La inteligencia artificial (IA) ha irrumpido en la educación superior con un impacto que pocos podían anticipar. Lo que hace apenas una década era un recurso experimental, hoy se ha convertido en una herramienta habitual en la docencia, la investigación y la gestión universitaria.
Sin embargo, su avance no está exento de interrogantes: ¿cómo garantizar un uso ético en el aula? ¿Qué papel juega el profesorado en esta transición? La Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) ha asumido el compromiso de dar respuesta a estas cuestiones con programas de capacitación docente que ponen en el centro la responsabilidad y la ética.
En este camino, la visión estratégica de la institución ha sido reforzada por su director general, Miguel Arrufat Pujol, aunque la verdadera transformación recae sobre el cuerpo docente: más de 6.000 profesores que trabajan cada día para integrar la tecnología en la enseñanza con sentido crítico y rigor académico.
Compromiso institucional: la apuesta de UNIR por un uso ético de la IA
UNIR se ha convertido en un referente en la reflexión sobre la ética de la inteligencia artificial en la educación.
Prueba de ello es la Declaración para un uso ético de la IA en Educación Superior, en la que la universidad establece principios claros: transparencia en el empleo de algoritmos, respeto a la privacidad del alumnado, equidad en la aplicación de herramientas digitales y promoción de una cultura de responsabilidad compartida.
Estas directrices no se quedan en el plano teórico. La universidad impulsa actividades de divulgación y debate, como los Cursos de Verano de El Escorial, donde se ha abordado la relación entre calidad académica e innovación tecnológica. El objetivo es claro: que los docentes cuenten con un marco sólido para aplicar la IA en sus clases sin renunciar a los valores fundamentales de la educación.
Capacitación práctica: programas para el profesorado de UNIR
La estrategia de UNIR no se limita a recomendaciones, sino que se materializa en formaciones específicas para docentes. Entre ellas destacan:
- Experto Universitario en Inteligencia Artificial en Educación: programa diseñado para que el profesorado adquiera competencias digitales. El alumno comprenderá los dilemas éticos asociados al uso de algoritmos, asistentes virtuales o plataformas de aprendizaje automático.
- Máster en Tecnología Educativa y Competencias Digitales: que combina la integración práctica de IA en el aula con un enfoque ético, abordando casos reales de aplicación.
- Seminarios y talleres de actualización: espacios donde los profesores comparten experiencias, resuelven dudas y exploran nuevas metodologías apoyadas en inteligencia artificial generativa. Todo, bajo criterios de transparencia y responsabilidad.
Estas iniciativas tienen un objetivo común: preparar al profesor para un uso crítico y reflexivo de la tecnología, evitando caer en la dependencia ciega de herramientas que, aunque útiles, requieren supervisión humana.
Retos éticos que enfrenta el profesorado universitario
La inteligencia artificial plantea dilemas concretos que los docentes de UNIR deben afrontar en su día a día:
- Privacidad y protección de datos: garantizar que la información del alumnado no se utilice de manera indebida.
- Autoría y originalidad: diferenciar entre el trabajo propio del estudiante y las producciones generadas por algoritmos.
- Sesgos algorítmicos: reconocer que los sistemas de IA pueden reproducir desigualdades sociales o culturales y trabajar para mitigarlas.
- Transparencia en la evaluación: evitar que la automatización convierta la calificación en un proceso opaco, sin el juicio crítico del docente.
El profesorado se convierte así en un mediador indispensable, capaz de aplicar criterios éticos en contextos que la máquina, por sí sola, no puede discernir.
Beneficios de una capacitación ética en IA
La apuesta por la formación docente en ética digital ofrece ventajas evidentes:
- Mayor calidad educativa, al integrar la tecnología de forma consciente y no como un fin en sí mismo.
- Innovación pedagógica, con la creación de nuevas metodologías que combinan lo mejor de la inteligencia humana y la artificial.
- Confianza social, ya que la universidad proyecta una imagen de institución responsable que se adelanta a los desafíos del futuro.
Pero también existen desafíos: la necesidad de una actualización constante, la resistencia al cambio que algunos sectores muestran y la exigencia de contar con recursos técnicos y humanos suficientes.
Recomendaciones prácticas para docentes e instituciones
- Formación continua: actualizarse en competencias digitales y participar en cursos y seminarios.
- Buenas prácticas éticas: cuestionar las herramientas antes de adoptarlas y aplicar criterios de transparencia.
- Autoevaluación crítica: reflexionar sobre cómo se integra la IA en la práctica docente y qué impacto tiene en el aprendizaje.
- Apoyo institucional: promover espacios de colaboración interdisciplinar y crear marcos de evaluación ética claros.
La experiencia de UNIR demuestra que formar al profesorado en ética aplicada a la inteligencia artificial no es un complemento, sino una necesidad urgente. El avance tecnológico exige una reflexión permanente y un compromiso compartido para que la educación universitaria siga siendo un motor de progreso social.
El reto de los próximos años será consolidar una cultura institucional donde la ética acompañe cada decisión tecnológica. Para ello, el papel de los docentes seguirá siendo insustituible: son ellos quienes, con su criterio y experiencia, pueden garantizar que la IA, más que sustituir la esencia de la enseñanza, la enriquezca.








