En el corazón de Barcelona, la Sagrada Familia continúa siendo un misterio inacabado. Desde su inicio en 1882, la obra soñada por Antoni Gaudí ha resistido guerras, crisis económicas y transformaciones tecnológicas. Hoy, más de un siglo después, su finalización sigue siendo una incógnita que despierta fascinación y controversia.
El historiador Joan Aicart sostiene que la Sagrada Familia nunca llegará a completarse como fue concebida originalmente. En su análisis, los obstáculos que impiden su culminación no solo son técnicos y urbanísticos, sino también conceptuales. “La esencia de esta basílica está en su imperfección”, asegura, convencido de que su carácter inacabado forma parte de su legado más profundo.
Sagrada Familia: Un proyecto que nació sin fecha de finalización

Cuando se colocó la primera piedra de la Sagrada Familia, el mundo era completamente distinto. Aún no existían los automóviles ni los aviones, y la electricidad apenas comenzaba a transformar la vida urbana. Su fundador, el librero Josep María Bocabella, imaginó un templo expiatorio financiado únicamente con donaciones de los fieles, lo que marcó desde el principio un ritmo de construcción incierto y discontinuo.
El primer arquitecto, Francisco de Paula del Villar, planteó un diseño neogótico, pero tras un año de trabajo, abandonó el proyecto. Fue entonces cuando Antoni Gaudí, con solo 31 años, tomó el mando y lo transformó radicalmente. Inspirado por la naturaleza, Gaudí concibió la Sagrada Familia como una síntesis entre arte, fe y ciencia. Su estructura, sus torres y cada uno de sus detalles debían reflejar la armonía divina.
Aicart explica que, desde ese momento, el proyecto se volvió infinito. “Gaudí no diseñó una iglesia tradicional, sino un organismo vivo que debía evolucionar con el tiempo”, señala. La complejidad de su diseño, sumada al carácter artesanal de cada elemento, hizo que su ejecución se convirtiera en una tarea casi eterna.
El desafío de continuar sin Gaudí
Cuando Gaudí murió en 1926, solo se había completado alrededor del 25% de la Sagrada Familia. Con él desapareció también gran parte de su documentación original, destruida durante la Guerra Civil Española. Desde entonces, nueve arquitectos diferentes han intentado reinterpretar sus ideas. Cada uno, con las herramientas de su tiempo, trató de ser fiel al espíritu del maestro sin traicionar su compleja visión.
Para Joan Aicart, aquí reside el principal motivo por el cual la obra no podrá concluirse. “No existe una guía completa que revele cómo Gaudí pensaba resolver cada detalle”, afirma. Aunque las maquetas y fragmentos recuperados sirvieron como referencia, muchas decisiones actuales responden a conjeturas o adaptaciones tecnológicas modernas. “La Sagrada Familia que se construye hoy es una interpretación, no una continuación exacta”, sentencia el historiador.
A este problema se suman los obstáculos urbanos. La fachada de la Gloria, una de las últimas por edificarse, requeriría la demolición de varias manzanas para construir una escalinata monumental. La oposición de los vecinos y los altos costes hacen que esta parte del proyecto sea, de momento, inviable. “La Sagrada Familia no puede avanzar sin alterar el tejido urbano de Barcelona, y eso la condena a la inmovilidad”, señala Aicart.








