viernes, 28 noviembre 2025

Anatomía de dos resoluciones que sacuden la tele española: de Lecquio a Cornejo

Dos resoluciones judiciales han puesto a la industria audiovisual española contra las cuerdas. Por un lado, el despido de Alessandro Lecquio, precipitado por un auto judicial que reconocía la posible veracidad de las denuncias de malos tratos que Antonia Dell’Atte había presentado durante años; por otro, la condena que se conoció ayer contra Óscar Cornejo y Adrián Madrid por vulnerar la intimidad de una menor.

Entre medias de estas resoluciones irrumpen alianzas estratégicas, venganzas, negocios y discursos de moralidad líquida que dejan al descubierto cómo la televisión, desde la rosa hasta la derechista o woke, sigue siendo espectáculo y negocio al mismo tiempo.

Publicidad

El caso de Alessandro Lequio es ejemplo de ello. El martes 18 de noviembre, los servicios jurídicos de Mediaset recibieron el auto que reconocía la posible veracidad de las denuncias de Dell’Atte. El documento judicial que, aunque no implica una condena penal, les permitía invocar la exceptio veritatis para justificar cualquier decisión frente a reclamaciones legales.

Mediaset y Unicorn Content, quizá advirtiendo la que se les avecinaba por una entrevista previa a la modelo en El País y la entrevista que TVE ya tenía grabada, decidieron prescindir del conde pese a que muchas de las denuncias llevaban años flotando en el aire sin que operadora y productora hicieran nada.

Contra Lecquio se habían volcado en los últimos días Cornejo y Madrid, ahora cariacontecidos por la situación que han colocado a RTVE tras conocerse su condena que, aun siendo recurrible, es un fallo por vulnerar los derechos de una menor.

La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a los productores de ‘Directo al grano’ (que este pasado 25N emitió una entrevista a Dell’Atte) a dos años de cárcel, dos de inhabilitación profesional y a indemnizar con 200.000 euros a Rocío Flores por revelar información confidencial de un expediente judicial cuando ella era menor de edad.

La resolución no solo afecta a los condenados, sino que compromete a la productora La Osa Producciones y a RTVE, pese a que el documental que afectó a la intimidad de Rocío Flores se vio por Telecinco.

La Corporación estatal se enfrenta al dilema de mantener a los productores al frente de programas vespertinos mientras estos recurren la sentencia. Los antecedentes audiovisuales de los condenados son largos y notorios. Y su giro hacia contenidos más políticamente correctos o progresistas, ‘Directo al grano’ y ‘Malas lenguas’, no borra su historial de escándalos.

RTVE

RTVE se encuentra en el ojo del huracán. Aunque se ha insinuado que los productores podrían dejar de encargarse directamente de los formatos, la idea de mantener la dirección de ‘Directo al grano’ o ‘Malas lenguas’ por WhatsApp resulta absurda.

Cornejo y Madrid Merca2.es
Óscar Cornejo y Adrián Madrid. Foto: Archivo.

La cadena pública se enfrenta a un desafío de coherencia: justificar ante la audiencia que dos condenados por revelación de secretos de una menor continúen implicados en proyectos de gran audiencia. La gestión de riesgos, la reputación y la presión social convergen en un escenario donde cada decisión es analizada minuciosamente. Y más aun, teniendo en cuenta las ganas que se le tienen a RTVE por una subida de audiencia que escuece en la derecha política y, sobre todo, a sus competidores.

El entramado mediático refleja además un juego de alianzas y posibles venganzas. Según algunas voces, las entrevistas de El País y RTVE se habrían utilizado para desgastar a Mediaset y Unicorn Content, influyendo en la presión sobre Telecinco.

A nadie se le escapa que la incapacidad de Unicorn Content para levantar Telecinco y el futuro deseo de La Osa de instalarse en Mediaset, si hay un cambio de Gobierno que los apee de RTVE, han creado un caldo de cultivo en el que Cornejo y Madrid no solo podrían buscar su desquite, sino aumentar sus posibilidades de gozar de un negocio futuro en su antigua casa.

En el centro de todo, el negocio sigue girando. Los productores que ayer explotaban la intimidad ajena hoy construyen discursos progresistas mientras mantienen el mismo modelo de televisión, sea rosa o política: formatos atractivos, enfrentamientos calculados, tertulianos estrella y una narrativa que busca negocio. Los cambios son solo estéticos: los «muñecos» cambian, la pantalla cambia, pero la lógica del negocio permanece.

Y del otro lado, aparecen reinas eméritas de obsesiva fijación antigubernamental, ristra de decepciones como productora y carentes el mayúsculo talento de sus adversarios, que ahora quieren dejar claro que han sido escrupulosas con un despido que, según algunos críticos, quizá llega «demasiado tarde como para ir alardeando».

Las reacciones a ambas resoluciones evidencia cómo se mueve la maquinaria mediática, cómo se construyen alianzas, también entre rivales, y cómo se cocinan venganzas y competiciones dentro del ruidoso patio audiovisual español.


Publicidad