sábado, 8 noviembre 2025

Pablo Ferrero (46), médico del sueño: «Si duermes una hora menos de lo que tienes que dormir y tienes un 7% más de riesgo de infarto»

Dormir bien no es un lujo, sino una necesidad vital. El médico del sueño Pablo Ferrero advierte que una hora menos de descanso aumenta el riesgo de infarto y deteriora funciones esenciales del cuerpo y la mente.

Por más que la cultura moderna celebre la productividad y las noches sin descanso, la ciencia es contundente: el sueño no es un lujo, sino una necesidad vital. El médico del sueño Pablo Ferrero (46) lo explica con una claridad tan inquietante como reveladora: “Si duermes una hora menos de lo que tienes que dormir, tienes un 7% más de riesgo de infarto”.

Su afirmación no es una exageración. Detrás de cada noche mal dormida, el cuerpo pasa factura. Ferrero lleva más de tres décadas estudiando los procesos que ocurren mientras descansamos y advierte que “no hay absolutamente ninguna función del cuerpo que no se vea alterada en detrimento por dormir poco o mal”. Desde los reflejos —que tras 24 horas sin dormir se equiparan a los de una persona alcoholizada— hasta el metabolismo, la presión arterial o la regulación de la glucosa, todo se ve afectado.

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Dormir poco: el enemigo silencioso del corazón y la mente

Dormir poco: el enemigo silencioso del corazón y la mente
Fuente:Canva

Dormir, dice, es como cerrar las puertas de un restaurante al final del día: mientras los clientes descansan, el equipo interno limpia, ordena y repone lo necesario para volver a abrir al día siguiente. Si ese proceso no ocurre, el cuerpo funciona con el sistema colapsado. “Por eso llegás al trabajo con cara de cansancio, mal humor y sin energía —explica—. El cuerpo simplemente no tuvo tiempo de repararse”.

El médico insiste en que no todos necesitamos dormir lo mismo. Si bien se habla de entre siete y nueve horas diarias, el verdadero indicador es la constancia y la calidad del sueño. A esto se suma un fenómeno que Ferrero llama “jetlag social”: el cambio de horario del fin de semana, cuando nos acostamos y levantamos más tarde. “Es como si el viernes viajaras a España y el domingo volvieras a Buenos Aires. El lunes tu cuerpo no sabe en qué huso horario está”, resume.

Constancia y hábitos: las claves para un descanso reparador

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Las consecuencias no tardan en aparecer. A corto plazo, una sola hora menos de sueño puede aumentar el riesgo cardiovascular. A largo plazo, el déficit de descanso se asocia con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson. “Durante el sueño, el cerebro se limpia de desechos tóxicos. Si no lo hace, esas sustancias se acumulan y dañan las neuronas”, explica.

Ferrero advierte también que el descanso deficiente altera la producción de hormonas, debilita el sistema inmune y hasta afecta la composición corporal. “En los deportistas que duermen poco, el 70% del peso que pierden es de masa muscular y no de grasa”, señala.

Y si alguien cree que puede compensar el cansancio con café, el especialista es tajante: “La cafeína apaga la alarma natural del cuerpo que te avisa que estás cansado. No te hace estar bien, solo te impide darte cuenta de que estás mal”. Incluso cuando parece no afectar el sueño, disminuye su calidad al interrumpir las fases más reparadoras.

Por eso, su consejo es simple y poderoso: constancia, constancia y constancia. Dormir a la misma hora, cuidar la temperatura del ambiente, reducir las pantallas antes de acostarse y exponerse al sol durante el día para estimular la producción natural de melatonina. “Una buena noche se construye desde que te levantás”, afirma.


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