Cuando un nacimiento se adelanta, también se adelantan las dudas, los miedos y las decisiones que los padres deben tomar en tiempo récord. En ese contexto vulnerable, nace Pequeños Grandes Héroes, un proyecto que ha sabido combinar experiencia personal, acompañamiento profesional y compromiso social. Lo que comenzó como una vivencia individual se convirtió en una red sólida que ya ha orientado de manera directa a más de 550 familias en España, ayudándolas a transitar el camino de la prematuridad desde un enfoque humano, práctico y administrativo. Para conocer más a fondo esta iniciativa, su fundadora, Laura Zaragoza, explica cómo un problema compartido puede transformarse en una solución colectiva.
¿Cómo nace Pequeños Grandes Héroes y qué papel juega tu historia personal en la creación del proyecto?
Pequeños Grandes Héroes nace de una vivencia profundamente personal: la de ser madre de un gran prematuro. Nadie te prepara para una maternidad que te pone la vida patas arriba: miedos, incertidumbre y una auténtica noria emocional. Un día de manera totalmente casual, me enteré de que existían ayudas públicas para estos peques y, desde ese instante, comenzó un camino arduo en el que me sentí muy sola: busqué en Internet, en la administración, hablé con pediatras y trabajadoras sociales… y me encontré con desinformación, puertas cerradas y, desánimo. Aun así, persistí. Fui recabando cada dato, superando una auténtica carrera de obstáculos, y logré gestionar con éxito las ayudas para mi hijo, justo en contra de lo que muchos me habían dicho. Entonces supe que no podía quedarme ahí. Empecé a compartir lo aprendido en salas de espera de hospital; más tarde abrí un blog y empezaron a escribirme familias de toda España. Comprendí que mi caso no era aislado: faltaba conciencia sobre la prematuridad, sobre lo que necesitan las familias y sobre cómo acceder a los recursos existentes. Lo que comenzó como una respuesta a mi propia historia se convirtió en mi vocación y en una red de apoyo profesional y humana. Hoy PGH existe para que ninguna familia vuelva a transitar la prematuridad sin acompañamiento, sin información comprensible y a tiempo, y sin los recursos que les corresponden. Mi propósito es sencillo y firme: que jamás vuelvan a sentirse solas y tengan acceso a los recursos públicos disponibles para sus hijos.
¿Qué tipo de asesoramiento o gestiones administrativas pueden encontrar hoy las familias en vuestra plataforma?
Ofrecemos asesoramiento integral y personalizado en materia de ayudas públicas relacionadas con la prematurida: la discapacidad, la dependencia o la CUME (prestación por cuidado de menor con enfermedad grave). Nuestro trabajo combina la parte técnica —la gestión administrativa y legal— con una mirada humana y empática. Gestionamos de principio a fin todos estos recursos públicos para liberar a las familias de los trámites burocráticos y del desgaste emocional que suponen. Gracias a nuestra experiencia y al conocimiento en detalle de cada ayuda —requisitos, plazos, documentación y particularidades por comunidad autónoma— optimizamos cada expediente para maximizar resultados y acortar tiempos.
Además, ponemos a su disposición una comunidad viva, actualmente con más de 700 familias, donde pueden compartir sus experiencias, miedos e incertidumbres y sentirse acompañadas por otras personas que están pasando por situaciones similares.
En un momento tan emocional como el nacimiento de un bebé prematuro, ¿cómo se equilibra el acompañamiento profesional con el apoyo emocional?
El acompañamiento emocional es una parte esencial de nuestro trabajo. Las familias no solo necesitan soluciones prácticas, sino también sentirse comprendidas y sostenidas. Por eso en PGH trabajamos desde la escucha activa y la empatía, entendiendo que detrás de cada expediente hay una historia llena de amor, miedo, esperanza y fuerza. Nuestra comunidad, la Tribu de Pequeños Grandes Héroes, juega aquí también, un papel fundamental para las familias.
¿Qué tipo de ayudas económicas han sido las más demandadas por las familias que acuden a vosotros?
Revisamos cada caso con lupa y, si existe la mínima posibilidad de acceder a una ayuda, vamos a por ella. Habitualmente gestionamos tres pilares: Ley de Dependencia, reconocimiento de Discapacidad y la prestación CUME, siempre que se cumplan los requisitos. Si tuviera que señalar la más demandada —y la que más impacto tiene en el día a día y en la conciliación laboral— es la CUME, porque permite a las familias disponer de tiempo y recursos para cuidar sin desatender su estabilidad económica.
Habéis trabajado con más de 550 familias; ¿cómo se traduce ese impacto en cambios reales para sus vidas?
El impacto se nota en lo más cotidiano: en la tranquilidad de las familias. Muchas nos cuentan que gracias a nuestro acompañamiento han podido acceder a ayudas que desconocían, organizar mejor su vida familiar y laboral y, sobre todo, sentirse más seguras y menos solas. Nuestro propósito es hacerles el camino un poco más fácil, para que puedan dedicar su tiempo y su energía a lo verdaderamente importante: cuidar de su bebé. Saber que gracias a las ayudas públicas pueden tener una parte económica resuelta y respirar con un poco más de calma es, sin duda, el mayor regalo que puede tener una madre
¿Cómo se articulan los distintos perfiles profesionales que forman parte de Pequeños Grandes Héroes?
Actualmente, contamos con un equipo interno especializado y con profesionales de confianza a quienes derivamos algunos casos, tanto en el ámbito sanitario como en el legal. Colaboramos con abogados, psicólogas, logopedas, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas y otros perfiles que aportan una mirada complementaria al acompañamiento que ofrecemos.
No obstante, una de las líneas en las que estamos trabajando es en tejer una red de profesionales con cobertura nacional, que nos permita ofrecer una asistencia 360º a las familias, en cualquier punto de España.
La prematuridad sigue siendo un tema poco visibilizado; ¿qué barreras sociales o informativas encontráis más a menudo?
La principal barrera es la falta de información y sensibilización. Además, persisten mitos que intentamos desactivar: que “ser prematuro es solo nacer con bajo peso y ya crecerá” o que “la prematuridad termina a los dos años”. No es así. Cada niño es un mundo y su evolución es distinta, con necesidades que pueden prolongarse en el tiempo. Por eso, en PGH trabajamos para visibilizar esta realidad, ofrecer información clara y rigurosa y reivindicar políticas públicas que respondan a las verdaderas necesidades de los niños prematuros y sus familias.









