viernes, 14 noviembre 2025

El secreto de Ecoalf: ingeniería fiscal en Singapur y dependencia del ICO

Ecoalf está controlada por dos sociedades afincadas en Singapur.
A través de dichas sociedades canaliza préstamos que devuelve con intereses del 12%.
Entre 2020 y 2022 recibió hasta 14 préstamos diferentes del ICO.

Ecoalf se fundó en 2009, aunque su éxito no se ha hecho evidente hasta estos últimos años. De hecho, fue tras la pandemia cuando sus ventas crecieron con fuerza, pasando de 14 millones de facturación en 2019 a 37 y 45 millones en 2022 y 2023. Ese impulso, además, ha coincidido con dos cambios clave que han reforzado internamente las finanzas de Ecoalf: la entrada de capital procedente de Singapur, a través de Treis Growth, y la obtención de hasta 14 de préstamos ICO.

Aunque la filosofía y la comunicación de Ecoalf se presentan como inspiradoras, posicionándola como una marca referente en moda sostenible gracias al uso de materiales reciclados, la realidad interna muestra matices menos idílicos. Entre ellos destacan prácticas corporativas poco visibles para el consumidor, como la ingeniería fiscal mediante estructuras en Singapur o la dependencia significativa de ayudas públicas.

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En principio, el rastro societario de Ecoalf no revela un patrón claro de ingeniería fiscal. Sin embargo, un análisis más profundo muestra un detalle llamativo: el apellido de sus dos sociedades dominantes, Treis Growth (H) Pte. Ltd y Treis Growth (D) Pte. Ltd, que controlan dos tercios de la empresa. «Una terminación típica de las sociedades de responsabilidad limitada privadas de Singapur«, explican fuentes del sector, lo que revela una estructura empresarial con ventajas fiscales reconocidas.

La nueva Ecoalf dirigida desde Singapur

Ambas sociedades sustituyen la figura de los accionistas reales —Stephanie David y Julien Halley—, aunque estos mantienen el control a través de dichas entidades. Este modelo de sociedades de responsabilidad limitada proporciona total protección a los propietarios, ya que no responden personalmente más allá de su inversión y la tributación se canaliza por vía societaria, una de las más bajas del mundo.

Más relevante que el origen del capital es su uso. En las cuentas de Ecoalf figuran como préstamos; concretamente, se detalla que estas firmas aportaron 9,57 millones en “préstamos concedidos por los socios mayoritarios”. No obstante, la forma en que se han utilizado sugiere que funcionan como inyecciones de capital encubiertas: los primeros tres millones «se constituyeron inicialmente como participativos». El resto presenta intereses entre el 6% y el 12%, un rango que se asemeja más a un retorno de beneficios que a un préstamo convencional.

¿Y cuál es la clave de este método? Que las ganancias se transfieren no como dividendos —que tributan—, sino como intereses de préstamos, lo que queda exento de impuestos. No es una práctica exclusiva de Ecoalf, sino habitual entre fondos de inversión. Por ello, muchas empresas participadas, como ocurre con Ecoalf, pueden registrar pérdidas durante años sin que sus accionistas se alarmen.

Ecoalf sí se ayuda del Estado: a través del ICO

El modelo financiero de Ecoalf ha permitido reducir considerablemente su factura fiscal, ya que en los dos últimos ejercicios —coincidiendo con las aportaciones desde Singapur— la empresa ha declarado pérdidas superiores a ocho millones de euros. Antes de esta reestructuración, la compañía había obtenido beneficios en 2019 y 2021 por un total de cuatro millones.

Pero los préstamos desde Singapur no han sido la única herramienta para reforzar la estructura financiera de Ecoalf. También resultaron decisivos los préstamos ICO, concedidos mediante la línea de avales del Estado aprobada durante la pandemia para facilitar liquidez y crédito a empresas afectadas por el COVID-19.

Entre 2020 y 2022, Ecoalf recibió hasta 14 préstamos ICO distintos, por un valor conjunto cercano a ocho millones de euros. El más relevante, por cuantía, fue el de Banco Santander en mayo de 2020, por 1,2 millones, mientras que el último se formalizó con Deutsche Bank a finales de 2022. Además, en febrero de 2022 la firma obtuvo un millón de euros de ENISA, la entidad pública dedicada a impulsar la innovación a través de préstamos participativos.

En resumen, bajo el atractivo discurso de ecologismo, sostenibilidad y compromiso medioambiental que acompaña a Ecoalf, también se encuentran prácticas habituales en estructuras corporativas más controvertidas, como la ingeniería fiscal o la fuerte dependencia de ayudas públicas. Elementos que, aunque no visibles de inmediato, aparecen al examinar las cuentas y la compleja red societaria de la compañía.


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