Siempre surgen dudas cuando miles de españoles abren la campaña de la renta y se preguntan si han hecho las cosas bien durante el año. Para quienes han invertido en criptomonedas, estas dudas pueden convertirse en un verdadero laberinto. Entre dudas, cambios normativos y plataformas que se multiplican, la declaración fiscal se vuelve un desafío que no conviene ignorar.
En 2025, Hacienda afinó cada vez más sus herramientas de control. Por eso, entender cómo funciona la tributación de las criptomonedas ya no es opcional, sino necesario. Este artículo recorremos los errores más comunes que cometen los contribuyentes y ofrece una guía clara para evitarlos.
Los errores que más cuestan dinero
Uno de los fallos más frecuentes entre quienes operan con criptomonedas por primera vez es asumir que, si no han convertido sus activos a euros, no deben declararlos. Para Hacienda, cualquier intercambio entre criptomonedas genera una variación patrimonial que debe ser registrada, ya sea una pérdida o una ganancia. Un simple traspaso de Ethereum a Solana puede convertirse en un movimiento fiscal importante si el valor de compra y el de intercambio no coinciden.
A ese tropiezo se suma otro clásico: no utilizar el verdadero valor de adquisición. Muchos inversores consultan el precio actual de sus criptomonedas en el exchange durante abril y lo confunden con el importe que deben declarar. Sin embargo, Hacienda exige conocer el precio real al que fueron compradas, incluso si esa operación ocurrió hace varios años. No poder demostrarlo abre la puerta a que la Agencia Tributaria estime valores propios que, por lo general, no benefician al contribuyente.
Otro punto crítico es olvidar el modelo 721, obligatorio desde 2024 para quienes mantienen más de 50.000 euros en criptomonedas dentro de plataformas ubicadas fuera de España. Aunque se trata de un trámite meramente informativo, su omisión puede acarrear futuras sanciones, especialmente ahora que existen acuerdos internacionales que permiten a Hacienda acceder a datos que antes no estaban a su alcance.
Criptomonedas: Los descuidos que complican cualquier declaración

Un error muy extendido es no declarar los rendimientos obtenidos mediante staking, airdrops o yield farming. Muchos inversores creen que, al no vender esas criptomonedas, no existe obligación fiscal, pero Hacienda las considera ingresos y exige reflejar su valor en euros en el momento exacto en que fueron recibidas. Esto puede ser tedioso cuando las recompensas son diarias, pero es indispensable para evitar problemas.
Tampoco falta quienes confían en que los exchanges descentralizados los vuelven invisibles. La realidad es otra. Aunque la identidad no esté directamente vinculada, todas las operaciones quedan registradas en la blockchain. Si algún movimiento hacia una cuenta bancaria llama la atención, Hacienda puede rastrear el origen y seguir el rastro de esas criptomonedas sin demasiada dificultad.
A esto se suma un descuido tan común como peligroso: no guardar pruebas. Capturas de pantalla, extractos, archivos CSV y correos de confirmación son fundamentales para justificar operaciones con criptomonedas ante cualquier requerimiento. No conservar esa documentación permite que la Agencia Tributaria establezca ganancias estimadas que, incluso sin mala fe, pueden perjudicar al inversor.









