Joseph Oughourlian sigue sin encontrar la fórmula para enderezar el rumbo de Prisa. A pesar de su reconciliación con el Gobierno de Pedro Sánchez y de su nueva sintonía con Florentino Pérez, el grupo editor de El País y la Cadena SER continúa en números rojos y en medio de una agitación interna que amenaza con lastrar la eficacia del nuevo plan estratégico que se presentará de forma inminente.
De enero a septiembre, Prisa acumuló pérdidas de 48 millones de euros, un 28% lo cual supone un más que los 37 millones del mismo periodo de 2024. La cúpula de la compañía, que ya no puede culpar de la situación a los anteriores gestores, atribuye parte del deterioro al impacto contable del laudo arbitral de Cofina —derivado de la venta frustrada de la lusa Media Capital en 2020— y a la disminución del resultado por puesta en equivalencia, tras la desinversión en Radiópolis (México).
Sin esos efectos extraordinarios, asegura el grupo, la tendencia operativa sería más favorable. Los ingresos consolidados alcanzaron los 609 millones, un 4% menos, aunque Prisa defiende que, excluyendo el efecto de la sentencia contra Cofina, los ingresos habrían crecido un 4% a tipo de cambio constante.
Dentro de esa cifra, destaca el tirón de El País, cuyos ingresos por suscripciones crecieron un 17% interanual, y la leve mejora de la publicidad en Prisa Media, que avanzó un 1%. Sin embargo, los resultados siguen lastrados por un problema estructural: la deuda.
Con más de 750 millones de euros de pasivo financiero y unos intereses anuales superiores a 80 millones, el margen de maniobra del grupo es mínimo. La refinanciación cerrada este año —que eleva los compromisos hasta 777 millones— da cierto oxígeno, pero no resuelve el fondo del problema: un modelo de negocio que sigue dependiendo en exceso del papel y de la publicidad tradicional.
AÑO AGITADO
El verano de 2025 fue especialmente convulso para el grupo. La decisión de no concurrir al concurso público de licencias de TDT del Gobierno desató una crisis interna que se saldó con las salidas de varios directivos de peso, entre ellos Carlos Núñez y José Miguel Contreras.
También se produjeron relevos en puestos clave: Pepa Bueno dejó la dirección de El País, y Montserrat Domínguez abandonó la dirección de Contenidos de la SER. Los movimientos obedecen a un intento de Oughourlian por recuperar las riendas del grupo antes de presentar el nuevo plan estratégico a cuatro años vista.
Este documento, coordinado por Ignacio Soto, pretende redefinir el equilibrio entre las dos grandes divisiones del grupo —Prisa Media y Santillana—, reforzar el crecimiento digital y estabilizar las cuentas a partir de 2026, que será el año de la celebración del 50 aniversario de El País.
En esa línea se enmarca el nombramiento de Alberto Polanco como nuevo presidente y consejero delegado de Santillana, la joya educativa de la casa y principal generadora de flujo de caja.
TRANSFORMACIÓN
La transformación de Prisa no es solo económica. En el plano político, el grupo ha recalibrado su relación con el poder. Tras una etapa de distanciamiento, El País ha recuperado una línea editorial más cercana al PSOE, con un tono más institucional y menos crítico hacia Pedro Sánchez.
La SER, por su parte, ha mantenido su perfil tradicional. Esta aproximación se interpreta en los círculos mediáticos como un intento de Oughourlian por asegurar estabilidad regulatoria y publicitaria, consciente de que el Gobierno sigue siendo un actor determinante en el ecosistema mediático español.
En paralelo, el empresario franco-armenio también ha estrechado lazos con Florentino Pérez. El episodio más ilustrativo ha sido la destitución de Vicente Jiménez como director de As y la designación como director de Contenidos de José Félix Díaz, muy cercano al presidente del Real Madrid.
La maniobra simboliza, para parte de la redacción, la pérdida de independencia que había caracterizado a la cabecera bajo la influencia de Alfredo Relaño. A partir de ahora, la redacción de As reportará a Díaz y al nuevo director general de los Deportes de Prisa, Aloysio Araujo, que ejerció el mismo cargo en Marca en los tiempos en los que Eduardo Inda ejercía como director del rival de As.

Mientras la cúpula de Prisa promueve cambios, el malestar en las redacciones crece. La Inspección de Trabajo ha abierto una investigación sobre la situación de una veintena de periodistas de la Cadena SER que habrían trabajado como falsos autónomos durante años. Si prospera la denuncia, el grupo podría enfrentarse a sanciones y a la obligación de reconocer antigüedades y cotizaciones.
NUEVOS TIEMPOS
Prisa tampoco es ajena a las dinámicas de los nuevos tiempos mediáticos marcados por la consolidación del mercado digital. Esta situación está creando extraños compañeros de cama, tal y como se vislumbra en que la guerra entre las televisiones privadas parezca haberse sustituido por la batalla entre RTVE y estas, o que la Cadena SER promocione de forma profusa el canal Veo 7, propiedad de la editora del gran rival de El País, Unidad Editorial (El Mundo).







