sábado, 15 noviembre 2025

“No decides tú”: el experto que revela cómo gobiernos, escuelas y medios programan tu mente sin que lo notes

- Una reflexión profunda sobre cómo recuperar la libertad interior en un mundo que nos programa sin descanso.

En estos tiempos en los que parece que todo nos empuja a reaccionar —la pantalla que vibra, el comentario ajeno, el ruido constante— un experto en neurociencia lanza una idea que, de entrada, casi incomoda: la verdadera libertad empieza cuando aprendemos a gobernar nuestra mente y fortalecer nuestro carácter. Y lo dice sin adornos. Nos invita a mirar de frente cómo funcionamos la mayor parte del día: en piloto automático, arrastrados por estímulos que ni siquiera notamos.

Aceptar el miedo para reinterpretar la realidad

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Entender la mente es el primer paso hacia la libertad interior. Fuente:Canva

Lo primero que plantea es casi una reconciliación con algo que solemos evitar: el miedo. No lo define como un enemigo, sino como un mensajero viejo, de esos que llegan con noticias urgentes. La naturaleza —recuerda— nos programó para atender antes al peligro que a la calma. Antes un crujido podía ser un depredador; hoy, lo más parecido a ese “león” es una crítica, un silencio incómodo o un “like” que nunca llega.

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Para lidiar con ese desfase entre lo que éramos y lo que somos, propone una herramienta poderosa: el framing, el arte de cambiar el marco desde el que miramos una situación. Así, un despido, una ruptura o incluso una pérdida dolorosa pueden convertirse en un punto de inflexión y no en una condena.
“No son las situaciones las que son buenas o malas”, explica. “Somos nosotros quienes les damos ese significado”.

Aquí introduce una palabra que quizá muchos no conocen: pronoia. Si la paranoia mira el mundo como un enemigo, la pronoia lo mira como un aliado. Es casi una invitación a preguntarse: ¿Veo la vida como un campo de batalla o como un lugar donde también pueden pasar cosas buenas?

El peligro de creerse ‘despierto’

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La voluntad se entrena igual que un músculo. Fuente:Canva

En un punto de la conversación, el experto lanza una afirmación que puede descolocar: no hay nada más peligroso que alguien que se cree consciente.
Porque cuando uno se convence de que “ya despertó”, de que “ya lo entendió todo”, deja de aprender. Y sin humildad, no hay evolución posible.

Recuerda que más del 90% de lo que hacemos está condicionado por hábitos, traumas o aprendizajes culturales. Creer que somos cien por cien racionales solo nos vuelve más vulnerables a la manipulación… y a nuestra propia ceguera.

También critica con fuerza el sistema educativo, ese lugar donde equivocarse se castiga y copiar se penaliza, cuando precisamente equivocarse y copiar modelos exitosos es lo que sostiene al emprendimiento moderno.
“La escuela no está hecha para aprender, sino para obedecer”, dice con una claridad incómoda.

Tecnología, IA y el riesgo de diluir el carácter

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La pronoia cambia la forma en que vemos el mundo. Fuente:Canva

La conversación da un giro hacia la tecnología. El experto advierte que estamos viviendo cada vez más “desde la cabeza” y menos desde el cuerpo. Y ahí aparece la inteligencia artificial como un arma de doble filo.
Cuando preguntamos a una IA qué debemos hacer con nuestra vida, qué sentir o qué decidir, estamos renunciando —aunque sea sin querer— a una parte de nuestro criterio.

“Si no puedes prescindir de algo, ese algo te posee”, resume. Y duele un poco escucharlo.

Para él, los matones o abusadores no buscan debilidad física, sino debilidad de carácter. Y ese carácter solo se construye con esfuerzo, con pequeñas incomodidades, con trabajo emocional.

Los tres motores del cambio, explica, son:

  • El deseo, el más escaso.
  • El miedo o el dolor, el que aparece cuando todo se tambalea.
  • El amor, el más alto de todos: hacer algo por el simple hecho de hacerlo, sin esperar aplausos.

El camino hacia la libertad interior

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El silencio revela lo que evitamos escuchar. Fuente:Canva

El experto describe la ruta hacia la autonomía como una escalera llamada Encratella, el arte de la voluntad. Sus peldaños son:

  • Logos: entender que todo tiene causa y efecto.
  • Memento Mori: recordar que somos finitos.
  • Areté: cultivar lo bueno dentro de uno.
  • Carteria: entrenar la voluntad, incluso para decir no.
  • Askesis: fortalecer cuerpo y alma enfrentándose al frío, al hambre o a la incomodidad.
  • Euteleya: aprender a no necesitar.

En un mundo saturado, rescata dos prácticas tan antiguas como olvidadas: el silencio y el ayuno.
En el silencio —dice— uno puede escucharse de verdad. En el ayuno, uno descubre que necesita mucho menos de lo que pensaba.

Un mensaje final, para quien esté pasando por algo difícil

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La reflexión final del experto es un pequeño golpe al corazón:

“Solo existe daño cuando afecta al carácter, y ese daño solo podemos hacérnoslo nosotros. Sé fuerte, sé más fuerte todavía, y confía en que todo saldrá perfecto.”


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