La muerte de Alfonso de Borbón, hermano del Rey emérito, ha sido uno de los episodios más dolorosos y con más especulaciones en la sociedad de todos los que ha tratado hasta ahora. En sus memorias, Juan Carlos I dedica un capítulo a relatar lo sucedido, ofreciendo su versión de los hechos y compartiendo emociones que hasta ahora habían permanecido en privado. La tragedia ocurrió cuando ambos eran jóvenes y dejó una huella profunda en la familia real, afectando al Rey emérito durante décadas y moldeando parte de su carácter, según sus propias palabras.
El libro describe cómo Alfonso sufrió un accidente grave y repentino que terminó con su vida. El Rey emérito recuerda aquellos momentos , aunque no ofrece muchos detalles sobre el día del suceso, que un arma se disparó, pero que nadie sabía que había una bala, la reacción de la familia y el impacto inmediato en su entorno más cercano. Aunque han pasado muchos años, la memoria de su hermano permanece viva, según él, todos los días de su vida, y el relato muestra una mezcla de tristeza, nostalgia y la inevitable reflexión sobre cómo un evento tan inesperado puede cambiar el rumbo de la vida de una persona.
El capítulo más íntimo de las memorias del Rey emérito
De la misma forma, el Rey emérito se adentra a través de las páginas de su biografía en la relación que mantenía con Alfonso antes del accidente y cómo la vida familiar se vio abruptamente alterada por su inesperada muerte. No da, sin embargo, muchos detalles sobre cómo sucedió, algo que causa mucha incertidumbre.
Eso sí, describe el impacto emocional que tuvo el suceso, los momentos de tensión y la manera en que la familia tuvo que lidiar con la pérdida de un hijo y hermano. La narración ofrece un relato detallado de la tristeza, la impotencia y los recuerdos compartidos, destacando la cercanía entre los hermanos y la importancia de la familia en el proceso de duelo. También Juan Carlos I reflexiona sobre la fragilidad de la vida y cómo un instante puede cambiarlo todo.
Otros capítulos polémicos de las memorias
Aunque el capítulo sobre Alfonso destaca por ser el que más interés despierta en el público general, la verdad es que las memorias del Rey emérito incluyen otros pasajes que han generado atención y debate.

Entre ellos, se encuentran sus reflexiones sobre su nombramiento como sucesor de Franco, su relación con la Casa Real actual y diversos comentarios sobre distintos momentos de su vida política y personal. No obstante, es el relato de la muerte de su hermano lo que añade un matiz más vulnerable y sensible que pocas veces se había visto en público. Eso, según sus defensores, porque también hay quien piensa que, como en muchos otros capítulos de la biografía, le hace falta más claridad.
En definitiva, las memorias del Rey emérito no solo documentan los episodios más conocidos de la vida política y pública del Rey emérito, sino que, en parte, también revelan la fragilidad y vulnerabilidad que acompañan a cualquier ser humano. La historia de Alfonso sirve como recordatorio de que, detrás de los actos y decisiones de una figura institucional, hay experiencias personales profundas que moldean el carácter y la manera de vivir.
Con este capítulo, Juan Carlos I deja testimonio de un capítulo oscuro y doloroso que marcó su juventud, y que sigue siendo parte de la historia que acompaña a la Casa Real. Vincular, sin embargo, un trauma de la niñez sobre el que no se tienen muchos datos, con otras de sus grandes polémicas con el dinero, con los viajes o con las mujeres, resulta un poco forzado.









