Kiko Rivera ha vuelto a situarse en el centro del foco mediático tras una entrevista en la que se ha mostrado más vulnerable y contundente que nunca, especialmente al hablar de la ruptura con Irene Rosales, un tema que él mismo había prometido no abordar públicamente. En ¡De Viernes! el DJ ha dejado claro que, después de once años juntos y dos hijas en común, la decisión de separarse no solo fue dolorosa, sino también el desenlace inevitable de un proceso interno que llevaba tiempo gestándose. Sus palabras han revelado un entramado emocional complejo, marcado por dudas, convivencias forzadas y la necesidad de proteger a sus hijas en medio del derrumbe de su vida familiar, todo ello mientras trataba de reconstruirse personalmente tras años de conflictos personales y adicciones que él mismo ha reconocido en numerosas ocasiones.
1La entrevista de Kiko Rivera
A lo largo de la entrevista, Kiko no ocultó que el momento más duro de la separación fue la etapa en la que, pese a haber tomado la decisión, ambos tuvieron que seguir viviendo bajo el mismo techo, obligados a mantener una convivencia que se había vuelto insostenible. El DJ explicó que durante varias semanas se vieron obligados a “fingir” normalidad para evitar que las niñas percibieran el distanciamiento entre sus padres, algo que describe como una de las experiencias más difíciles que ha vivido. “Teníamos que fingir para que las niñas no lo notaran”, relató con un tono cargado de sinceridad, dejando claro que aquella convivencia transitoria generó tensiones, dudas y momentos de profunda reflexión sobre si estaban haciendo lo correcto. Aun así, aseguró que, con el tiempo, ha logrado entender que la decisión fue necesaria y que la claridad llegó después de muchas sesiones de terapia, donde comenzó a ver su relación desde un prisma distinto.
En ese proceso de reconstrucción emocional, Kiko confesó que su psicólogo fue clave para identificar los patrones de apego y dependencia que habían marcado su matrimonio. Reconoció que al principio del proceso terapéutico sintió incluso más apego hacia Irene, a quien accidentalmente se refirió como “mi mujer”, para luego corregirse y decir “mi exmujer”. Ese detalle, aparentemente insignificante, reflejó el desgaste emocional que estaba viviendo y la transición difícil entre dos etapas vitales que llegaron a solaparse durante meses. El DJ relató que pasó por diferentes fases antes de aceptar que la relación ya no avanzaba, y que el viaje a Menorca que hicieron ese verano fue el punto de inflexión donde ambos entendieron que ya no podían seguir adelante como pareja.







