lunes, 17 noviembre 2025

Dr. Jose Hernández, médico: «Hábitos como la nutrición, el sueño o el control del estrés son la base de cualquier protocolo de longevidad»

- Una mirada médica que propone entender el envejecimiento como una enfermedad reversible.

La longevidad no empieza en los años que vivimos, sino en los hábitos que repetimos cada día. El Dr. Jose Hernandez habla del envejecimiento con una mezcla curiosa de serenidad y convicción. No lo hace desde la fantasía ni desde la exageración, sino desde la mirada de un médico que lleva años observando cómo avanza la ciencia. Para él, el envejecimiento no es un destino inevitable, sino un proceso que puede entenderse —y tratarse— como una enfermedad. Y lo dice sin titubear, consciente de que hace no tanto esto habría sonado casi a ciencia ficción.

Cuando se le pregunta por el futuro, sonríe un poco y suelta una frase que se queda resonando:
“Estoy convencido de que en los próximos años conseguiremos controlar el envejecimiento… hasta dónde podremos llegar, aún no lo sabemos. Yo estoy seguro de ello.”
Habla también de la inteligencia artificial, de lo rápido que está cambiando todo. “Increíble”, repite varias veces. Y tiene razón: es difícil no sentir vértigo.

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El daño epigenético: donde realmente empieza el envejecimiento

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El envejecimiento podría entenderse como un proceso reversible. Fuente:Canva

En su explicación, el Dr. Hernandez baja a tierra conceptos complejos sin perder rigor. Dice que envejecer, al final, tiene mucho que ver con el daño epigenético acumulado, una expresión que suena técnica pero que cobra sentido cuando él la desmenuza.

Propone una imagen sencilla: el ADN es como el manual de instrucciones del cuerpo, y el epigenoma, ese sistema paralelo que lo gestiona, funciona como un director de orquesta.

El epigenoma es quien le dice a cada célula qué hacer, qué información leer y cuál omitir”, resume.

El problema aparece cuando este director empieza a confundirse. Con la edad, sus órdenes se vuelven borrosas y las células dejan de hacer bien su trabajo porque ya no saben qué parte del “manual” deben consultar. Así de simple y así de inquietante: envejecer sería, en esencia, perder el acceso a nuestra propia información interna.

Reparar el epigenoma: la gran revolución que viene

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El epigenoma actúa como un director de orquesta para tus células. Fuente:Canva

Si hay algo que entusiasma al Dr. Hernandez, es el potencial que tendría —tarde o temprano— aprender a reparar el epigenoma. Él lo describe como el verdadero punto de inflexión, el cambio que redefinirá por completo la longevidad humana.

Pero mientras esa tecnología llega, recalca que ya tenemos herramientas reales para influir en el epigenoma: los hábitos. Los de toda la vida. Los que parecen básicos, pero que sostienen el 80% del trabajo.

Nuestro abordaje en longevidad es desde lo más simple hasta lo más complejo”, dice, casi como mantra.

Dormir bien, moverse más, comer mejor, controlar el estrés… Sin esa base, cualquier intervención avanzada —desde suplementos hasta hormonas— se queda coja. Él lo explica con una metáfora que cualquiera entiende:

Es como ponerle ruedas nuevas a un coche sin motor”.

NAD, sirtuinas y la batería interna que se va agotando

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Los niveles de NAD marcan el ritmo de la reparación interna. Fuente:Canva

En la conversación surge otro protagonista: el NAD, una molécula que actúa como transporte de energía dentro de las células y que resulta imprescindible para activar las sirtuinas, esas proteínas reparadoras del ADN que tanto interesan a los investigadores.

Hernandez expone un dato sorprendente: los niveles de NAD caen en picado con los años. A los 50, lo normal es tener apenas un tercio de lo que teníamos a los 20. Y claro, con menos “gasolina”, las sirtuinas trabajan peor, el daño se acumula y el envejecimiento avanza más rápido.

El NAD es la gasolina que necesitan estas sirtuinas para reparar el ADN y enlentecer el envejecimiento”, insiste.

Por eso menciona los suplementos precursores del NAD, como el NR, que ayudan a elevar sus niveles y dan un empujón extra a los mecanismos de reparación internos. No como milagro, sino como herramienta.

La medicina del futuro: no solo curar… sino rejuvenecer

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El Dr. Hernandez mira hacia los próximos años con una mezcla de realismo y optimismo. Cree que la medicina dejará de limitarse a tratar enfermedades puntuales y empezará a abordar la edad misma como un proceso reversible.

La tecnología va a transformar la vida”, afirma convencido.
Y si sus predicciones se cumplen —aunque sea en parte— estaremos ante uno de los mayores avances de la historia humana. Una nueva manera de entender la salud, el tiempo y, en definitiva, la vida.


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