Tras meses de dudas, Sidenor, la empresa de José Antonio Jainaga, ha conseguido cerrar el acuerdo para hacerse con el 29,7% de las acciones de Talgo que controla el fondo Pegaso, como parte de un conglomerado que también incluye la participación de la SEPI. Es un paso que ocurre mientras que al directivo de la empresa se le investiga por sus conexiones de Israel, y en la misma semana que se coquetea con la idea de buscar otro comprador en España, y que Siemens se ofreciera como fabricante para una Renfe cansada de sufrir los retrasos del fabricante español.
La operación, suscrita el 6 de noviembre, prevé la adquisición de 36,86 millones de acciones a un precio fijo de 4,25 euros por título, algo más de los 4,15 ofrecidos inicialmente. Es un acuerdo que acaba con meses de especulaciones, dudas y situaciones complicadas para el fabricante clave dentro del sistema de alta velocidad español.
En total, el acuerdo es de 156.675.604 € por la totalidad de las 36.864.848 acciones objeto de la Compraventa. No solo es un salvavidas económico para el fabricante, que todavía espera la entrada de la SEPI en su accionario en las próximas semanas, sino que debería traducirse en una mayor capacidad empresarial para solucionar los problemas del fabricante, que sigue siendo la pieza clave del futuro de la alta velocidad en el país.
Es una victoria para el Gobierno del País Vasco, que ahora puede presumir de que su región es hogar de los dos grandes conductores de trenes del país, y para el Ministro de Transporte y Movilidad Sostenible, que había hecho todo lo posible por mantener la españolidad de la empresa tras el veto a la opa ofrecida por el conglomerado húngaro Ganz-MaVag. Al mismo tiempo, se traduce en un reto clave para la empresa en el futuro inmediato, que ahora tiene que aprovechar esta adquisición para superar sus problemas de capacidad.
PATENTES ÚNICAS, SANCIONES MILLONARIAS Y REEMPLAZOS: LO QUE COMPRA SIDENOR CON EL ACUERDO DE TALGO
Lo cierto es que la compra obliga a los nuevos propietarios del fabricante a intentar pasar página en el complejo drama de la empresa. No es un secreto que los retrasos en las entregas de Talgo se han hecho cada vez más comunes, con varios de sus clientes, incluida Renfe, viéndose obligados a replantear fechas de apertura en rutas clave debido a los problemas de capacidad de la empresa.

Desde el próximo 31 de enero, cuando pasen a controlar el fabricante, estos problemas será responsabilidad de Talgo, que además tendrá que aprovechar el movimiento para pagar los más de 100 millones de euros que deben a Renfe debido a la sanción que la empresa pública aplicó al fabricante por el retraso de los Avril. Son problemas que además se habían traducido en una crisis empresarial y una caída en el valor de las acciones en los últimos meses.
Pero siguen teniendo el único tren de ancho variable que puede circular en la alta velocidad española. Esto los hace un socio obligado no solo para Renfe, sino para cualquier empresa, incluidas Ouigo e Iryo, que quiera sumarse a rutas como la de Galicia, o para países que quieran aprovechar este conocimiento para facilitar el desarrollo y la extensión de su propio sistema, como el caso de Polonia.
CAMBIA EL PANORAMA PARA LA PRESENTACIÓN DE RESULTADOS
Este movimiento ocurre además unos pocos días antes de la próxima presentación de resultados de Talgo del 13 de noviembre, donde se esperan unos datos complicados de digerir para los accionistas. Los problemas actuales de la empresa no son un secreto para los nuevos compradores, y son precisamente los motivos que han abierto esta ventana de oportunidad.








