Son días de vino y rosas para el presidente de RTVE, José Pablo López, que tiene sobrados motivos para sacar pecho por las audiencias de La 1. El canal público ha elevado sus datos, se ha consolidado como rey de la mañana y se ha convertido en la señal revelación de 2025, con un inicio de temporada en el que alcanza 12% de share —lo que supone 2 puntos más que en el mismo periodo del año anterior—.
Pese a que Antena 3 sigue encaramada a un sólido liderazgo, La 1 va camino de cerrar su cuarto año consecutivo ganando audiencia. Esta situación contrasta con el rumbo de Telecinco, que también va camino de encadenar su cuarto año consecutivo de caída.
El éxito del tándem madrugador compuesto por ‘La hora de La 1’ y ‘Mañaneros’, el buen funcionamiento del infoentretenimiento vespertino de ‘Directo al grano’ y ‘Malas lenguas’, la revitalización de ‘La Revuelta’, que mostraba síntomas de agotamiento al final de la pasada campaña, y otros aciertos en prime time, están dando alegrías a La 1.
Pero el share de La 1, que no debe ser el principal propósito para un canal público, y menos aún uno que no tiene publicidad, se ensombrece por tres razones.
Primero, el infoentretenimiento está claramente sesgado a favor del Gobierno, que pretende equilibrar un ecosistema mediático español dominado por voces conservadoras recurriendo a un uso cada vez más obsceno de RTVE. Esta utilización es tan lamentable como el de algunas cadenas autonómicas controladas por el PP, aunque en el caso de La 1 lo hagan con más política, calidad y audiencia.
Segundo, varios de los productores estrella son amigos del presidente: Mediapro hace malabares con más de media docena de proyectos en RTVE y La Osa Producciones realiza un rentabilísimo doblete en las tardes con ‘Directo al grano’ y ‘Malas lenguas’.
Y tercero, y menos relevante pero más llamativo, López saca pecho en X por una línea programática que quizá él no ha diseñado. El directivo malagueño bromea a nivel interno cuando le dicen que es una marioneta de Pedro Sánchez. Es cierto que él no reporta directamente al presidente del Gobierno, tal y como reconocen fuentes del sector, pero la sombra de José Miguel Contreras está muy cernida sobre él.
Contreras es el principal asesor mediático de La Moncloa y acumula más de 30 años de experiencia en la industria audiovisual con cargos de gran relevancia en Telemadrid, Canal+, Globomedia, La Sexta o el Grupo Prisa.
En Prisa, Contreras salió enfrentado con Joseph Oughourlian por un proyecto televisivo progubernamental que se abortó hace unos meses para enfado del PSOE. Y ahora, parte de esos planos audiovisuales han acabado en manos de TVE.
DE LA CUOTA DE PODEMOS AL FRACASO DEL NUEVO SÁLVAME
La cronología de los recientes éxitos de RTVE no apunta a López como principal autor. Cabe recordar que ‘La Promesa’ fue un encargo del equipo de José Manuel Pérez Tornero, anterior a su llegada como director de Contenidos en 2022.
López dice ser el autor intelectual del fichaje de David Broncano como rival de Pablo Motos, aunque varias fuentes televisivas señalan que Broncano era del gusto del exCEO de Mediaset España Paolo Vasile, que ya lo tentó en 2018.
Y la mano derecha del ya para entonces jubilado Vasile, Manuel Villanueva, volvió a intentarlo en 2024 cuando Movistar Plus+ negó renovar a Broncano por tres temporadas. Eso dejó al showman en el mercado… y en el radar de La Moncloa, que cuenta como jefe de Estado Mayor en el plano mediático a Contreras.

Posteriormente, el éxito de ‘La Revuelta’ animó al Gobierno a recuperar el control de RTVE. Para ello necesitaba tumbar al anterior Consejo de Administración, presidido por Concepción Cascajosa, y alumbrar uno nuevo más controlado.
Y tanto para uno como para otro necesitaba el apoyo de Junts per Catalunya y Podemos. Del acuerdo con Junts, ha nacido el canal La 2 Cat, y Pablo Iglesias, negociando con el ministro del ramo Óscar López, pidió presencia en tertulias y que se levantara el veto a Jesús Cintora, enemistado con José Miguel Contreras desde que este último ‘lo dejó tirado’ cuando el PP pidió su cabeza como conductor de ‘Las cosas claras’ después de que el PSOE firmase con Pablo Casado la anterior renovación de RTVE, allá por 2021.
‘Malas lenguas’ fue un éxito inesperado tras arrancar el pasado mes de abril en La 2, y el fracaso de ‘La familia de la tele’, proyecto personalísimo de López y uno de los mayores descalabros de la historia reciente de RTVE, dejó un hueco que Jesús Cintora ocupó con éxito en la sobremesa de La 1. Ese movimiento ha acabado posibilitando el nacimiento de ‘Directo al grano’.
Fuentes del sector señalan que el caso de la reformulación política de ‘Mañaneros’ fue distinto. Javier Ruiz iba a ser la estrella del nuevo canal de Prisa que estaba diseñando Contreras, pero la negativa del presidente del grupo Joseph Oughourlian a ponerlo en marcha —lo cual provocó un divorcio entre el PSOE y la editora de la SER ya revertido—, dejó a Ruiz en el mercado.
Fue entonces cuando TVE apostó por reflotar un magazine matinal que hasta la fecha, también abril de 2025, contaba con ingredientes clásicos y empezaba a dar síntomas preocupantes en cuestión de share.
DOS MODELOS DIFERENTES
López ya demostró en Trece y Telemadrid, que no despuntaron en audiencia, que su modelo televisivo es clásico, de fácil digestión y tonos muy coloridos y cercanos a Telecinco. Nadie duda de su habilidad para programar, aunque quizá no le sienta bien que algunos lo vean simplemente como un ‘parrillero’.
Es cierto que sus apuestas más personales casi siempre han sido atinados ataques a los prejuicios de la izquierda hacia lo popular, pero desaciertos en el campo de las audiencias. El malagueño ha apadrinado personalmente realities con famosos, magazines del corazón, talent shows musicales, y formatos ligeros o folclóricos que casi siempre han fracasado. Sin embargo Contreras, habitual visitante de La Moncloa, ha entendido que en los espacios de actualidad están los fieles, y en el entretenimiento los no convencidos, lo que permite cazar votantes ajenos con contenido aparentemente apolítico.
La Moncloa se enfadó con ‘El Hormiguero’, entregado a la política en algunos tramos, y su antídoto para hacerle daño —que no para quitarle audiencia— fue David Broncano. Y a este soplo de aire fresco en al televisión en abierto se le sumó una RTVE muy militante, que es la de ‘Mañaneros’, ‘Malas lenguas’ y ‘Directo al grano’.
Este trío de espacios producidos por medios ajenos a TVE cuentan con presentadores que intervienen siempre a favor del Gobierno, escaletas prosocialistas, y tertulianos progresistas muy espabilados rivalizando con colaboradores conservadores que en algunos casos sufren un perfil bajísimo. Y todo ello mezclado con mucha metralla contra la oposición, tal y como señala un reciente estudio de un laboratorio neoliberal.
Hace bien José Pablo López en presumir de datos: tiene motivos para hacerlo, sueña con el liderazgo y tiene la ventaja de que su presupuesto es expansivo, mientras que el de las privadas debe contenerse por la contracción publicitaria del mercado y la necesidad de los operadores de realizar inversiones en negocios alejados la publicidad tradicional.
Pero Contreras ha ganado la partida interna —para alegría del PSOE—, y el modelo televisivo de José Pablo López, que es el de los María Patiño, Julio José Iglesias, el talent coplero ‘La bien cantá’ o un formato tan encomiable (y caro) como ‘El Conquistador del Caribe’, se ha demostrado como antiguo y fallido.
Ahora Contreras no quiere aparecer como padrino del éxito, quizá haya aprendido por fin la estrategia más reservada de su recordado amigo Miguel Barroso, y en un mundo de egos revueltos como la televisión López no admitirá nunca que el éxito de Broncano fue una idea gubernamental, ni que las tertulias políticas nacieron por una mezcla de cuota de Podemos, fracaso del ‘neoSálvame’, el naufragio de la que iba a ser la nueva televisión de Prisa, y la consiguiente apuesta para que Javier Ruiz volviese a rivalizar contra Antonio García Ferreras siete años después de la enigmática cancelación de ‘Las Mañanas de Cuatro’.
AUTOESTIMA Y PARTIDISMO
Pese a todo, hay que elogiar en algunos aspectos a José Pablo López: ha sabido devolver la autoestima a La 1, lograr varios aciertos de programación —aunque no se pueda decir lo mismo de RNE— y hacer que RTVE sea competitiva y, en algunos casos, valiente al promover ciertos valores progresistas que rara vez se encuentran en otras señales.
Pero hay matices importantes: una cosa es que RTVE tenga tonos progresistas y deje de apostar exclusivamente por iconos de la derecha, tal y como hacía en tiempos recientes con estrellas como Ana Obregón, Los Morancos, Alaska, Miguel Bosé o Santiago Segura; y otra muy distinta es que, con dinero público, adopte un tono abiertamente partidista a favor del PSOE, lo cual replica las lamentables prácticas que el PP promueve en Telemadrid, Canal Sur, TVG, Aragón TV o À Punt y denuncia sin demasiado salero contra RTVE.







