domingo, 23 noviembre 2025

María Aperador (28), criminóloga: «Nadie debería tener acceso a tus conversaciones sin tu permiso explícito pero no es así»​

La criminóloga María Aperador alerta sobre el acceso indebido a nuestras conversaciones y expone cómo fallas, filtraciones y modelos comerciales opacos amenazan la privacidad. Advierte que la tecnología avanza más rápido que las protecciones destinadas a resguardar nuestra intimidad.

Los avances tecnológicos han transformado la forma en que vivimos, pero también han abierto un debate urgente: qué ocurre realmente con nuestras conversaciones. En un contexto en el que cada dispositivo parece saber algo más de lo que decimos, la privacidad ya no es solo un derecho, sino un desafío diario que pocos saben enfrentar.

En los últimos años, distintas filtraciones y casos reales han revelado prácticas inquietantes. Aunque las compañías tecnológicas sostienen que no escuchan nuestras conversaciones, la aparición de documentos, vulnerabilidades y fallas de seguridad sembraron una duda legítima: ¿cuánto control tenemos en realidad sobre lo que decimos cerca de nuestros dispositivos?

Publicidad

Cuando la realidad supera a la sospecha

YouTube video

María Aperador, criminóloga de 28 años, lo resume con una frase tan directa como incómoda: “Nadie debería tener acceso a tus conversaciones sin tu permiso explícito, pero no es así”. Su advertencia cobró sentido en 2024, cuando salió a la luz un documento que cambió el panorama digital. Cox Media Group, un gigante estadounidense, ofrecía un producto llamado Active Listening, capaz de capturar conversaciones desde micrófonos de móviles, televisores y altavoces para vender publicidad hiperpersonalizada.

La filtración mostraba un modelo comercial que proponía escuchar conversaciones en tiempo real, combinarlas con datos de navegación y vender anuncios ajustados al detalle de lo dicho en voz alta. Entre los supuestos socios figuraban Google, Meta y Amazon, que negaron tajantemente haber participado, conscientes del riesgo legal y reputacional que implicaría admitir algo así. Aun así, el simple hecho de que esta tecnología estuviera diseñada, y que existiera un mercado dispuesto a pagar por conversaciones, encendió todas las alarmas.

Para Aperador, la advertencia es clara: si una empresa lo intentó y tuvo clientes interesados, ¿cuántas más podrían estar explorando caminos similares? La criminóloga señala que el problema no es solo la tecnología, sino el incentivo económico de un sistema que valora las conversaciones tanto como cualquier otro dato personal.

¿Nos escuchan las conversaciones o solo lo parece?

¿Nos escuchan las conversaciones o solo lo parece?
Fuente: agencias

Los especialistas coinciden en que, de forma generalizada, las grandes aplicaciones no graban nuestras conversaciones para mostrar anuncios. Los sistemas operativos alertan cuando el micrófono está en uso y el coste de procesar audio masivo sería astronómico. Aun así, existen casos documentados de vulnerabilidades que permitieron convertir altavoces inteligentes en auténticos espías capaces de transmitir conversaciones sin que los usuarios lo notaran.

Además, incidentes como las grabaciones revisadas manualmente por empleados de Amazon en 2019 demuestran que fragmentos de conversaciones pueden quedar almacenados sin que los usuarios lo sepan. Aunque estas compañías afirman que todo ocurre bajo consentimiento, Aperador recuerda que el 91% de las personas acepta los términos sin leerlos, abriendo la puerta a que ciertas conversaciones queden expuestas sin intención.

Buena parte de la sensación de vigilancia proviene también de un fenómeno psicológico: el efecto de frecuencia. Tras hablar de algo, creemos que los anuncios aparecen como respuesta directa a nuestras palabras, cuando en realidad suelen explicarse por búsquedas previas, patrones de consumo o simple coincidencia.

Aun así, la criminóloga insiste en que es vital aprender a detectar señales anómalas: indicadores del micrófono activos sin motivo, aplicaciones con permisos injustificados o consumos exagerados de datos que podrían sugerir que las conversaciones están siendo capturadas por apps dudosas. Revisar ajustes, limitar accesos y mantener los dispositivos actualizados son pasos esenciales para recuperar el control.


Publicidad