martes, 25 noviembre 2025

Joel Jolí, experto en imagen, nos da consejos para causar una primera muy buena impresión

La primera impresión se define en segundos. Para Joel Jolí, experto en imagen y fundador de Blackpier, dominar la comunicación no verbal permite transmitir seguridad, coherencia y propósito. Vestir con intención es construir identidad y ganar presencia.

Los primeros segundos siempre dicen más de lo que imaginamos. En una cultura donde las oportunidades se abren —o se cierran— en cuestión de miradas, aprender a comunicar desde la imagen se vuelve una herramienta decisiva. Cada gesto, cada prenda y cada detalle pueden inclinar la balanza a nuestro favor sin que pronunciemos una sola palabra.

En ese territorio, Joel Jolí, fundador de Blackpier y experto en comunicación no verbal, viene observando un fenómeno claro: cuando una persona domina su imagen, gana terreno, seguridad y presencia. Y sobre ese escenario construye su trabajo, asesorando a quienes buscan causar una primera impresión que deje huella.

Publicidad

La imagen como carta de presentación

La imagen como carta de presentación
Fuente: agencias

Para Jolí, la imagen no es un accesorio superficial. Es, como define, “una armadura” que acompaña, protege y potencia lo que cada uno quiere transmitir. Antes de hablar, el cuerpo ya habló; antes de saludar, la mirada ya dijo si hay seguridad, coherencia o improvisación. Nuestro cerebro tarda apenas unas décimas en evaluar a quien tiene enfrente, y en menos de siete segundos suele formarse una opinión que marcará toda la interacción.

Ese breve margen obliga a que la imagen esté pensada y alineada con el propósito. No se trata de vestir traje por obligación, sino de comprender qué buscamos comunicar y en qué contexto. Para una reunión laboral, una entrevista o un evento formal, la imagen debe respetar códigos, transmitir profesionalismo y mostrar coherencia entre la actitud y el estilo personal. Jolí insiste en que no existe una única forma de ir bien vestido: existe la forma correcta según cada objetivo.

Los detalles, sostiene, son decisivos. Una americana que calza bien, un pantalón a la altura justa o un color adecuado para la ocasión pueden transformar la imagen de alguien en segundos. Y lo mismo sucede al revés: cuando un pequeño error se nota, se convierte en protagonista. Por eso, Blackpier trabaja con más de 40 medidas para crear prendas que no solo vistan, sino que acompañen la identidad de cada cliente y refuercen su imagen frente a los demás.

Vestir con intención para construir identidad

YouTube video

Jolí observa un cambio en la manera en que los hombres encaran su imagen. Cada vez son más los que dedican tiempo a elegir qué ponerse, a combinar colores y a pensar cómo se verán en un entorno profesional o social. La moda clásica vuelve, pero reversionada, con guiños actuales que permiten conservar la esencia masculina sin perder frescura. Es la tendencia que él llama “actualizar lo tradicional”: trajes con líneas más cómodas, americanas con personalidad y detalles interiores capaces de iniciar conversaciones.

Pero más allá de la estética, la imagen también se relaciona con la actitud. Según Jolí, la seguridad nace de una combinación entre presencia, propósito y experiencia. Una persona puede no ser “naturalmente guapa”, dice, pero sí puede ser interesante. Y ahí la imagen cumple un rol clave: cuando uno se respeta y se cuida, los demás también perciben ese valor.


Publicidad