jueves, 27 noviembre 2025

Ferran Adrià defiende a los migrantes: “Sin ellos, la hostelería en España se para”

El chef estrella advierte de la dependencia del sector en más de un 35 % de trabajadores inmigrantes y pide cuidarlos ante la actual crisis de talento.

El chef Ferran Adrià ha vuelto a ponerse en el centro del debate social y laboral con unas declaraciones contundentes sobre la situación de la hostelería en España y el papel clave de los trabajadores inmigrantes. Para Adrià, no hay duda: “Sin inmigración, nadie comería en este país”. Con esa frase puso en evidencia lo que muchos ya saben: el sector no solo depende del turismo, sino del esfuerzo diario de decenas de miles de personas procedentes del extranjero.

Durante su intervención en un programa reciente, el cocinero recordó que en su histórico restaurante, elBulli, llegaron a trabajar unas 2.000 personas, muchas de ellas llegadas de América Latina. “Yo no veía inmigrantes”, explicó —“eran igual que los demás” —, defendiendo que lo que para él realmente importa es el talento, no la procedencia. De las más de 1,4 millones de personas que trabajan en la hostelería en España, según sus datos, más del 35% son inmigrantes. Y, en su opinión, “se les tiene que cuidar”.

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Una posición coherente con su filosofía

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Para Ferran Adrià, la hostelería no puede entenderse sin la mezcla de culturas, experiencias y voluntades diversas. Cree que negar el protagonismo de los trabajadores extranjeros no solo sería injusto, sino contraproducente para la sostenibilidad del sector. “Cuando alguien viene de fuera y, si puedo, le pago un poco más —porque está lejos de su familia”, afirmó, poniendo en evidencia la necesidad de valorar su sacrificio y compromiso.

Este discurso contrasta con otras voces mediáticas que, en medio de crisis de empleo o debates migratorios nacionales, tienden a cuestionar la presencia de trabajadores externos. Adrià, sin embargo, apuesta por la integración, la solidaridad y la ética profesional: para él, la cocina —y la hostelería en general— no tiene fronteras, solo talento.

El contexto actual: crisis de talento y cierres en cadena

Adrià también ha advertido en otras ocasiones sobre la fragilidad del sector: estima que hoy seis de cada diez restaurantes no sobreviven más de cinco años. Una mezcla explosiva: alza de costes, precariedad, inflación, migración laboral reducida… y una consecuencia directa: cierres y cierres.

En ese escenario, la dependencia de personal inmigrante no es una elección, sino una necesidad histórica. Según sus datos, sueldos bajos, jornadas largas y condiciones exigentes hacen que el relevo local sea complicado. Sin trabajadores dispuestos —vengan de donde vengan—, la hostelería no funciona.

Ferran Adria secretos cocina Merca2.es
Chef Ferran Adriá en la exposición de su restaurante El Bulli

Ferran Adrià lanza un mensaje doble: práctico y solidario. Por un lado, reconoce la realidad laboral del sector; por otro, reclama dignidad y respeto hacia aquellos que lo sostienen. “Hay que cuidar a los buenos inmigrantes, que son mayoría”, dijo con claridad.

Para muchos jóvenes o trabajadores en busca de oportunidades, su testimonio supone un reconocimiento público importante. No se trata solo de mano de obra barata, sino de personas que entregan su tiempo, su esfuerzo y su vida para que los restaurantes funcionen, las mesas se llenen y la cultura gastronómica permanezca viva.

Quizás el tema más relevante dentro del eterno debate sobre la hostelería es el de mejorar las condiciones de todos aquellos que trabajan allí, siendo que nuestro país, además, vive del turismo y son muchos los testimonios de profesionales del sector que enfrentan jornadas imposibles, horas extra que no son tenidas en cuenta y salarios poco acordes al gran esfuerzo.

En definitiva, con su apellido siempre asociado a creatividad, vanguardia y alta cocina, Ferran Adrià ha decidido usar su altavoz también para denunciar la precariedad estructural del sector y reivindicar la dignidad de quienes lo mantienen en pie. Su mensaje es claro: sin inmigración no hay gastronomía, y sin respeto no hay futuro.


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