lunes, 10 noviembre 2025

No solo es Llanes: así son los 3 destinos cercanos que te sorprenden a menos de 120 minutos en coche

La clave de un gran viaje no reside siempre en el lugar más famoso, sino en la aventura de descubrir rincones inesperados y auténticos. Combinar la costa cantábrica con la montaña de los Picos de Europa en una misma escapada en coche es posible y enriquece por completo la percepción del norte de España.

Cuando pensamos en destinos de la costa oriental de Asturias, es casi un acto reflejo que el nombre de Llanes acapare toda la atención y se lleve el protagon กี้ de nuestras planificaciones. Es lógico, su encanto es innegable. Pero, ¿qué ocurre cuando el murmullo se convierte en multitud? A veces, la verdadera magia reside en girar el volante y atreverse a explorar un poco más allá, donde el paisaje sigue siendo espectacular pero el ritmo lo marca la autenticidad, y es que la saturación en ciertos lugares nos empuja a buscar alternativas que mantienen una esencia mucho más pura e intacta.

La promesa de descubrir tesoros ocultos a plena vista es un imán para cualquier viajero con alma de explorador, de esos que no se conforman con la foto de postal que ya han visto todos. Imagina encontrar pueblos que no esperabas, paisajes que te roban el aliento y una sensación de descubrimiento real a menos de dos horas de ese epicentro turístico que creías conocer, porque descubrir estos rincones cercanos transforma un buen viaje en una experiencia memorable y completamente diferente a lo que tenías en mente. ¿Te atreves a conocerlos

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RIBADESELLA, LA JOYA QUE CUSTODIA EL SELLA

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Al caminar por su casco antiguo, uno siente el pulso de un auténtico pueblo pesquero, con el olor a salitre impregnando las calles y el colorido de las fachadas reflejándose en las aguas de la ría. Es un lugar para pasear sin rumbo fijo, donde la vida cotidiana de los pescadores se entrelaza con el murmullo de los visitantes que buscan esa verdad que solo se encuentra en los puertos. Esta escapada por la costa asturiana te recordará que la belleza a menudo reside en lo sencillo, en lo que permanece.

Pero si cruzas el puente, el escenario cambia por completo, como si entraras en otra época. Te recibe la majestuosa playa de Santa Marina y su paseo, flanqueado por impresionantes palacetes de indianos que parecen competir en elegancia, un paseo por la playa de Santa Marina revela un pasado burgués con villas que miran al Cantábrico, contando historias silenciosas de fortunas hechas al otro lado del Atlántico. Este turismo diferente te permite vivir dos ciudades en una, separadas apenas por unos metros de agua.

COMILLAS, UN CAPRICHO MODERNISTA FRENTE AL MAR

La sorpresa inicial llega al toparse de bruces con El Capricho, una fantasía de colores y formas imposibles que solo podría haber salido de una mente privilegiada. No es de extrañar, porque la huella de un joven y atrevido Antoni Gaudí impregna el ambiente de esta villa, regalando al visitante una obra de arte única, vibrante e inesperada en este rincón del norte. Este viaje por Cantabria se convierte de repente en una ruta por el modernismo más sorprendente que puedas imaginar.

Pero la exhibición de poderío arquitectónico no termina ahí, ni mucho menos. Un poco más arriba, dominando el horizonte, se alzan el imponente Palacio de Sobrellano y la antigua Universidad Pontificia, dos gigantes que hablan de la influencia y el legado de un solo hombre, ya que el poderío del Marqués de Comillas convirtió este rincón en un museo al aire libre que sigue deslumbrando a día de hoy a quien se acerca a esta ruta con encanto. Comillas es, sin duda, una parada obligatoria para los amantes de la belleza.

POTES, LA PUERTA DE ENTRADA A LOS PICOS DE EUROPA

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Su casco antiguo es un laberinto de puentes de piedra, casonas blasonadas y torres medievales que parecen vigilar el paso del tiempo y de los ríos que lo abrazan. Perderse por sus callejuelas es un placer, porque la esencia de la comarca de Liébana se respira en cada rincón de Potes, un pueblo que ha sabido conservar su encanto histórico sin renunciar a ser el corazón vibrante de la zona. Esta inmersión en los Picos de Europa te conecta con la historia y la naturaleza a la vez.

Más allá de su belleza arquitectónica, Potes es sinónimo de una gastronomía contundente y llena de sabor, de esas que reconfortan el cuerpo tras una jornada de exploración por las montañas. Un buen cocido lebaniego es casi una obligación, pues la contundencia de su cocina de montaña es el broche de oro a una jornada de senderismo, el premio perfecto para cualquiera que decida aventurarse en esta escapada rural. Aquí, el paisaje se saborea tanto con la vista como con el paladar.

¿Y CÓMO SE CONECTAN ESTOS MUNDOS TAN DISTINTOS?

El viaje que une la costa con las cumbres de los Picos de Europa es un espectáculo en sí mismo, un recorrido que te transforma en apenas una hora. Pasas del azul intenso del Cantábrico al verde imposible de los valles, porque el Desfiladero de La Hermida ofrece una de las rutas en coche más espectaculares de España, con la carretera tallada en la roca y el río Deva rugiendo a tus pies. Este trayecto por carretera es una experiencia que se graba en la memoria.

Moverse entre Ribadesella y Comillas te permite saborear la esencia del Cantábrico, con paradas improvisadas en playas solitarias y miradores que te dejan sin palabras. No se trata solo de llegar, sino de disfrutar del camino, ya que la libertad de explorar sin un plan fijo te regala los mejores descubrimientos, esos pequeños paraísos cercanos que no aparecen en las guías turísticas. Son estos destinos imprevistos los que a menudo definen la magia de un viaje.

DESTINOS: MÁS ALLÁ DE LA FOTO PERFECTA QUE TODOS BUSCAN

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Cada uno de estos lugares tiene su propia personalidad, su propio ritmo y su propia voz, alejados del bullicio de los puntos más mediáticos. Lo que te llevas de ellos es una conexión más real con el entorno, pues la autenticidad de estos pueblos reside en su gente y en sus tradiciones, algo que la masificación turística a menudo diluye sin remedio. Este tipo de turismo sostenible enriquece tanto al viajero como al lugar visitado.

Quizás la mayor lección de este pequeño viaje es que la aventura no siempre está en irse más lejos, sino en mirar con otros ojos lo que tenemos más cerca. A veces, los mejores secretos se esconden a la vuelta de la esquina, esperando a ser descubiertos por aquellos que se atreven a desviarse del camino principal, y es que la verdadera esencia del norte de España en Asturias, se revela en estos contrastes, en esa capacidad de pasar del mar a la montaña en un suspiro, recordándonos la increíble diversidad que atesora nuestro país.


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