«Llevo veinte años trabajando en el sector audiovisual y jamás había visto este nivel de presión pública sobre Kantar Media, la multinacional que mide la audiencia en España. Me preocupa que se esté naturalizando esta actuación y las consecuencias que pueda tener. Es llamativo que se cuestionen las audiencias de TVE ahora que recupera una posición principal en el mapa audiovisual».
Estas palabras textuales del presidente de RTVE, José Pablo López, publicadas en su perfil de X (antiguo Twitter) el pasado 30 de octubre, evidencian una guerra sorda que desde hace varias semanas viene produciéndose en la industria audiovisual española.
El directivo malagueño parecía así ponerse la venda antes de la herida que, supuestamente, podrían haberle abierto las televisiones privadas, que podrían albergar ciertas dudas sobre las audiencias que viene cosechando La 1 en la Comunidad de Madrid.
El canal estatal ha encontrado una fórmula de éxito que ha disparado sus datos hasta acercarse peligrosamente a Antena 3, pero algunas privadas como Telecinco estarían mostrando recelos sobre la veracidad de esos registros.
Desde la cúpula de RTVE también se ha intentado contener el golpe mediático. Carlota Corredera, colaboradora de la cadena pública, señaló en el programa ‘No somos nadie’ (Ten) que en Mediaset existían dudas sobre las mediciones de audiencia.
Por su parte, Javier Ruiz, conductor de ‘Mañaneros’ —que ha disparado sus datos en los últimos meses— fue entrevistado ese mismo 20 de octubre en ‘Directo al grano’, en lo que pareció una entrevista ad hoc, para afirmar que las privadas tenían algo así como ‘mal perder’ ahora que las audiencias daban como ganador moral a La 1.
No solo las cadenas, también periodistas abiertamente enfrentados al Gobierno han señalado presuntas irregularidades. Ese mismo 20 de octubre, Nacho Cardero, director de El Confidencial, publicaba un artículo titulado «El milagro de Silvia Intxaurrondo: convertir Madrid al socialismo».
Decía así: «El subidón de RTVE ha sido súbito, casi milagroso, en apenas quince días. Un comportamiento anómalo, en un período demasiado corto y en zonas muy concretas del país. Eso sí, mejor no preguntar demasiado para evitar victimizar a los abajo firmantes, esto es, a aquellos que rubricaron el manifiesto progubernamental contra la ‘máquina del fango’ y ahora se quejan de persecución y linchamiento. No sería raro que, en unos meses, RTVE logre superar a Antena 3 y, con carta blanca para José Pablo López, se sitúe por delante de YouTube, y luego ya, a partir de ahí, lo que le echen. ¿Hablamos de audiencias o, en realidad, estamos hablando de otra cosa?».
El clima de sospecha se intensificó el 30 de octubre, cuando la periodista Ketty Garat, de The Objective, afirmó en directo, desde el plató de ‘El programa de Ana Rosa’ en Telecinco, que «Sánchez está controlando la parrilla de TVE, cuando no las audiencias, básicamente para propagar bulos».
La presentadora Ana Rosa Quintana no rebatió aquella acusación, lo cual evidenció que parece asumir este relato para justificar su desgaste, tal y como lo hizo antes con los géneros (al asegurar que ‘Auser@s’ no era su rival porque supuestamente no era un magazine de actualidad), la franja (cuando se estrelló en las tardes) o al desgaste de Telecinco (a pesar de que está vertebrada por magazines que produce la factoría que ella preside, Unicorn Content).
ENTRE LA DEFENSA Y LA HEMEROTECA
El presidente de RTVE ha sacado pecho por los datos de La 1, que está viviendo un momento dulce como no se recordaba desde hace años. Un éxito que López no logró ni al frente de la conservadora Trece ni durante su etapa como director general de Telemadrid, donde asumió el mando en febrero de 2017.

Paradójicamente, en aquellos años el propio López tenía dudas sobre las mediciones de audiencia en Madrid. En diciembre de 2017, apenas diez meses después de llegar a la autonómica, reconocía ante la Asamblea que los datos de Kantar Media no eran lo suficientemente representativos en la región.
En su discurso de investidura como director de Telemadrid, José Pablo López declaró que su principal reto era hacer «una radio y una televisión públicas de calidad, independiente, profesional. En definitiva, una televisión para todos los madrileños».
A finales de 2017, López reconocía que «Telemadrid ha cambiado hacia dentro y hacia afuera. Pero queda mucho camino», y explicaba su propósito de ampliar el parque de audímetros madrileños para reducir la «variabilidad del dato de audiencia» tras llegar a un acuerdo con Kantar Media.
«Vamos a realizar un incremento en el entorno del 30% de la muestra», anunció en la Asamblea de Madrid, comprometiéndose a costear la ampliación hasta los 550 dispositivos, lo que convertiría a la región en la comunidad con más audímetros de España.
Es una inversión que debería haberse realizado hace tiempo y que considero indispensable, fundamentalmente para que tengamos criterios suficientes y sólidos a la hora de realizar la programación de nuestros distintos canales», añadió entonces el director de la autonómica, que parecía tener dudas sobre la veracidad de los datos que lograba Telemadrid.
Ocho años después, la hemeroteca muestra la ironía: quien en 2017 reclamaba una muestra más sólida para que los datos de audiencia fuesen «criterios suficientes y sólidos», hoy defiende con firmeza la integridad de las mediciones de Kantar Media, justo cuando La 1 vive su mayor repunte en más de una década.








