lunes, 24 noviembre 2025

Arturo Pérez-Reverte (74), escritor y periodista: «La ignorancia ahora es voluntaria. Los jóvenes quizá deberían mirar menos el juego, Instagram o qué ropa lleva Rosalía»

En un tiempo acelerado y dominado por pantallas, Arturo Pérez-Reverte advierte sobre una “ignorancia voluntaria” que afecta a los jóvenes. Reclama recuperar la memoria, la lectura y la escucha a los mayores frente a la dictadura de lo inmediato.

En tiempos donde la velocidad lo condiciona todo, Arturo Pérez-Reverte vuelve a levantar una mirada crítica sobre la cultura contemporánea. A sus 74 años, el escritor observa con una mezcla de serenidad e ironía cómo se transforman los códigos sociales, mientras reclama una pausa que permita escuchar a quienes ya han recorrido más camino. En medio de pantallas captadas por Instagram, las prisas y las modas fugaces, su voz irrumpe para recordar que la experiencia aún importa.

Con la presentación de su nueva novela, Pérez-Reverte retoma una conversación que nunca agota: la relación entre los jóvenes, la cultura y la memoria. En su diagnóstico, la tecnología ofrece libertad, pero también un riesgo silencioso. Instagram, omnipresente en la rutina diaria, aparece como símbolo de esa tensión entre curiosidad real y distracción perpetua, entre conocimiento y una ignorancia que, según él, hoy es elegida.

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La vejez como ventana al mundo que se desvanece

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Pérez-Reverte no habla de la vejez como una condena, sino como un territorio de valor. Recuerda que cada anciano esconde una biografía que no suele verse en la superficie: amores, derrotas, batallas ganadas o perdidas y un sinfín de episodios que Instagram nunca podría capturar con justicia. Para él, pedir a un mayor que se adapte al ritmo actual es un error que empobrece a todos. Lo esencial —dice— es escucharlos.

Mientras en muchas sociedades occidentales la vejez se esconde, él reivindica su lugar. Las generaciones jóvenes, educadas entre pantallas, tienden a observar el presente con un filtro inmediato, similar al que Instagram ofrece. Sin embargo, el escritor insiste en que la vida necesita otra velocidad, una que permita entender por qué las cosas son como son. Esa capacidad de comprender, asegura, se desarrolla mucho más lejos del brillo de Instagram.

Reverte apela a su propia memoria. Habla de sus años como reportero, cuando la guerra lo obligó a madurar deprisa y la cultura fue su único escudo. La lectura, recuerda, lo salvó del desconcierto. Hoy teme que, en un mundo donde Instagram marca tendencias y ritmos, esa herramienta de supervivencia intelectual se esté debilitando.

Instagram: Ignorancia voluntaria y un mundo en transformación

Instagram: Ignorancia voluntaria y un mundo en transformación
Fuente Pexels

El autor identifica un fenómeno inquietante: la ignorancia ya no es una consecuencia, sino una elección. Los jóvenes —sugiere— usan Instagram como un refugio que evita preguntas difíciles. Se entretienen con lo inmediato mientras el mundo cambia con una rapidez que exige reflexión. Y ese desinterés, advierte, los vuelve vulnerables a la manipulación digital.

Pérez-Reverte sostiene que, en la era del algoritmo, todo se vigila y todo se anticipa. Instagram y otras plataformas recopilan hábitos, deseos y miedos con la precisión de un notario silencioso. Frente a ese escenario, insiste en que la cultura es la única defensa posible: leer, pensar, conocer. Solo así —explica— puede uno resistir el Apocalipsis digital que, en su opinión, llegará tarde o temprano.

El escritor observa este final de ciclo sin dramatismos. Acepta que el mundo para el que fue educado se desvanece, del mismo modo en que Instagram redefine la vida cotidiana. Sin embargo, reivindica la serenidad de aceptar el paso del tiempo. Como el príncipe Salina en El Gatopardo, camina hacia ese horizonte con un cigarro invisible y la convicción de que cada era tiene su belleza y su despedida.


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