sábado, 15 noviembre 2025

Ángel Durández (61), experto en longevidad y medicina preventiva: «El ejercicio es una gran píldora, probablemente la mejor que existe”

- Una mirada honesta a la longevidad: vivir más está bien, pero vivir mejor es lo que realmente importa.

El Doctor Ángel Durández, uno de esos nombres que aparecen una y otra vez cuando se habla de longevidad y medicina preventiva —Forbes lo incluyó entre los mejores médicos de España y es autor del libro Joven a los 100—, lleva tiempo insistiendo en una idea que, cuanto más la escuchas, más sentido tiene: más que vivir muchos años, lo importante es vivirlos bien. Lo dice con calma, casi como quien ofrece una evidencia sencilla, pero detrás hay décadas de experiencia con centros médicos, deportistas de élite y personas que simplemente quieren cuidarse mejor.

Durández suele repetir que la auténtica revolución en salud no vendrá de una nueva terapia milagrosa, sino de volver a lo básico. Y habla de ello con cierta nostalgia: “Ese punto medio que existía hace 20 o 30 años se está yendo hacia los extremos”, comenta. Y la verdad, uno lo ve a diario: gente obsesionada con cuidarse y, al mismo tiempo, personas que han tirado la toalla. Dos mundos que avanzan en direcciones opuestas mientras la obesidad sigue creciendo como una sombra alargada.

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Envejecer mejor, no solo más

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La fuerza como base de un cuerpo que envejece mejor — fuente:Canva

Cuando explica qué es envejecer, Durández no se va por las ramas: lo describe como esa pérdida progresiva de la capacidad del cuerpo para funcionar como debería. Y lo curioso —o lo inquietante— es que algunas teorías sitúan el inicio del envejecimiento a las pocas horas de la concepción. Pero él aterriza la idea: el declive que notamos suele aparecer a finales de los 30 o entrando en los 40. “El pico puede llegar a los veintitantos, a los 30 o a los 40, pero a partir de los 30 tardíos o 40 próximos todo empieza a hacer plato y a decaer”, señala.

Por eso insiste tanto en la medicina preventiva. Habla menos de longevidad como número y más de “vida en salud”. Y lo dice de forma muy gráfica: llegar a los 70 u 80, sí… pero poder agacharse, caminar, subir escaleras sin que duela medio cuerpo. ¿Acaso no es eso lo que todos queremos?

Los pilares que sostienen el bienestar

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La salud emocional también sostiene la longevidad — fuente:Canva

Cuando le preguntas por el estilo de vida, no duda: lo que es bueno para el corazón también es bueno para el cerebro, los riñones y los huesos. Todo está conectado, aunque a veces lo olvidemos. Por eso prioriza la prevención cardiovascular. Y, sobre todo, el movimiento.

El ejercicio es una gran píldora”, repite siempre. Y no lo dice como una metáfora bonita: es literal. No existe ningún medicamento capaz de ofrecer tantos beneficios a la vez. Dentro del movimiento, recuerda que hay dos grandes cualidades que no podemos descuidar: la fuerza y la resistencia cardiovascular. Él incluso menciona los deportes de lucha —boxeo, por ejemplo— como actividades muy completas. (Yo siempre pienso en el típico escalador fibroso cuando lo explica).

Después está la actitud. O dicho de otro modo: cómo gestionamos el estrés. Y aquí hace una confesión que sorprende: “No sé cuál decirte que es peor. Creo que es peor lo afectivo”. Y cualquiera que haya pasado por un mal momento emocional lo sabe… te deja sin energía, sin ganas, sin cuerpo.

Comer bien, descansar mejor y no obsesionarse con los números

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Nutrir bien el cuerpo es un acto de longevidad diaria — fuente:Canva

En nutrición, Durández vuelve a lo de siempre: sencillez. La dieta mediterránea sigue siendo la apuesta más sensata. Verduras de hoja verde, proteínas de buena calidad, grasas saludables… Nada extravagante. También recuerda que necesitamos más proteína de la que solemos pensar: más de 1 g/kg al día, y hasta 2 g/kg si entrenamos duro. Y ojo con los carbohidratos refinados y sus picos de glucosa.

Sobre el ayuno intermitente, menciona algo interesante: algunos estudios indican que cenar ligero —o directamente no cenar— podría ser más beneficioso que saltarse el desayuno. (Aquí cada uno tendrá su opinión, claro).

La testosterona es otro capítulo importante. Su caída lenta pero constante afecta a la vitalidad, a la masa muscular e incluso al estado de ánimo. La fuerza ayuda a mantenerla. El estrés y la grasa en exceso, en cambio, la hunden. Sobre la terapia de reemplazo (TRT), él es muy claro: “Trata al paciente, no trates el número”. Y tiene sentido. ¿De qué sirve una analítica perfecta si la persona se siente fatal?

Los suplementos entran en una categoría distinta: útiles, sí, pero nunca la base. Alcanzar buenos niveles de vitamina D u omega-3 solo con la alimentación es complicado hoy en día. La creatina, dice, es una de las pocas que realmente tiene evidencia sólida tanto en deporte como en envejecimiento saludable.

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