La decisión que Diego Matamoros ha tomado tras el envenenamiento de sus perros ha marcado un punto de inflexión en su vida personal, obligándole a replantearse su hogar, su entorno y su tranquilidad. El hijo de Kiko Matamoros, que llevaba meses asentado en un bajo con terraza en Madrid tras su ruptura con Marta Riumbau, ha compartido con sus seguidores la angustia vivida en los últimos días, un periodo que ha descrito como especialmente doloroso y cargado de incertidumbre. Para él, sus mascotas son una prioridad absoluta y, ante el riesgo que han sufrido, ha optado por dar un paso que jamás habría imaginado: abandonar su casa y comenzar una nueva búsqueda de hogar, dejando atrás un espacio al que había dedicado tiempo, esfuerzo y cariño.
1La decisión de Diego Matamoros
Desde que se instaló en su nueva vivienda, Diego había mostrado con frecuencia los avances en decoración, las reformas que realizaba con sus propias manos y el entusiasmo con el que iba construyendo un lugar adaptado a su estilo. Sin embargo, la feliz rutina se vio truncada cuando descubrió que sus perros habían sido envenenados, un episodio que lo dejó completamente descolocado. El joven relató que los animales comenzaron a sufrir vómitos y diarreas con sangre, unos síntomas que le hicieron temer por su vida y que lo mantuvieron en vilo durante días. “Llevo varios días cuidando de los lobos, preocupado. Los han envenenado”, explicaba con evidente preocupación, utilizando el cariño con el que siempre se refiere a sus mascotas. Sus palabras reflejaban el desconcierto de una situación inesperada y profundamente dolorosa.
Tras los primeros momentos de alarma, Diego decidió acudir a la Guardia Civil para interponer una denuncia, convencido de que era necesario dar un paso firme ante lo ocurrido. Aseguró que iba a tomar medidas para reforzar la seguridad en su casa, pero lo cierto es que, con el paso de los días, comprendió que eso no sería suficiente para garantizar la tranquilidad que tanto necesita. “Ya están mejorando. Estoy poniendo una denuncia y voy a poner medidas en casa”, contó inicialmente, agradeciendo la evolución positiva de los animales, aunque sin ocultar su inquietud. No obstante, su malestar se acentuó cuando entendió que el entorno no iba a cambiar y que los responsables, según sus palabras, seguían actuando con impunidad.
Finalmente, Diego reconoció que había llegado a un límite. En un mensaje contundente, confesó que las personas responsables de los hechos eran reincidentes, que acumulaban denuncias y que, en su opinión, no tenían intención de cesar en ese comportamiento. “El problema de esta gente es que tienen denuncias, son reincidentes, pero están mal de la cabeza o son malas personas, o ambas cosas, y no van a parar”, afirmó sin rodeos. Fue entonces cuando anunció públicamente su decisión: “He tomado una decisión, que es que me voy a ir de aquí”. Sus palabras mostraban resignación pero también determinación, reflejando el hartazgo ante una situación que no estaba dispuesto a seguir soportando.







