sábado, 15 noviembre 2025

“Reconozco que fue un error devastador”: el Rey emérito detalla el impacto de su relación con Corinna

En sus memorias, el rey emérito admite que su vínculo extramatrimonial marcó el final de su reinado y puso en jaque su legado institucional.

Las memorias del Rey emérito siguen abriendo heridas que muchos pensaban cerradas. El libro no se limita a repasar décadas de servicio público y escenificar su papel en la Transición española: dedica un capítulo extenso a la relación que mantuvo con la empresaria alemana Corinna Larsen, a la que califica como “un error que lamento de manera muy amarga”. Según el relato, ese vínculo tuvo un impacto “desastroso” sobre su reinado y sobre la reputación que había construido ante los españoles.

El monarca que reinó durante casi 39 años relata que esa relación no fue un desliz aislado, sino un factor decisivo en la crisis moral e institucional que precipitó su abdicación. Afirma que, tras aquella etapa, se sintió “convertido en una presa fácil” para los medios y para quienes buscaban cuestionar la legitimidad de la Corona. Este reconocimiento público es insuficiente para muchos, que esperaban más disculpa que justificación ante todos sus escándalos.

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Al mismo tiempo, el rey emérito utiliza esas páginas para reivindicar su papel como pilar de la democracia española, recordando que “la España que dejé no tenía nada que ver con la que heredé”. Si bien cabe esperar que en unas memorias no haya un reconocimiento total de sus errores, es difícil empatizar con alguien que expulsa las culpas a toda costa.

El capítulo del Rey emérito que desnuda su vínculo con Corinna

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En esta sección del libro, el rey emérito se adentra en los años finales de su reinado y repasa cómo la relación afectó su vida institucional y familiar. Reconoce que perdió apoyo social, que su figura se debilitó y que la estabilidad de la Corona se vio comprometida por ese episodio. Afirma que la empresaria “erosionó la armonía” que durante décadas había sostenido su papel al frente del Estado y que, a partir de ese momento, actuó bajo presión permanente.

El relato describe cómo aquel viaje en 2012 —durante una cacería en Botsuana, muy polémica, por cierto— se convirtió en un símbolo de su declive. El rey emérito admite que no quiso escribir sobre ello por años, pero que ahora veía necesario “hablar de su versión”. En sus palabras, la relación no solo dañó su imagen, sino también el vínculo de confianza con la ciudadanía.

Este capítulo impacta porque combina confesión con, sobre todo, justificación. El exmonarca habla de debilidad, de error, de consecuencias. Pero también señala que lo que para muchos fue escándalo para él fue punto de ruptura, y que esa caída le llevó a tomar decisiones radicales, como abandonar España voluntariamente. Sumándose a sus otros conflictos, lógicamente.

Otras revelaciones del Rey emérito que sacuden el legado de la Corona

El rey emérito no se detiene en ese episodio. Sus memorias también abordan otros pasajes que hasta ahora han sido objeto de especulación: la retirada de la asignación oficial por su hijo, el actual monarca; los regalos millonarios de monarquías del Golfo; la admiración expresada hacia la figura del dictador que le nombró; y la sensación de traición personal al sentirse “dado la espalda” por quienes más confiaban en él.

memorias del Rey emérito
La relación del Rey emérito con su hijo, actual Rey de España, es distante desde hace unos años

En uno de los capítulos más comentados, el rey señala directamente que el príncipe heredero heredó “un sistema que yo he construido”, una frase que abre debates sobre continuidad institucional, poder y legitimidad. De igual manera, analiza cómo su vida en el exilio transmite una imagen de derrota personal, aunque a la vez reafirma su legado histórico.

Estas revelaciones, unidas, conforman una estrategia narrativa que busca reconstruir su imagen y reclamar una versión propia de los hechos.

Para la institución monárquica, este libro supone un conflicto de cara a su imagen ante la ciudadanía que la sostiene: no solo porque pone en el foco errores graves sobre los que se había tratado de poner un tupido velo, sino porque lo hace desde la voz del propio protagonista, sin apenas filtro.


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