Hay mensajes médicos que suenan serios, técnicos… y luego están los que te remueven por dentro porque sabes que apuntan a una verdad incómoda. Eso es exactamente lo que está haciendo el Dr. Cristóbal Morales, endocrinólogo y experto en metabolismo en el Hospital Vithas Sevilla. Su voz, mezcla de firmeza y preocupación real, repite un concepto que aún cuesta aceptar socialmente: la obesidad no es un fallo personal, no es una elección… es una enfermedad. Y una enfermedad con consecuencias profundas.
“Me voy a repetir hasta la saciedad: la obesidad es una enfermedad. No es un acompañante, es una puerta de entrada”, insiste. Y lo dice con esa claridad que solo da ver, durante más de 20 años, cómo llegan los pacientes cuando el daño ya está hecho.
Una enfermedad que empuja al cuerpo al límite

Morales lo explica de una forma que cualquiera puede entender. Imagina al corazón trabajando a diario con un peso extra que no debería estar ahí. Imagina, además, que el tejido graso se “rompe” y empieza a generar una inflamación silenciosa que irrita las arterias, las estrecha y prepara el terreno para infartos y otras complicaciones graves.
Y eso es solo un pequeño fragmento. La lista completa supera las 200 complicaciones: diabetes tipo 2, hipertensión, problemas articulares, apnea del sueño, trastornos metabólicos, ansiedad, depresión… Y, aun así, seguimos hablando de “echarle ganas” o “tener fuerza de voluntad”.
¿Por qué cuesta tanto adelgazar? Porque el cuerpo te protege… a su manera

Aquí viene una de esas verdades que suelen romper mitos:
La dificultad para perder peso no es falta de fuerza de voluntad: es biología pura.
Nuestro cuerpo está programado desde la prehistoria para ahorrar energía a toda costa. Por eso, cuando haces una dieta restrictiva, el cuerpo responde bajando la leptina (te entra más hambre), reduciendo tu gasto energético y activando mecanismos de defensa que dificultan adelgazar. No es que “no puedas”, es que tu organismo está intentando protegerte como si siguiera viviendo en el Paleolítico.
Por eso el Dr. Morales insiste en que la obesidad debe ser tratada desde la medicina, con un enfoque multidisciplinar, y no desde “dietas milagro” sacadas de internet.
No existe una sola obesidad… existen “obesidades”

Esta es otra de sus frases que se quedan grabadas: “Ya no hablamos de obesidad. Hablamos de obesidades.”
Cada persona arrastra una historia diferente: genética, hormonas, estrés, entorno, nivel socioeconómico, emociones… No existe un único camino, ni una única solución.
“Como es una enfermedad, acude a un equipo especializado que pueda diagnosticarte y acompañarte desde la ciencia… y desde el corazón también”, pide Morales.
Y lo dice con la convicción de alguien que ha visto casos muy difíciles salir adelante cuando por fin reciben el tratamiento adecuado.
Nunca es tarde. Nunca.
Uno pensaría que, después de tantos años de consulta, Morales sería más pesimista. Es justo lo contrario. Su mensaje es profundamente humano y lleno de esperanza:
“Nunca es tarde; aunque vengas con 50, 60 o 70 años, siempre podemos mejorar. Mi objetivo no es un número en la báscula. Eso es del siglo pasado. Mi objetivo es darte años de vida… y mucha vida en esos años.”
Ese enfoque cambia completamente la conversación: la meta no es la estética, ni un peso concreto, sino vivir mejor, más tiempo, con más calidad.
Un mensaje final que combina ciencia, honestidad y corazón
Si hubiera que resumir la visión del Dr. Morales en una sola frase sería esta:
La obesidad se debe tratar. Se puede tratar. Y nunca es demasiado tarde para empezar.
Y quizás hacía falta escuchar esto, así, sin rodeos pero con humanidad, para que empecemos a tomarnos en serio lo que durante años se disfrazó de estética, de pereza o de culpa.









