Cayetano Rivera vuelve a ser protagonista de titulares que nada tienen que ver con su carrera como torero y que están generando preocupación en su entorno más cercano. Este fin de semana, el hijo de Francisco Rivera y Carmina Ordóñez sufrió un accidente de tráfico al perder el control de su furgoneta a la salida del Real Club Sevilla Golf, en Alcalá de Guadaíra, y estrellarse contra una glorieta ajardinada, derribando al menos dos palmeras, según testigos presenciales. Aunque, por fortuna, el diestro resultó ileso, los daños materiales fueron considerables y el incidente ha abierto un nuevo capítulo de polémica alrededor de su nombre, especialmente por la versión contradictoria de los hechos respecto a su estado en el momento del choque y su negativa a realizar la prueba de alcoholemia, un hecho que podría derivar en sanciones legales.
2Una testigo lo ha contado todo
La testigo también aclaró que la policía llegó con rapidez, y que entre que ella tomó fotos y salió a tirar la basura pasaron apenas unos 40 minutos, por lo que resulta sorprendente que el torero se marchase tan apresuradamente y se negara a realizar la prueba de alcoholemia alegando estar “aturdido”. Este detalle refuerza la percepción de que, aunque no hubo heridos graves, el incidente tiene implicaciones legales y mediáticas importantes. La negativa a soplar y el abandono de la escena constituyen aspectos que podrían complicar la instrucción de las diligencias, generando un nuevo frente de controversia para el torero, que ya arrastra un historial de polémicas recientes, incluyendo el altercado de julio en Madrid que terminó archivado.
Además de la versión de los testigos y la defensa del abogado, la cobertura mediática ha subrayado que el accidente ha causado daños materiales significativos, tanto en el mobiliario urbano como en la furgoneta de alta gama de Cayetano Rivera. Las palmeras derribadas, la rotura de parte de la glorieta y los desperfectos en el vehículo suponen un coste económico considerable, que según algunas estimaciones podría superar los 20.000 euros, aunque esta cifra aún está pendiente de confirmación oficial por parte de la aseguradora y del Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra. Los vecinos han mostrado su sorpresa por la magnitud del impacto y por la rapidez con la que el diestro abandonó la escena, algo que refuerza la percepción de que el incidente no fue casual, sino que estuvo marcado por una conducción temeraria en un tramo donde suelen circular niños y vecinos.








