Entrar a la aplicación del banco y sentir ese nudo en el estómago se ha convertido en un ritual cotidiano. Cada vez más personas se preguntan a dónde se fue el dinero, sin encontrar respuestas claras. Santiago Bilinkis, emprendedor y tecnólogo, propone mirar más allá de los números: entender que el problema no es solo económico, sino mental y cultural.
En su serie, el especialista aborda una verdad incómoda: nadie nos enseñó a manejar el dinero. Y esa falta de educación financiera, sumada a la forma en que funciona nuestro cerebro, nos condena a repetir los mismos errores una y otra vez.
El tabú del dinero y el mito del éxito

Hablar de dinero sigue siendo un tema prohibido en gran parte del mundo. En la sobremesa no se menciona, y en las redes sociales, menos. Pocos confiesan sus deudas o la angustia de no llegar a fin de mes. Según el Banco Mundial y la OCDE, muchas personas no alcanzan el nivel mínimo de alfabetización financiera. Para Bilinkis, este silencio perpetúa un círculo de culpa y desinformación.
Mientras tanto, el vacío lo ocupan los “vendehumo” que prometen fórmulas mágicas para hacerse rico. “Nadie que tenga una fórmula real para ganar dinero va a usar su tiempo vendiendo cursos”, sentencia. En su mirada, el verdadero conocimiento financiero no se compra, se construye con disciplina, lectura crítica y autoconocimiento. El dinero, dice, no debería ser un tema tabú, sino una herramienta de libertad.
El cerebro, enemigo silencioso del ahorro
Bilinkis explica que el dinero no se pierde solo en las malas decisiones: se escapa en los sesgos de nuestra mente. Diversos experimentos revelan que el cerebro humano percibe a su “yo futuro” como si fuera otra persona. Por eso, ahorrar se siente como regalarle el dinero a un desconocido. A este fenómeno se suma la anestesia de las tarjetas de crédito, que eliminan el “dolor” de pagar. El resultado es predecible: compramos más, gastamos más y pensamos menos.
Su propuesta no se basa en consejos mágicos, sino en estrategias concretas. Visualizar al propio “yo del futuro”, etiquetar el dinero en distintas categorías y automatizar el ahorro son pasos simples que reeducan la mente. “Si no controlás el dinero, el te controla a vos”, repite como una advertencia.
Bilinkis también denuncia cómo la cultura del consumo explota nuestras debilidades. Las promociones, las cuotas y las redes sociales nos empujan a gastar para encajar. Compararnos con los demás, asegura, es la forma más cara de esconder la inseguridad. Frente a eso, propone una revolución silenciosa: gastar menos para vivir mejor.
El dinero no debería ser un fin, sino un medio. En su mensaje final, el tecnólogo recuerda que la libertad financiera no se compra: se construye. Ordenar las finanzas no solo implica ganar control sobre el dinero, sino también sobre el tiempo, la tranquilidad y las decisiones. Y en un mundo que nos empuja a consumir, aprender a esperar y elegir se convierte en un acto de rebeldía.









