martes, 25 noviembre 2025

Alejandro Estrada (46), actor: «Esa energía que siempre identifiqué como proactividad… en realidad era ansiedad, y estuvo ahí toda la vida»

- La historia íntima de un actor que aprendió a convivir con la ansiedad sin renunciar a su vocación.

Alejandro Estrada, actor y empresario colombiano, habla de la ansiedad con una franqueza que desarma. “He estado casado desde muy chico con la ansiedad”, confiesa, como quien por fin pone nombre a un compañero incómodo que siempre estuvo ahí. Durante mucho tiempo creyó que esa energía era proactividad, ese “me da tiempo para todo” que tanto admiraba la gente. Luego entendió que no: que era ansiedad pura y dura, una corriente interna que debía aprender a sobrellevar. Y ese aprendizaje —dice— lo acompañará “hasta mis últimos días, porque es aprender a vivir con ella”.

Una ansiedad que terminó estallando delante de las cámaras

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Estrada relata cómo la ansiedad marcó su vida personal y profesional. Fuente:Canva

Esa lucha interna no se quedó en casa. A veces se escapó donde menos debía. Estrada recuerda con nitidez el momento en que la ansiedad lo sobrepasó durante su participación en MasterChef:
“Mi salida fue eso: un ataque de ansiedad. Yo ya había terminado, veía que todos seguían y yo solo quería que esto se acabara”.

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La combinación de cámaras, presión, compromisos económicos, pensar en su hijo y seguir el ritmo del reality lo llevó al límite. Y ahí, en ese desborde, quebró una regla del programa. No fue rebeldía: fue supervivencia emocional.

Una pasión que venía escrita desde niño

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La actuación fue siempre su refugio, incluso en momentos difíciles. Fuente:Canva

A pesar de los sobresaltos, Estrada nunca ha dudado de algo: actuar es su casa. “Mi pasión desde muy chico”, recuerda. Creció rodeado de arte, con una madre que fue madre y padre al mismo tiempo, y de ese hogar salió con la sensibilidad y la vocación ya tatuadas.

Su forma de enfrentarse al mundo profesional siempre fue de lanzarse, sin más:
“Sin miedo al éxito, sin miedo al éxito… y hoy en día lo mismo”.
Los primeros años le sonrieron, todo fluía. Hasta que, como le sucede a tantos, llegó la curva descendente: menos llamadas, menos proyectos, más incertidumbre.

El Plan B que lo mantuvo de pie (y que hirió al ego)

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Hablar de las ausencias le permitió entender su propio camino. Fuente:Canva

Cuando las oportunidades comenzaron a escasear, apareció la voz firme de su madre:
“Estudia algo serio que vaya de la mano con lo que usted hace”.

Ese consejo le cambió el destino. A los 24 años entró a estudiar mercadeo y publicidad. Lo llama su “caja de Pandora”, porque al principio no entendía cómo esa decisión lo salvaría. Pero lo hizo: le dio estabilidad económica cuando la actuación no la garantizaba.

Sin embargo, aceptar ese camino tuvo un coste emocional:
“Ese ego es el que no te deja… uno se siente menos si toma un bus después de haber tenido la mejor moto o el mejor carro”.
Es una frase que retrata muy bien lo que no se suele decir en voz alta: que el ego del actor puede ser su mayor enemigo.

Alejandro no esperó a que el destino tocara la puerta. Él la tocó primero. Maleteó, buscó, insistió. Lo que otros delegaban en managers, él lo hacía con su propia energía. Como le repetía su madre:
“La cara del santo hace el milagro”.

Las ausencias: un dolor que recién ahora pudo nombrar

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En un momento inesperadamente íntimo, Estrada reveló algo que llevaba toda la vida sintiendo y nunca había formulado:
“Mi trauma… son las ausencias”.

La muerte de su padre cuando él tenía solo dos meses, la partida de un amigo, el desprendimiento de su madre y el adiós a su hijo cuando se fue a estudiar a otro país a los 14 años. Todo eso fue moldeando su forma de estar en el mundo.
“Mi padre fallece cuando yo tengo dos meses… ahí está la formación en el hogar”, reflexiona ahora, como quien por fin mira la pieza que faltaba en el rompecabezas.


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