jueves, 27 noviembre 2025

El suplemento más usado del mundo podría estar desactivando tu metabolismo

- El cobre emerge como pieza clave en la salud humana frente al exceso de hierro.

A veces, el suplemento que parece ayudarte puede estar haciendo justo lo contrario. La vida en la Tierra, si uno se para a pensarlo un segundo, funciona un poco como un circo de tres pistas: en un lado el cobre, en otro el hierro y, en el centro, el oxígeno. Cuando estos tres artistas no se coordinan bien, el espectáculo se tuerce y aparece el estrés oxidativo, ese huésped incómodo que está detrás de miles y miles de síntomas registrados en el manual Merck. Y aun así, uno de los protagonistas de este equilibrio, el cobre, sigue siendo el gran olvidado en la medicina moderna. Casi escondido entre bambalinas.

El cobre: el general silencioso

suplemento
El cobre, un mineral decisivo para la producción de energía. Fuente: Canva

El cobre está implicado en procesos esenciales: la energía que producimos, la formación de huesos y sangre, la fertilidad… incluso la activación de hormonas. Y sin embargo, en muchas facultades de medicina se trata como si fuera un tema tabú. El experto con el que hablamos lo dice sin rodeos: es “el Voldemort de la medicina”.
A veces pienso que no somos conscientes de cuánto depende de algo tan pequeño y tan silencioso.

Publicidad

Este desconocimiento ha distorsionado incluso la forma en la que entendemos la anemia.

El mito de la anemia por falta de hierro

suplementos654 Merca2.es
El hierro reciclado sostiene gran parte de nuestra fisiología. Fuente: Canva

Según este especialista, la famosa “anemia por deficiencia de hierro” prácticamente no existe, excepto cuando hay una hemorragia importante. Lo dice tan convencido que asegura que este mensaje acabará escrito en su lápida. La mayoría de anemias modernas, explica, provienen en realidad de exceso de hierro, no de falta.

Y su argumento tiene lógica: el hierro es el elemento más abundante de la Tierra. Resulta extraño imaginar que la especie humana haya perdido la capacidad para gestionarlo.

La obsesión por suplementar hierro se remonta a los años posteriores a la Primera Guerra Mundial. En aquel momento se hicieron estudios con mujeres embarazadas, pero se interpretaron mal porque no se tuvo en cuenta la hemodilución, un fenómeno completamente normal del embarazo. De hecho, décadas después, un estudio enorme —150.000 nacimientos— reveló que las madres con bebés más sanos tenían niveles de hemoglobina que hoy se considerarían “preocupantes”.

A partir de ahí comenzó la fortificación de las harinas con hierro en EE. UU., Reino Unido y Canadá, una medida que, según el experto, está ya “fuera de control”.

Un dato que sorprende: el 95% del hierro que usamos cada día no viene de lo que comemos, lo reciclamos dentro del propio cuerpo gracias al bazo, el hígado y la médula ósea. Pero para que ese hierro pueda salir de las células que lo procesan, necesita la ayuda del cobre. Dos proteínas —la hefaestina y la ceruloplasmina— actúan como puertas que solo se abren si hay cobre suficiente.

Cuando vivimos con estrés crónico (emocional, físico, inflamatorio… ya sabe cada uno cuál le toca), aumenta la hormona hepcidina, que cierra estas puertas y secuestra el hierro dentro de los tejidos. Lo que se diagnostica como “falta de hierro”, muchas veces, no es más que hierro atrapado.

La ceruloplasmina, además, es como el director de orquesta del sistema antioxidante. Cuando falla, falla todo lo demás.

Un puzzle inesperado: vitaminas, colesterol y energía

suplementos441 Merca2.es
La mitocondria trabaja como un motor guiado por el cobre. Fuente: Canva

Aquí empieza a verse cómo todo está conectado. El cobre no trabaja solo:

El retinol (vitamina A) ayuda al cuerpo a transportar el hierro. Hay estudios de los años setenta que muestran cómo los niveles de hemoglobina suben en cuanto se repone.

La vitamina D, cuando se toma en exceso, puede dejar el sistema inmunitario demasiado “dormido”. Colesterol y magnesio también hablan mucho del estado energético del cuerpo.

Un colesterol alto, por ejemplo, puede ser simplemente una señal de que el organismo no está activando bien el oxígeno para producir energía.

El experto avisa especialmente de la combinación “peligrosa”: ácido ascórbico, vitamina D y zinc, que según él es la triada perfecta para agotar el cobre.

Cobre y energía: el motor oculto

YouTube video

Existe una enzima clave, la citocromo C oxidasa, que convierte el oxígeno en agua para liberar energía. Funciona gracias al cobre. Cuando falta, el cuerpo entra en un modo de energía pobre, aunque haya oxígeno de sobra. Es el famoso efecto Warburg.

Cada mitocondria, ese pequeño motor que tenemos en casi cada célula, alberga decenas de miles de átomos de cobre. La importancia es enorme.


Publicidad