sábado, 22 noviembre 2025

Dr. Iñaki Piñuel (59), psicólogo: «De absolutamente todo puede recuperarse la mente humana»

- Una mirada directa y humana del Dr. Iñaki Piñuel sobre la desesperación causada por el trauma emocional.

La mente puede romperse en silencio cuando el trauma viene de quienes más amamos. En una reflexión reciente sobre salud emocional y trauma, el Dr. Iñaki Piñuel, conocido por su trabajo en violencia psicológica, habló de un tema que, solo de escucharlo, ya pesa en el pecho: la desesperación. No esa tristeza pasajera de un mal día, sino esa angustia profunda que aparece cuando alguien ha sido herido donde más duele: en el vínculo, en la confianza, en la relación con quienes deberían habernos cuidado.

La raíz del dolor: cuando el trauma viene de quienes amamos

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El trauma emocional deja marcas profundas que no siempre se ven. Fuente: Canva

El Dr. Piñuel explica que la desesperación no nace de un único susto o un episodio puntual —como un accidente o un desastre natural—, sino de algo mucho más sutil y cruel. Surge de acciones reiteradas, constantes, que poco a poco desgastan el alma: desprecios, manipulaciones, traiciones, humillaciones.
Y lo más duro es que suele venir de personas significativas: parejas, padres, familiares o superiores en el trabajo.
No se muerde la lengua:
“La actuación tóxica y abusiva ha generado una herida psicológica… un verdadero hematoma psíquico”.

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Con el tiempo, ese golpe emocional va quitando la ilusión, la motivación, incluso las ganas de seguir adelante. Es un desgaste silencioso.

Nombrar para entender: víctima no es un insulto

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El duelo bloqueado puede convertirse en desesperación crónica. Fuente: Canva

Piñuel insiste en algo que incomoda a muchos: hay que llamar víctima a la víctima. No es debilidad ni un gesto compasivo. Es justicia.
Dice algo que descoloca, pero tiene sentido:
“La víctima lo es y, al serlo, deviene instantáneamente inocente de todo cuanto desde tantos lugares se le atribuye”.

El problema —y quienes han pasado por esto lo saben bien— es que existe una auténtica maquinaria social para silenciar a las víctimas. Se las acusa de exageradas, inestables, dramáticas… un intento de borrar su voz y convertirlas en culpables de su propio sufrimiento.

El duelo bloqueado: cuando la mente no encuentra salida

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El silencio impuesto es parte del daño psicológico. Fuente: Canva

La desesperación, explica, es hija directa de un duelo que no pudo hacerse. La persona esperaba amor o respeto y recibió:
“Bullying, maltrato, traición, ataques y violación sistemática de la confianza”.

¿Cómo procesa eso la mente? Muchas veces, no puede.

Además, la presión social añade otra capa dolorosa:
“No llores”, “contrólate”, “sé fuerte”, “no hagas un drama”.
El Dr. Piñuel es tajante con esto:
“Lo peor que podéis hacer ante una persona que está llorando es decirle que se calle o avergonzarla”.

Cuando el dolor se reprime una y otra vez, termina endureciéndose, convirtiéndose en una especie de roca emocional interna. Él lo llama con precisión quirúrgica:
“La desesperación es la fosilización de un duelo que no pudo canalizarse”.

Este estado puede prolongarse incluso después de que la relación abusiva haya terminado. A menudo, se diagnostica como depresión o ansiedad sin entender que la raíz es el trauma. Incluso algunas enfermedades autoinmunes, sugiere, podrían ser reacciones físicas a un daño emocional mal interpretado por el propio sistema inmunitario.

El camino hacia adelante: liberar la presión

Aun así, Piñuel no se queda en la oscuridad. Ofrece algo muy parecido a la esperanza.
La salida existe, y empieza por sentir el duelo, no por evitarlo.
La psicoterapia, dice, busca “pinchar la bolsa” del dolor acumulado para que la presión se libere antes de que reviente internamente.

Muchas víctimas temen enfrentarse a ese dolor, como si abrir la compuerta pudiera arrasarlo todo. Pero él insiste: es un miedo infundado.
La mente humana, recuerda, es mucho más fuerte de lo que creemos:
“De todo puede curarse la mente humana”.

Un fenómeno que crece: la desesperación como trampa social

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El Dr. Piñuel advierte que este estado de desesperanza se está extendiendo, sobre todo entre los jóvenes. Y dice algo inquietante: este fenómeno beneficia a lo que llama la “Matrix psicopática”.

En sus palabras:
“Las personas desesperadas abdican de su responsabilidad moral porque, con tal de sobrevivir, todo puede ser validable”.

El reto, entonces, es romper ese ciclo: reconocer el trauma, confrontarlo, llorarlo y, finalmente, volver a elegir la vida. No la supervivencia mínima, sino la vida plena.


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