Los cambios tecnológicos avanzan con una velocidad que desafía nuestras rutinas más arraigadas. En ese escenario, Francesc Miralles observa un punto de inflexión que definirá la vida de millones de personas: el momento en el que la Inteligencia Artificial realice la mayoría de las tareas que hoy ocupan nuestras horas. Según el especialista en desarrollo personal, ese futuro obligará a las sociedades a buscar un nuevo sentido, quizá más humano y profundo que el que hemos tenido hasta ahora.
En sus reflexiones, Miralles advierte que el ser humano posee una capacidad de adaptación sorprendente. Sin embargo, también reconoce que la comodidad actual ha apagado preguntas esenciales. Y cuando la Inteligencia Artificial realice el trabajo por nosotros, el desafío será comprender qué hacemos con ese tiempo liberado.
El propósito en un mundo liderado por la Inteligencia Artificial

Miralles recuerda que las grandes crisis suelen revelar prioridades ocultas. Durante la pandemia, millones de personas descubrieron que sus empleos no les importaban tanto como creían. Aquella renuncia masiva, que en Estados Unidos dejó a ocho millones de trabajadores fuera del sistema durante semanas, nació de un replanteo existencial que podría repetirse cuando la Inteligencia Artificial se consolide como fuerza laboral dominante. El autor explica que, para 2030, la IA estará entrenada para desempeñar buena parte de las profesiones tradicionales: desde tareas contables hasta labores jurídicas o administrativas.
Ante ese escenario, el talento humano tendrá que girar hacia otras habilidades. Miralles señala que todo lo que pueda hacerse mecánicamente será resuelto por la Inteligencia Artificial, por lo que la creatividad y el pensamiento lateral serán esenciales. El mundo necesitará personas capaces de imaginar soluciones nuevas y proyectos que no existan todavía. Sin esa mirada creativa, el riesgo será quedar relegado a un rol pasivo en una sociedad hipertecnologizada.
El valor del aburrimiento en tiempos de Inteligencia Artificial
Para el escritor, habrá un retorno inevitable hacia la introspección. Cuando la Inteligencia Artificial se ocupe de las tareas repetitivas, miles de individuos se verán frente a una hoja en blanco. Ese aparente vacío podría convertirse en un motor creativo. Miralles insiste en que del aburrimiento nacen las mejores ideas y que liberar espacio mental es indispensable para cualquier proceso creativo. Además, recuerda que la saturación digital —agravada por la presencia constante del móvil— bloquea la atención y reduce la capacidad de generar ideas originales, algo que la Inteligencia Artificial no podrá reemplazar.
El especialista sugiere volver a pequeñas prácticas cotidianas: caminar sin el móvil, permitir que las tardes libres no tengan un plan definido, reconectar con la naturaleza y con las conversaciones auténticas. Estos hábitos ayudan a recuperar una presencia que la hiperconectividad ha ido erosionando. Cuando la Inteligencia Artificial tome el control de las tareas operativas, será ese contacto humano el que marque la diferencia.








