miércoles, 5 noviembre 2025

Facundo Mesa (49), ingeniero, revela por qué los CEO están en peligro: «Ciberdelincuentes están duplicando móviles en 35 segundos para saquear cuentas bancarias»

Hace apenas unos años, la ciberseguridad era considerada una responsabilidad exclusiva de los departamentos de tecnología, algo lejano y abstracto para la mayoría de ejecutivos. Sin embargo, la realidad actual ha transformado esta percepción de manera radical. Los CEO y directivos de alto nivel se han convertido en objetivos prioritarios para ciberdelincuentes sofisticados que cuentan con herramientas cada vez más avanzadas para comprometer sus dispositivos. La duplicación de teléfonos móviles en cuestión de segundos es solo uno de los múltiples métodos que utilizan para acceder a información sensible y recursos financieros de las empresas.

La amenaza es tan real y tan inmediata que especialistas como Facundo Mesa, ingeniero de sistemas con casi cinco décadas de experiencia, no dudan en calificarla como crítica. Los ataques dirigidos contra ejecutivos han evolucionado dramáticamente en los últimos dieciocho meses, pasando de intentos genéricos a operaciones quirúrgicamente personalizadas. Esto significa que los ciberdelincuentes dedican tiempo a estudiar los hábitos, rutinas y círculos de influencia de cada CEO antes de lanzar su ataque, aumentando exponencialmente las probabilidades de éxito. El objetivo final es casi siempre el mismo: acceso a cuentas bancarias corporativas, información confidencial o ambos.

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CÓMO LOS CIBERDELINCUENTES DUPLICAN MÓVILES EN SEGUNDOS

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El proceso de duplicación de un teléfono móvil es sorprendentemente simple cuando se domina la técnica, aunque parezca ciencia ficción para la mayoría de usuarios. Los ciberdelincuentes utilizan software especializado que captura toda la información contenida en un dispositivo sin necesidad de acceso físico prolongado al mismo. Una vez que logran este duplicado, poseen una copia exacta y funcional del teléfono de la víctima con todos sus datos, aplicaciones y, crucialmente, acceso a las autenticaciones de doble factor. La velocidad del proceso —tan solo treinta y cinco segundos— permite a los delincuentes completar la operación en espacios públicos prácticamente sin detectarse. Restaurantes, aeropuertos, eventos empresariales y conferencias se convierten así en escenarios de riesgo donde un simple rozamiento puede significar el robo de toda su identidad digital.

Una vez que poseen una copia del móvil del CEO, los atacantes tienen acceso inmediato a sus aplicaciones bancarias, correos electrónicos personales y corporativos, y sistemas de autenticación biométrica previamente capturados. El factor de la velocidad es crítico porque mientras el CEO continúa utilizando su teléfono original sin saber que ha sido clonado, el ciberdelincuente ya está dentro de sus sistemas financieros. Esta ventana temporal entre la clonación y el momento en que la víctima descubre el fraude es exactamente lo que los atacantes necesitan para transferir fondos o extraer información sensible. En muchos casos, cuando el ejecutivo se percata del robo, los dineros ya han sido transferidos a cuentas internacionales prácticamente imposibles de rastrear.

EL RIESGO ESPECÍFICO QUE ENFRENTAN LOS CEO EN SUS TRANSACCIONES DIARIAS

Los ejecutivos de alto nivel manejan cotidianamente acceso a recursos económicos significativos y información estratégica que los convierte en blancos ideales para el fraude financiero sofisticado. Los CEO suelen autorizar transferencias de millones de euros, acceder a cuentas de inversión corporativa y gestionar credenciales de seguridad que afectan a múltiples departamentos y empleados. Cuando un ciberdelincuente logra comprometer el dispositivo móvil de un ejecutivo, potencialmente compromete no solo su patrimonio personal, sino también los recursos financieros completos de la organización. Este factor amplifica enormemente el atractivo de estos objetivos desde la perspectiva del delincuente, que puede acceder a sumas de dinero significativamente mayores que las que podría extraer de cualquier otro empleado.

La mayoría de CEO confían en que sus posiciones de liderazgo los protegen de manera implícita, cuando en realidad los hace más vulnerables. Utilizan teléfonos personales para transacciones financieras, revisan reportes sensibles en vuelos y cafeterías, y frecuentemente reutilizan contraseñas entre plataformas diferentes. Los ciberdelincuentes conocen bien estos patrones de comportamiento y construyen sus ataques aprovechando exactamente estas debilidades inherentes a la rutina ejecutiva. El perfil psicológico del CEO también juega un papel importante: su confianza en sí mismo, acostumbrado a tomar decisiones rápidas y asumir riesgos calculados, puede nublar su juicio cuando se enfrenta a una solicitud urgente de transferencia o a una aparente emergencia corporativa comunicada por un correo que parece legítimo.

LA IMPORTANCIA DEL FACTOR HUMANO EN LA CADENA DE ATAQUE

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La tecnología más sofisticada utilizada por ciberdelincuentes siempre tiene un componente fundamentalmente humano que determina su éxito final o su fracaso. Un CEO nunca será atacado por tecnología pura si no hay una persona dispuesta a clonar su dispositivo en el momento preciso, o a diseñar un correo de ingeniería social perfectamente convincente. Los ataques más efectivos combinan automatización tecnológica con manipulación psicológica, creando una tormenta perfecta de vulnerabilidad. El ingeniero Mesa subraya constantemente que la educación y la conciencia de seguridad son exactamente tan importantes como cualquier firewall o software de protección que pueda instalar una empresa.

La ingeniería social, fundamental en estos ataques, explota características básicas de la psicología humana como la urgencia, la autoridad percibida y la confianza en el protocolo corporativo establecido. Un correo que simula ser del director de finanzas solicitando una transferencia urgente debido a una supuesta adquisición inminente puede ser extraordinariamente convincente, especialmente si el CEO está en una junta directiva y realmente hay negociaciones en curso. Los atacantes utilizan información públicamente disponible sobre la empresa, sus proyectos y sus ejecutivos para construir narrativas que se ajustan perfectamente al contexto específico de su víctima. Esta personalización eleva dramáticamente la probabilidad de que el ejecutivo ejecute las acciones solicitadas sin verificar adecuadamente la legitimidad de la solicitud.

MEDIDAS PREVENTIVAS ESENCIALES PARA EJECUTIVOS Y SUS EMPRESAS

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La defensa contra estas sofisticadas amenazas requiere un enfoque multicapa que combine tecnología avanzada con protocolos humanos rigurosos y cambios fundamentales en la cultura de seguridad empresarial. El primer paso, frecuentemente subestimado, es reconocer que la vulnerabilidad existe y que ningún CEO está exento de riesgo simplemente por su posición o experiencia. La autenticación de dos factores debe ser obligatoria en todos los dispositivos, preferiblemente utilizando métodos biométricos independientes del teléfono móvil que podría haber sido clonado. Esto crea una barrera adicional que hace que incluso si un ciberdelincuente posee una copia perfecta del dispositivo, no pueda acceder a sistemas críticos sin la biometría original de la víctima.

Adicionalmente, las empresas deben implementar protocolos de verificación de dos pasos incluso para solicitudes que provengan de direcciones de correo electrónico corporativas internas reconocibles. Un procedimiento donde cualquier transferencia superior a cierto monto requiera confirmación verbal directa, idealmente desde líneas telefónicas registradas y conocidas, puede parecer tedioso pero es extraordinariamente efectivo. La combinación de tecnología de encriptación de datos en tránsito, educación continua de ejecutivos sobre tácticas de ataque específicas, y segregación de accesos financieros crea un sistema de defensa que resulta prohibitivamente costoso comprometer para la mayoría de atacantes. Los CEO inteligentes invierten en esta defensa como lo harían con seguros corporativos: como costo necesario para proteger activos valiosos contra riesgos predecibles y documentados.

EL COSTO REAL DEL FRAUDE PARA LAS ORGANIZACIONES Y LOS EJECUTIVOS

Cuando un fraude exitoso ocurre, las consecuencias van mucho más allá de la simple pérdida de dinero, extendiéndose a daño reputacional, responsabilidad legal y la erosión de la confianza tanto interna como externa. Ejecutivos que han sido víctimas de este tipo de fraudes reportan frecuentemente que la vergüenza profesional y la responsabilidad percibida ante los accionistas es psicológicamente más devastadora que la pérdida financiera misma. Las empresas afectadas enfrentan investigaciones de organismos reguladores, potenciales demandas de accionistas, y un deterioro en su posición competitiva mientras gastan recursos en remediar el incidente de seguridad. Los clientes corporativos y proveedores clave frecuentemente revalúan sus relaciones comerciales tras conocer que una empresa ha sufrido un compromiso de seguridad de esta magnitud.

Desde la perspectiva del seguimiento posterior, la responsabilidad de un CEO que resulta víctima de fraude es compleja legalmente. Dependiendo de la jurisdicción y de la estructura corporativa, el ejecutivo podría ser considerado negligente si no implementó medidas estándar de ciberseguridad. Esto significa que más allá de los fondos perdidos, un CEO podría enfrentar acciones legales personales, pérdida de reputación profesional y potencial destitución de su cargo. La industria aseguradora está respondiendo a esta realidad con productos de cobertura específica para ejecutivos, pero las primas son significativas y la cobertura frecuentemente tiene exclusiones relacionadas con negligencia o falta de diligencia en ciberseguridad básica.

EL FUTURO DE LA CIBERSEGURIDAD EJECUTIVA EN UN MUNDO HIPERCONECTADO

La trayectoria actual de la ciberseguridad sugiere que las amenazas contra los CEO se volverán progresivamente más sofisticadas, mientras que simultáneamente la ventana de tiempo para detectarlas podría acortarse. La inteligencia artificial está siendo adoptada tanto por defensores como por atacantes, lo que sugiere que futuras oleadas de fraude serán aún más personalizadas y adaptativas. Facundo Mesa y otros especialistas predicen que dentro de tres años los ataques contra ejecutivos incluirán suplantación de identidad sintética mediante deepfakes de video y audio, haciendo casi imposible confiar únicamente en canales de comunicación tradicionales. Esta realidad implica que las organizaciones deben comenzar ahora a construir infraestructuras de verificación de identidad que vayan más allá de lo que actualmente se considera mejor práctica.

Por otro lado, existe una transformación potencialmente positiva en cómo las empresas están comenzando a pensar sobre la ciberseguridad ejecutiva como un elemento central de la estrategia corporativa, similar a la compliance legal o la gestión de riesgos financieros. Los consejos de administración más progresistas están contratando Chief Information Security Officers con asientos directos en el ejecutivo, lo que señala un reconocimiento de que la ciberseguridad no es un problema de tecnología sino un problema de gobernanza corporativa. Este cambio gradual pero perceptible en la priorización de seguridad dentro de las estructuras de poder corporativo podría ser la diferencia entre las organizaciones que sufren brechas catastróficas y aquellas que logran mantenerse un paso adelante de los ciberdelincuentes. El mensaje de expertos como Mesa es claro: el futuro del liderazgo empresarial requerirá no solo excelencia en gestión y visión estratégica, sino también sofisticación creciente en ciberseguridad personal y corporativa.


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