martes, 4 noviembre 2025

Eneko Baz, doctor en Ciencias del Deporte: “Lo último que deberías hacer para ponerte fuerte es comprar suplementos; lo primero es controlar el estrés y los hábitos que te alejan de tus objetivos”

- El experto en hipertrofia Eneko Baz explica por qué el entrenamiento de fuerza es mucho más que músculo: es salud, autonomía y longevidad.

Los suplementos no son el punto de partida, sino el último paso de un proceso que comienza con hábitos sólidos y control del estrés. El investigador y campeón del mundo de culturismo natural Eneko Baz, doctorando en Ciencias del Deporte y experto en hipertrofia, habla con pasión y claridad sobre algo que, según él, deberíamos entender de una vez por todas: el músculo no es un capricho estético, es una pieza esencial de nuestra salud. Su enfoque, sólido pero cercano, desmonta la vieja idea de que entrenar fuerza es solo para “ponerse grande”.

El músculo: un órgano vivo que habla con todo el cuerpo

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La fuerza no solo transforma el cuerpo, también la mente. Fuente: Canva

Baz lo explica sin rodeos: ganar músculo no es cuestión de vanidad, sino de salud. “El músculo es la estructura de nuestro cuerpo, y músculos fuertes significan huesos fuertes y sanos”, dice, con la convicción de quien lo ha experimentado.

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Habla del tejido muscular casi como si tuviera vida propia. Y no le falta razón. Lo define como un órgano endocrino que envía señales químicas a otros tejidos —a los huesos, al sistema inmunológico, incluso al cerebro—. En sus palabras, el músculo “se comunica” con el resto del cuerpo.

Y, más allá de la fisiología, hay una idea potente: entrenar fuerza es invertir en autonomía. “Nos ayuda a movernos mejor, a mantenernos independientes cuando envejecemos. No se trata solo de vivir más años, sino de vivirlos bien”, insiste.

La ciencia detrás del crecimiento muscular

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El equilibrio entre esfuerzo y descanso es la base del progreso. Fuente: Canva

Cuando habla de hipertrofia, Bath lo hace con la precisión de un investigador, pero sin perder la cercanía de un entrenador que disfruta viendo progresar a su gente. “El crecimiento muscular es una adaptación”, explica. “El cuerpo responde al estrés, a la tensión que le imponemos. Es su forma de fortalecerse ante la agresión controlada del entrenamiento.”

Todo empieza en el cerebro, continúa. Desde allí, el sistema nervioso envía la orden de contracción a las fibras musculares. “El sistema nervioso es el verdadero director de orquesta”, dice. “Y si no descansas bien o entrenas sin intensidad, la música no suena igual.”

Sobre las repeticiones, rompe otro mito: no importa tanto cuántas hagas, sino cuán cerca estés del fallo muscular. “Puedes entrenar con cinco repeticiones o con veinticinco; si estás realmente al límite, los resultados serán muy parecidos”, asegura.

Y ojo con los descansos entre series. “Descansar poco no te hace más fuerte. Te hace menos eficiente. El cuerpo necesita tiempo para volver a reclutar todas las fibras”, advierte. Su recomendación: entre dos y tres minutos, según el tipo de ejercicio.

Planificar con sentido común

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Salud y músculo caminan juntos, más allá del gimnasio. Fuente: Canva

Baz insiste en adaptar el entrenamiento a la vida de cada persona. Para quienes buscan salud y buena forma, tres días a la semana son suficientes. Para quienes quieren maximizar las ganancias, lo ideal son cinco sesiones, con un volumen mayor.
“La clave está en escuchar al cuerpo: si rindes bien y recuperas rápido, vas por buen camino”, comenta.

Brazos, glúteos y la eterna búsqueda del equilibrio

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Cada repetición cuenta: constancia antes que perfección. Fuente: Canva

Al hablar de ejercicios concretos, Bath no se complica. “Para unos brazos equilibrados hay que trabajar tanto el bíceps como el tríceps”, dice. Y, cuando toca el tema favorito de muchos —los glúteos— sonríe. “El glúteo se entrena más fácil de lo que se piensa. Basta con combinar una sentadilla que lo trabaje en estiramiento y un hip thrust para acortarlo.”

Menciona también ejercicios de abducción para dar forma a la parte superior del glúteo. No hay milagros, pero sí método.

La ciencia y la humildad de seguir aprendiendo

Al final, Eneko se queda con una reflexión que lo define: “Con los años te das cuenta de que sabemos menos de lo que creíamos. Cuanto más aprendes, más entiendes lo poco que sabes.”

Esa humildad, tan poco común en un mundo de gurús del fitness, le da más credibilidad todavía.
“La ciencia cambia, pero hay principios que no fallan: constancia, progresión y disfrute. Entrenar bien no es hacerlo perfecto, es hacerlo siempre”, concluye.

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