A veces olvidamos que una dieta realmente saludable empieza por el equilibrio, no por la restricción. La nutricionista deportiva Katherine Figueroa, conocida con cariño como “Nutri Pinky”, habla con una claridad desarmante sobre los pilares que, en su experiencia, realmente transforman la salud y el rendimiento de un atleta. Su forma de explicar las cosas —directa, cercana y llena de ejemplos cotidianos— le da a temas complejos un tono profundamente humano. Entre risas, anécdotas y reflexiones más serias, va hilando cuestiones tan esenciales como el papel de los carbohidratos, los riesgos de llevar el fisicoculturismo al extremo, la conexión entre el intestino y el cerebro, y ese delicado equilibrio entre rendir bien y sentirse bien.
La mentalidad del deportista y la disciplina: una mezcla contagiosa

Para Figueroa, trabajar con deportistas suele resultar fluido. Ella lo atribuye al lazo tan potente que existe entre mover el cuerpo y sentir la mente ligera. El deporte, dice, tiene ese efecto casi terapéutico de bajar el ruido interno. Por eso no le sorprende que la mayoría de quienes llegan a su consulta tengan una actitud positiva, ordenada y con gusto por la disciplina.
“Son personas relajadas, felices, que les gusta la disciplina”, comenta con espontaneidad.
En su consulta pasan perfiles muy distintos: crossfitters, levantadores, corredores, triatletas y hasta artistas marciales. Pero todos coinciden en algo: quieren superarse y saben que la alimentación no es un complemento… es parte del entrenamiento.
Carbohidratos: sí, son oro (y no es metáfora)

Uno de los puntos en los que Katherine es tremendamente enfática es en el valor de los carbohidratos. Todavía hay quien los mira con miedo, sobre todo quienes recién comienzan o siguen dietas de moda, como la keto, sin orientación profesional. Pero ella lo dice sin rodeos: para un deportista, el carbohidrato es literalmente energía disponible.
“Al comer carbohidrato tienen mucha más energía, no altera su composición corporal, mejora su rendimiento… para el deportista el carbohidrato es como el oro”, afirma.
Así de simple. Y así de cierto.
Además, advierte que restringir demasiado este macronutriente es una de las razones más comunes detrás de los trastornos alimentarios en personas que no pertenecen al mundo del fisicoculturismo.
Calidad antes que cantidad: volver a lo esencial

Para Katherine, la salud no se encuentra en seguir una lista de prohibiciones ni en sumarse a la dieta de moda del mes. Para ella, lo saludable es algo más sencillo, pero a la vez más profundo.
“Estar saludable no es seguir ningún tipo de dieta… es no restringirse con ningún alimento y comer equilibradamente”, afirma.
Y recuerda que no basta con contar calorías:
“Tenemos que preocuparnos también de los micronutrientes que estamos consumiendo”.
La calidad del alimento —su origen, su densidad nutricional, su variedad— influye directamente en cómo nos movemos, cómo pensamos y cómo nos recuperamos.
El intestino y el cerebro: una conversación constante
Uno de los temas que más entusiasman a Figueroa es la relación entre la salud intestinal y la salud mental. Hoy sabemos que existe una comunicación directa entre ambos, casi como un diálogo permanente.
“Hay una conexión bidireccional entre el cerebro y nuestro intestino… es nuestro segundo cerebro”, recuerda.
Por eso insiste en variar frutas y verduras, en no caer en la monotonía alimentaria, porque esa falta de diversidad termina dañando la flora intestinal y, con ello, nuestra estabilidad emocional.
El mensaje final: paciencia, hábitos y un poco de cariño propio
Para cerrar, Katherine comparte algo muy íntimo: su forma de bajar el estrés es entrenar tres o cuatro veces por semana. Entre la maternidad, el trabajo y el día a día, ese rato se ha convertido en su refugio.
A quienes están empezando, les deja un mensaje que suena a abrazo:
“No se autoexijan demasiado. Pónganse metas reales. Cada hábito suma… paciencia. Apapáchense, porque su cuerpo y su mente están dando lo mejor que pueden”.









