Los datos más recientes revelan una realidad que Europa aún no consigue resolver. A pesar de los avances sociales y económicos, las mujeres trabajadoras siguen enfrentando una brecha salarial persistente que condiciona su presente y también su futuro. Cada año, la fecha simbólica que marca el inicio del “trabajo gratis” para ellas se mueve unas jornadas más adelante, pero la desigualdad continúa marcada en cifras que impactan en la vida diaria.
En este contexto, la Comisión Europea señala que las mujeres trabajadoras cobran por hora un 12% menos que los hombres, una diferencia que se amplifica cuando se observa la presencia masculina en los puestos mejor pagados y la mayor carga de empleos parciales que recae sobre ellas.
Un mapa salarial que todavía penaliza a las mujeres
La escena se repite en la mayoría de los países miembros: las mujeres trabajadoras cargan con un salario mensual sensiblemente inferior al de sus colegas hombres. España no es la excepción. Según los datos más recientes del INE, el salario bruto mensual de las mujeres trabajadoras fue 430 euros más bajo. Ellos percibieron 2.593 euros; ellas, 2.163. Esta distancia, que parece pequeña en una lectura aislada, se transforma en un abismo cuando se analiza su impacto a final de mes.
El desequilibrio también se observa en los tramos de ingresos más bajos. Entre quienes no llegan a los 1.600 euros, el 40% son mujeres trabajadoras, mientras que los hombres representan apenas el 21%. Esto significa que en los niveles salariales más vulnerables hay prácticamente el doble de mujeres que de hombres. Una fotografía clara de cómo las mujeres son empujadas a los márgenes económicos con mayor frecuencia.
A esta situación se suma que el empleo parcial —menos estable y peor remunerado— continúa siendo más habitual entre las mujeres, un patrón que evidencia cómo la conciliación, el cuidado familiar y los roles históricamente asignados impactan aún hoy en la autonomía económica.
Mujeres trabajadoras: Un presente desigual que define un futuro más frágil

La brecha salarial no muere en la nómina mensual. El desfase se proyecta hacia adelante, transformándose en una brecha de pensiones que condiciona el retiro de las mujeres trabajadoras. Actualmente, en Europa cobran un 24,5% menos que los hombres al jubilarse, un reflejo directo de toda una vida de ingresos inferiores.
Pero el impacto no se limita al plano individual. Según estimaciones recientes, la desigualdad de género en España supone una pérdida de más de 250.000 millones de euros al año, una cifra que demuestra cómo la discriminación laboral hacia las mujeres trabajadoras también frena el crecimiento económico del país. La ecuación es clara: si existiera igualdad salarial, el PIB podría incrementarse alrededor de un 15%.
Mientras tanto, las instituciones europeas insisten en la urgencia de avanzar hacia un equilibrio real, uno que no solo cierre brechas salariales, sino que también reconozca la contribución histórica de las mujeres trabajadoras. Porque detrás de cada cifra hay vidas, trayectorias y decisiones que merecen una retribución justa.









