lunes, 10 noviembre 2025

Santiago Bilinkis, emprendedor y tecnólogo: “Las redes sociales generan incentivos perversos, muchos buscan seguidores como sea”

Santiago Bilinkis advierte que las redes sociales están generando un aumento preocupante de ansiedad y depresión en los jóvenes. Su uso excesivo, la búsqueda de aprobación y la comparación constante están afectando la salud mental de toda una generación.

Cada día, millones de personas en todo el mundo revisan sus redes sociales antes incluso de levantarse de la cama. Lo que comenzó como una herramienta para comunicarse se ha transformado en un escenario que moldea emociones, percepciones y conductas. Santiago Bilinkis, emprendedor y tecnólogo, advierte sobre un fenómeno que está afectando especialmente a los más jóvenes.

La realidad muestra una paradoja inquietante: nunca estuvimos tan conectados y, sin embargo, nunca nos sentimos tan solos. En su análisis sobre las redes sociales, Bilinkis revela datos que reflejan el crecimiento alarmante de la ansiedad y la depresión entre adolescentes, especialmente mujeres menores de 30 años. Para él, “hay algo en la manera en que estamos viviendo que nos está enfermando”.

Publicidad

La vida dentro de las pantallas

YouTube video

Las redes sociales ocupan un espacio central en la vida de los jóvenes. Según Bilinkis, el 90% de las personas menores de 25 años las utiliza a diario, frente al 40% de los mayores de 65. La diferencia no solo está en la cantidad de usuarios, sino también en el tiempo: los más jóvenes pasan el triple de horas conectados.

A esto se suma un factor clave: las redes sociales centradas en la imagen —como Instagram o TikTok— han convertido la apariencia en un valor social. Allí, la felicidad se mide en likes y la popularidad, en cantidad de seguidores. Lo que antes era una comparación silenciosa entre compañeros, ahora es un ranking público de aceptación. “Las redes ofrecen un espejo distorsionado”, señala Bilinkis. Nadie muestra su tristeza o sus días grises. Ese contraste permanente genera frustración y una sensación de insuficiencia constante.

Redes sociales: El algoritmo del malestar

Redes sociales: El algoritmo del malestar
Fuente Freepik.

Las redes sociales no solo alimentan la comparación, también están diseñadas para mantenernos conectados el mayor tiempo posible. Bilinkis explica que operan bajo el mismo principio que las máquinas tragamonedas: recompensas variables intermitentes. A veces el contenido es irrelevante, pero de repente aparece algo que nos atrapa. Esa dosis irregular de estímulo activa la dopamina, el neurotransmisor del placer.

El problema es que esta gratificación constante genera dependencia. Cuanto más se usa una red social, mayor es la necesidad de recibir notificaciones, comentarios o nuevos seguidores. Con el tiempo, esa sobreestimulación provoca el efecto contrario: un vacío emocional difícil de llenar.

Bilinkis recuerda casos como el de la nadadora Delfina Pignatiello, quien abandonó Twitter tras sufrir acoso, o la cantante Lorde, que decidió alejarse de las redes para “desintoxicarse”. Son ejemplos de cómo incluso personas con éxito y reconocimiento pueden sufrir las consecuencias del escrutinio digital.


Publicidad