El Black Friday de 2025 se perfila como uno de los momentos más intensos del año para los consumidores. Las tiendas físicas y online ya han comenzado a preparar campañas anticipadas, mientras los expertos en marketing anuncian que las rebajas superarán expectativas gracias a nuevos formatos, mayor presupuesto publicitario y una competición feroz por captar compradores rápidos.
Según fuentes del sector, este año el Black Friday no será un simple día de descuentos, sino un “evento prolongado”: varias tiendas arrancan sus campañas ya desde finales de octubre, algunas extenderán ofertas hasta el Cyber Monday, y los grandes actores tratarán de generar sensación de urgencia desde el primer clic. En ese escenario, eso sí, los consumidores deben estar preparados para distinguir entre rebajas reales y ofertas fabricadas.
Las cadenas de retail más grandes han confirmado que abrirán sus “ventanas de Black Friday” desde el 22 de noviembre, con picos esperados el 29 y 30 de noviembre. Ese fin de semana, la saturación será máxima: tráfico web elevado, colas en tiendas físicas, envíos con riesgo de demora. Y mientras tanto, el mensaje se repite: “solo por tiempo limitado”, “hasta fin de stock”, “descuento exclusivo web”. Los expertos recomiendan planear con antelación, fijar presupuesto, comparar precios y evitar compras impulsivas que luego se conviertan en arrepentimientos.
Cómo sobrevivir al Black Friday 2025 y aprovechar auténticas gangas
Para sacar partido al Black Friday sin caer en trampas, conviene seguir una estrategia organizada. Primero, elaborar una lista de deseos realista: productos que realmente necesitas o que tienes pensado comprar desde hace tiempo. Segundo, monitorizar precios previos: muchas tiendas inflan el precio “original” para luego anunciar un “descuento del 50%”. Según asociaciones de consumo, este engaño se repite cada año y este 2025 promete ser aún más sofisticado. Tercero, comparar entre tiendas físicas y online: a veces el mismo producto aparece por menos en la web, pero con costes de envío que lo encarecen. Y cuarto, leer las condiciones: “devoluciones solo online”, “producto en exposición” o “stock limitado” son advertencias frecuentes.
Los comercios grandes están preparados: campañas omnicanal, click‑&‑collect, entregas relámpago. Por ello, el Black Friday 2025 se trasladará más que nunca al móvil: apps que lanzan “flash‑offers”, notificaciones push a compradores que ya registraron correos, cupones exclusivos. Es el momento en que la publicidad se vuelve agresiva y el consumidor debe mantener el control. También se han reforzado canales de atención al cliente: devoluciones prolongadas, chat en vivo, seguimiento de envíos. Pero incluso así, los picos de demanda pueden generar demoras.
Tendencias, datos y lo que los comercios no cuentan sobre el Black Friday
Más allá del espectáculo de rebajas, el Black Friday 2025 presenta algunas particularidades relevantes. Uno de los datos destacados es que las tiendas de pequeño formato intentarán aprovechar la ola, lanzando sus ofertas localizadas, sin depender solo de las grandes marcas. Esto amplía el acceso para consumidores que valoran proximidad y servicio personal. También se espera un aumento del “Green Friday”, una vertiente eco‑consumista donde algunas marcas ofrecerán descuentos en productos sostenibles o recogida de materiales usados a cambio. Aunque menos publicitados, estos movimientos podrían marcar tendencia para ediciones futuras.

No obstante, hay sombras. La presión para alcanzar cifras récord hace que los almacenes trabajen a máxima capacidad, y los transportistas advierten de retrasos inevitables si el volumen crece más del 20%. Además, los compradores que no planifiquen pueden sufrir una “resaca” económica tras el Black Friday: regalos sobrantes, devoluciones numerosas, impacto en tarjetas. El Black Friday se ha convertido en un evento anual que exige tanto estrategia de venta como planificación de compra.
En definitiva, el Black Friday 2025 se acerca como una tormenta de oportunidades que pueden transformarse en trapas si no se está preparado. Las rebajas reales estarán ahí, pero también las falsas ofertas, el ruido de marketing y la urgencia artificial. Para que el Black Friday beneficie al consumidor, lo mejor es anticiparse, informarse y no dejarse arrastrar por la euforia colectiva. Porque al final, lo importante no es cuánto gastas, sino cuánto ganas en bienestar.









