos altibajos típicos del hambre controlada por la glucosa.

Flexibilidad metabólica: la meta real

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La flexibilidad metabólica ayuda al cuerpo a elegir el mejor combustible. Fuente: Canva

Aquí va una idea clave: el objetivo no es vivir en cetosis para siempre, sino enseñar al cuerpo a cambiar de combustible según la situación. Eso es flexibilidad metabólica.
La verdadera salud metabólica consiste en saber usar tanto glucosa como grasa sin que el cuerpo sufra en el cambio.

La glucosa funciona de maravilla para explosividad, sprints y esfuerzos cortos.

Las grasas y las cetonas brillan en caminatas, cardio suave y esfuerzos prolongados.

Cuando ese cambio no se hace bien, el cuerpo sufre. El corazón de un diabético tipo 2 es una prueba clara de ese desgaste.

Cómo entrar en cetosis: varias rutas, un mismo destino

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El Dr. Mansor lo explica con mucha claridad: lo importante es lograr la cetosis y mantenerla el tiempo necesario, no obsesionarse con cómo se llega. La constancia pesa más que el método.

Dieta keto

Potente, efectiva… pero no eterna. Mantenerla durante demasiado tiempo sin supervisión puede volverse en contra: el cuerpo también necesita algo de glucosa para seguir siendo flexible. Si no se reintroduce, llega el estancamiento.


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