martes, 25 noviembre 2025

Grefusa se pasa de frenada: las subidas de precios ahogan su crecimiento

Grefusa parece haber chocado contra un muro. Hasta 2024, último ejercicio con cuentas disponibles, su crecimiento parecía imparable. Su agresiva política de subidas de precios le había permitido sortear con solvencia los problemas que han lastrado a muchas otras compañías. Entre 2020 y 2023, el margen bruto de Grefusa creció a un ritmo anualizado del 12,1% y los ingresos un 9%. Sin embargo, en el último año ese impulso se ha frenado: el margen solo avanzó un 2,7%, mientras que la facturación retrocedió un 3%.

«Las expectativas para 2025 son continuar con la línea alcista que venía experimentando la Sociedad [Grefusa SL] en ejercicios anteriores», señala la firma en sus cuentas. Para lograrlo, la compañía ha decidido ajustar la estrategia aplicada en los últimos años. En primer lugar, Grefusa centrará esfuerzos en reforzar la visibilidad de sus marcas más reconocidas. «El principal reto de este año es concentrar los recursos en apoyar los productos icónicos de Grefusa», explicaba recientemente Rafa Gandía, director de marketing.

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En segundo lugar, la empresa deberá revisar su política de precios tras varios ejercicios marcados por fuertes incrementos, en muchos casos muy por encima de la inflación. De hecho, la subclase de frutos secos y frutos con cáscara es una de las que menos han subido desde la pandemia—solo un 6,86% entre 2020 y diciembre de 2024, según el INE—. Este ajuste también responde a la creciente presión competitiva, ya que las marcas blancas han ganado cuota de mercado gracias a precios más bajos.

Grefusa: poder de fijación de precios

Piponazo, MisterCorn, Papadeltas, Gublins o las veteranas Jetas (registradas en 1992) son algunas de las marcas más emblemáticas del universo Grefusa. Esta cartera de productos únicos y con fuerte aceptación otorga a la empresa un notable poder de fijación de precios. Esa fortaleza permitió a Grefusa elevar sus tarifas en los últimos años y sostener la demanda incluso en un entorno complicado.

Ese poder de Grefusa se observa con claridad al analizar su margen bruto, que resulta de restar a los ingresos el coste directo de los bienes vendidos. Esta métrica permite evaluar la rentabilidad del negocio principal. Cuanto más elevado es el margen, mayor es la ventaja competitiva de la compañía y mayor su capacidad para fijar precios por encima del mercado, al no existir sustitutos directos.

En el caso de Grefusa, el margen bruto ha escalado con fuerza desde la pandemia. En 2024 era un 45% superior en términos absolutos y la ratio de margen bruto se ha incrementado cinco puntos porcentuales, hasta situarse cerca del 40%. Una cifra relevante que evidencia un poder de fijación muy elevado.

Además, ese poder no solo se ha mantenido, sino que se ha ejercido de forma consistente: el margen bruto encadena cuatro años consecutivos al alza. El margen operativo incluso ha crecido más rápido. Entre 2020 y 2024 se disparó un 141% —aunque parte del repunte proviene de la caída registrada en el año del Covid— y, si se compara con 2019, también se ha más que duplicado.

El apalancamiento operativo en Grefusa

En el plano operativo es donde Grefusa marca verdaderamente la diferencia. El beneficio de explotación ha avanzado a un ritmo anualizado del 33% en los últimos años, prácticamente triplicando la cifra de 2019. Esta evolución responde a una estructura altamente apalancada, donde cada incremento de ingresos —impulsado además por precios más elevados— dispara la rentabilidad operativa.

Ese apalancamiento también se refleja en la expansión de su huella industrial. Grefusa abrió en 2023 una nueva fábrica en Alzira (Valencia), con una inversión de 13 millones de euros y dedicada a la producción de frutos secos. Además, ha anunciado la construcción de una planta adicional en Portugal, con una inversión superior a 7 millones.

Sin embargo, no todo es favorable. Los precios elevados respecto a las marcas blancas y la creciente competencia han comenzado a pasar factura. En el último año, Grefusa ha perdido parte de su poder de fijación: el margen bruto solo creció un 2,7% entre 2023 y 2024 —el avance más débil en cinco años y un 83% inferior al registrado entre 2022 y 2023—. La facturación, además, cayó un 2,9%, algo que no había ocurrido ni siquiera en 2020.

En definitiva, Grefusa sigue siendo una empresa sólida. Tras años de subidas de precios muy por encima de la inflación, ha ampliado sus márgenes y reforzado su rentabilidad. No obstante, si no ajusta su estrategia a las nuevas dinámicas de precios y consumo, el mismo apalancamiento operativo que antes jugaba a su favor podría convertirse en un riesgo.


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