lunes, 10 noviembre 2025

El QR en el bar que te roba directamente del banco: criminal puede acceder a tu dinero mientras pides una cerveza

Una pegatina sobre el código de la mesa puede ser la puerta de entrada a tu cuenta bancaria. Los ciberdelincuentes perfeccionan sus técnicas para que la estafa sea casi indetectable.

El timo del QR se ha colado hasta en el aperitivo del domingo, ese momento sagrado de relax en una terraza al sol. Llegas a tu bar de confianza, te sientas y, como ya es costumbre, sacas el móvil para escanear el código de la mesa y ver qué pides. Parece un gesto inofensivo, casi automático, pero mientras esperas, un simple gesto puede vaciar tu cuenta corriente sin que te des cuenta. ¿Cómo es posible? La respuesta es más sencilla y alarmante de lo que imaginas y redefine los peligros de la ciberdelincuencia.

La comodidad de este sistema nos ha hecho bajar la guardia frente a un QR que puede estar manipulado. No es ciencia ficción, es una realidad que ya está llenando los bolsillos de los criminales a costa de ciudadanos de a pie. Piensa por un momento en la cantidad de veces que has usado este enlace digital sin prestarle la más mínima atención, confiando ciegamente en su legitimidad, porque los delincuentes sustituyen el código legítimo por uno fraudulento que te redirige a una web falsa. Sigue leyendo, porque tu próxima caña podría salirte muy cara.

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¿UN SIMPLE CUADRADO INOFENSIVO? LA VERDAD DETRÁS DEL CÓDIGO

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A simple vista, todos los códigos parecen iguales: un laberinto de píxeles en blanco y negro que promete llevarnos a un menú o a una pasarela de pago. El problema no está en la tecnología en sí, que es perfectamente segura, sino en cómo los delincuentes la utilizan para sus fines. Porque el verdadero riesgo reside en que cualquiera puede crear un código de respuesta rápida y enlazarlo a una página web maliciosa. Este es el punto de partida de un engaño que explota nuestra confianza y, sobre todo, nuestras prisas cotidianas.

La ejecución de la estafa es de una simpleza que asusta, lo que la hace terriblemente efectiva en lugares de alta rotación como bares, restaurantes o eventos. No necesitan complejos ataques informáticos ni hackeos de película. De hecho, la estafa más común consiste en pegar un adhesivo con un QR fraudulento justo encima del original del establecimiento. La pegatina fraudulenta es casi idéntica, por lo que pasa completamente desapercibida tanto para los clientes como para los propios camareros.

EL ENGAÑO PERFECTO: ASÍ ACTÚAN LOS CIBERCRIMINALES

Una vez que has escaneado el código malicioso, te encuentras en una página web que imita a la perfección la del local, con su logo, sus colores y su carta. Es aquí donde empieza la segunda fase del engaño. Puede que, para ver el menú, te pidan datos bancarios para una falsa «verificación de edad» o un supuesto pago, momento en el que realmente están capturando tus credenciales de acceso. Esta modalidad, conocida como phishing, es una de las más extendidas en la estafa del código.

Pero el robo de datos no es el único peligro. En variantes más agresivas de este ciberataque silencioso, la web fraudulenta está diseñada para aprovechar las vulnerabilidades de tu teléfono móvil. Al escanear el QR, el enlace podría iniciar la descarga automática de un ‘malware’ que infecta tu móvil y roba información. Este software espía puede registrar tus pulsaciones, acceder a tus contactos o, peor aún, hacerse con las contraseñas de tus aplicaciones bancarias sin que notes absolutamente nada extraño en el dispositivo.

NO SOLO EN BARES: ¿DÓNDE MÁS ACECHA EL PELIGRO?

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Aunque el escenario del bar es el más gráfico y común, la amenaza del QR falso se ha extendido a muchos otros ámbitos de nuestra vida diaria. El pago sin contacto en espacios públicos es un objetivo prioritario para los estafadores. Por ejemplo, estos delincuentes colocan su QR falso en parquímetros o estaciones de bici, aprovechando la prisa del usuario para que pague sin verificar la legitimidad del sitio web. Un pago de apenas un par de euros se convierte así en la llave de acceso a todos tus ahorros.

La creatividad de los criminales no tiene límites y utilizan cualquier vector de ataque que se les ocurra. Se han detectado casos en carteles de conciertos, en folletos publicitarios e incluso en facturas manipuladas que llegan a nuestro propio buzón. Imagina recibir una supuesta factura de la luz con un código para facilitar el abono; incluso una factura en tu buzón puede incluir un QR manipulado para el pago, transformando un trámite cotidiano en una peligrosa puerta trasera para los estafadores. La comodidad, una vez más, es el cebo.

BLINDARSE ES POSIBLE: CONSEJOS PARA NO CAER EN LA TRAMPA

La buena noticia es que, con un poco de atención, podemos evitar ser víctimas de esta estafa. El primer escudo es la observación. Antes de proceder al escaneo de códigos, tómate un segundo para mirar de cerca el adhesivo. ¿Parece de mala calidad, está superpuesto a otro o tiene los bordes despegados? Ante la más mínima sospecha, es mejor desconfiar, porque comprueba físicamente si el código QR es una pegatina puesta sobre otro o si parece dañado. Si tienes dudas, pregunta siempre a un empleado del local.

La segunda barrera de protección es digital. Una vez escaneado el código, fíjate bien en la dirección web (URL) que aparece en la parte superior de tu navegador antes de introducir ningún dato. Desconfía si la web a la que te lleva el QR no tiene el protocolo de seguridad «https» o si te pide descargar una aplicación, ya que ningún bar necesita una ‘app’ para mostrarte su menú de bebidas. Mucho cuidado también si te solicita permisos extraños, como el acceso a tus contactos o a tus archivos personales.

¿DEMASIADO TARDE? CÓMO REACCIONAR SI HAS SIDO VÍCTIMA

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Si crees que has podido caer en la trampa y has introducido tus datos bancarios tras escanear un QR sospechoso, la rapidez es tu mejor aliada para minimizar los daños. No esperes a ver un movimiento extraño en tu cuenta. Lo primero es contactar inmediatamente con tu banco para bloquear tarjetas y anular cualquier operación sospechosa. Cambia también las contraseñas de acceso a tu banca online y de cualquier otra aplicación sensible que tengas en el móvil, porque no sabes hasta dónde ha llegado el atacante.

Una vez aseguradas tus cuentas, el siguiente paso es denunciar. Acude a la Policía Nacional o la Guardia Civil y presenta una denuncia formal aportando todos los detalles que recuerdes: el lugar, la hora, la web a la que te redirigió y cualquier captura de pantalla que pudieras haber hecho. Denunciar ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado es fundamental, ya que tu testimonio puede ayudar a prevenir que otras personas sufran esta estafa del QR. La prevención y la información son las únicas armas reales que tenemos.


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