jueves, 20 noviembre 2025

España aumentará un 18% su inversión tecnológica en 2025, hasta llegar a los 2.000 millones de dólares

La región sur de Europa también participa de este impulso. Se estima que captará cerca de 2.900 millones de dólares en 2025, situándose como una de las zonas con mejor comportamiento del continente.

El impulso del ecosistema digital europeo vuelve a colocar a España entre los países con mayor proyección tecnológica del continente. Las previsiones que sitúan la inversión nacional en torno a los 2.000 millones de dólares en 2025 consolidan un avance sostenido que supera los niveles registrados antes de la pandemia.

Este crecimiento confirma el atractivo del país para el capital internacional y para los sectores emergentes basados en inteligencia artificial, datos, automatización y soluciones de alto valor añadido.

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En un contexto de intensa competencia global, el refuerzo de la inversión tecnológica contrasta con la ralentización que experimentan otras áreas de la economía. El dinamismo de las empresas digitales, acompañado de un aumento del número de compañías escalables, refleja un entorno más maduro, con mejores infraestructuras digitales y un tejido emprendedor más robusto.

España se sitúa así en una posición estratégica dentro del sur de Europa, región que continúa fortaleciendo su perfil innovador.

Mayor flujo de inversión en un ecosistema que gana madurez

El incremento del 18% previsto para 2025 forma parte de una tendencia que ha permitido al país pasar de los 1.700 millones del año anterior a un volumen cercano a los 2.000 millones de dólares. Este crecimiento coloca a España entre los diez principales destinos europeos de inversión tecnológica, respaldado por la consolidación de doce unicornios y por la actividad de compañías que empiezan a destacar en mercados internacionales.

Entre los avances recientes, se encuentran operaciones de gran tamaño que refuerzan la credibilidad del ecosistema español, como la ampliación de capital de empresas vinculadas al deep tech, la inteligencia artificial jurídica y las soluciones cuánticas. Estas operaciones envían un mensaje claro al mercado: el tejido tecnológico español ha dejado de ser emergente para convertirse en un espacio estable capaz de atraer inversiones de alto volumen.

La región sur de Europa también participa de este impulso. Se estima que captará cerca de 2.900 millones de dólares en 2025, situándose como una de las zonas con mejor comportamiento del continente. Este entorno regional favorece las sinergias, la atracción de talento internacional y la aparición de hubs tecnológicos conectados entre sí.

Europa ante el reto de liderar la innovación global

El continente europeo acumula casi 40.000 empresas tecnológicas respaldadas por inversión, una cifra que triplica la existente hace apenas una década. El valor total del sector se aproxima ya a los 4 billones de dólares, lo que equivale aproximadamente al 15% del PIB europeo. Este volumen refleja la ambición de convertir la tecnología en uno de los motores de crecimiento más importantes del continente.

No obstante, Europa convive con desafíos que podrían limitar su avance. Las barreras regulatorias, la fragmentación normativa y la falta de mecanismos comunes dificultan la escalabilidad de nuevas empresas. La ausencia de un mercado unificado para operar en plazos reducidos o la dificultad para movilizar capital procedente de fondos de pensiones generan incertidumbre y ralentizan el ritmo de expansión de muchas compañías tecnológicas.

España capta más del 5% de las primeras contrataciones internacionales de startups europeas en fase Serie A-
España capta más del 5% de las primeras contrataciones internacionales de startups europeas en fase Serie A-

Para revertir esta situación, algunos informes especializados apuntan a la necesidad de crear marcos regulatorios más simples, facilitar la movilidad laboral, impulsar la financiación de largo plazo y reforzar la cultura de innovación y riesgo. La próxima década será decisiva para determinar si Europa logrará situarse al nivel de Estados Unidos y Asia en la creación de grandes compañías tecnológicas.

El papel de España en la atracción de talento cualificado

El sector tecnológico europeo – no solo en España- dirige cada vez más capital hacia áreas como la inteligencia artificial y el deep tech, que concentran más de un tercio del total invertido en la región. Esta tendencia favorece a España, que se ha convertido en una de las puertas de entrada para profesionales cualificados que buscan entornos competitivos pero accesibles.

El país capta más del 5% de las primeras contrataciones internacionales de startups europeas en fase Serie A, un indicador que refleja su capacidad para atraer talento en proyectos de alto crecimiento.

El optimismo respecto al futuro tecnológico europeo se mantiene estable entre los profesionales del sector. Una parte significativa muestra confianza en la evolución del mercado, alentada por la consolidación de nuevos modelos de negocio, la irrupción de tecnologías emergentes y la creciente cooperación entre empresas, universidades y administraciones públicas. Este clima favorece la creación de proyectos más ambiciosos y atractivos para la inversión internacional.

Un capital riesgo más sólido y una presencia institucional creciente

Europa supera los 2.800 inversores activos, cifra que duplica la existente hace una década. La aparición de 28 nuevos unicornios en 2025 y la expansión de hubs tecnológicos regionales muestran que el ecosistema sigue creciendo incluso en periodos de incertidumbre económica.

En el sur de Europa, donde ya se contabilizan más de 25 unicornios, países como España, Portugal e Italia refuerzan su presencia en sectores vinculados a la automatización, la salud digital, la movilidad sostenible y la transición energética.

El papel de las instituciones europeas está adquiriendo mayor protagonismo. El Fondo Europeo de Inversiones incrementó su participación en la región sur del 8% al 24% en apenas un año, un apoyo que ha permitido sostener rondas de inversión en un momento marcado por la volatilidad internacional.

Esta evolución impulsa la creación de un mercado financiero más profundo y conectado, capaz de sostener a empresas en fases avanzadas de crecimiento. Y España toma la iniciativa.

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