domingo, 16 noviembre 2025

La dieta que está ayudando al 70% de la población con sobrepeso: por qué la cetogénica funciona cuando otras no

- La dieta cetogénica vuelve a ganar protagonismo como una herramienta eficaz para recuperar energía, controlar el peso y mejorar la salud metabólica.

A veces una dieta no es solo comida, sino la forma en que decides empezar de nuevo. En esencia, la “keto” —como se le suele decir— se organiza alrededor de tres piezas: proteínas, grasas y carbohidratos. La diferencia respecto a lo que solemos comer hoy es que aquí los carbohidratos se bajan bastante. No desaparecen (eso es imposible y tampoco hace falta), pero sí dejan de ser los protagonistas. A cambio, entran en escena más proteínas y más grasas saludables. Y sí, suena raro eso de “comer más grasa para estar más sano”, pero espera, que tiene sentido.

Un estilo de comer que se parece más a “lo de antes”

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La cetosis actúa como una “gasolina limpia” para el cuerpo. Fuente:Canva

Si miras un carro de supermercado moderno, entiendes rápido por qué tanta gente se siente cansada, inflamada o sin energía. Magdalenas, cereales azucarados, panes industriales, snacks que prometen mil cosas… y al final, todo sabe un poco igual.

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La dieta cetogénica rompe con eso y se centra en comida de verdad:

  • Proteínas reales: pescado, carne, huevos, pollo, pescado azul.
  • Grasas buenas: aceite de oliva, aguacate, nueces.
  • Verduras y frutos rojos como principal fuente de carbohidratos.

Un detalle curioso que casi siempre sorprende: cuando bajas los carbohidratos, también baja la insulina. Y eso a veces te deja con dolor de cabeza o un tránsito más lento. Por eso se recomienda añadir un poco más de sal. Sí, más sal. Es uno de esos “trucos” que parecen al revés, pero funcionan.

Cetosis: cuando el cuerpo dice “ok, uso otro combustible”

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La alimentación keto prioriza alimentos reales y nutrientes. Fuente:Canva

La parte más fascinante —al menos para los que somos un poco curiosos— es lo que pasa dentro del cuerpo. Cuando la insulina baja lo suficiente, el hígado empieza a producir unas moléculas llamadas cetonas, en especial una que suena a trabalenguas: beta-hidroxibutirato.

Piensa en las cetonas como una gasolina alternativa, una que el cuerpo ha usado toda la vida cuando no tenía comida a mano. Lo bonito es que esta gasolina es más “limpia”: genera menos desechos, menos radicales libres, menos inflamación. Por eso mucha gente que entra en cetosis siente claridad mental, menos hinchazón o incluso mejor humor.

Y este estado se puede medir con una gotita de sangre, como quien mide la glucosa.

Por qué está ayudando a tanta gente

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Los beneficios metabólicos suelen notarse desde la primera semana. Fuente:Canva

La insulina es una hormona increíble, pero cuando vive siempre alta… empiezan los problemas: inflamación, sobrepeso, resistencia a la insulina, diabetes tipo 2, e incluso se relaciona con enfermedades neurodegenerativas y algunos tipos de cáncer.

Por eso, cuando la “keto” baja la insulina, una cadena de cosas empieza a mejorar:

  • Baja el riesgo de diabetes tipo 2.
  • Mejora la salud cardiovascular.
  • Reduce neuroinflamación (algo clave en Alzheimer y Parkinson).
  • Ayuda en tratamientos contra ciertos cánceres.
  • Acelera la pérdida de grasa (y esto, en un mundo donde el 70% tiene sobrepeso, importa).
  • Es más efectiva que otras dietas para revertir la diabetes de tipo 2, incluso con las mismas calorías.

Una dieta que se adapta al mundo real (el de oficinas, pantallas y prisas)

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Reducir ultraprocesados mejora energía y digestión. Fuente:Canva

Hoy, entre el sedentarismo y los ultraprocesados por todas partes, decirle a alguien que coma arroz, pasta o pan cada tres horas simplemente no tiene sentido fisiológico. Menos aún si pasas el día sentado frente a una pantalla.

Para rizar el rizo, muchos carbohidratos modernos están llenos de FODMAPs, que son moléculas que pueden inflamar el intestino y provocar gases, malestar, ansiedad o incluso tristeza en personas sensibles (sí, el intestino y el cerebro hablan mucho entre sí).

Por eso, para quienes llevan una vida sedentaria o hacen el mínimo ejercicio, la dieta cetogénica puede ser un alivio real.

¿Y cómo se empieza sin volverse loco?

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Hay una forma simple: usar tu propia mano como referencia. En serio.

  • Proteína: lo que cabe en tu mano (150–200 g).
    • Sedentarios: dos veces al día.
    • Deportistas: tres veces.
  • Verduras: tantas como quieras.
  • Frutos rojos: un puñadito de postre.
  • Grasas saludables: unos 30 g de aceite de oliva, nueces o aguacate.

A muchas personas les pasa lo mismo: al segundo día, ya sienten más energía. Después, hacia la semana o dos, la digestión va mejor. Y al mes, la inflamación baja tanto que desaparecen molestias que llevaban años ahí.


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