lunes, 3 noviembre 2025

Jordi Segura, experto en Inteligencia Artificial y programador: “Estamos viviendo una revolución industrial digital. Quien no se forme en IA, se quedará fuera del futuro laboral”

- El experto en inteligencia artificial Jordi Segura advierte sobre la velocidad del cambio tecnológico y la urgencia de mantener la humanidad en la era digital.

El experto en inteligencia artificial reflexiona sobre la velocidad del cambio, el vértigo que genera y el reto de mantenernos humanos en medio de la tormenta tecnológica.

Hablar con Jordi Segura sobre inteligencia artificial es como asomarse a una autopista del futuro… sin luces largas. Te entusiasma y te asusta a la vez. Él lo resume con una imagen que se te queda grabada:
Estamos yendo a 300 km/h en una carretera con niebla y lluvia, sin saber qué hay delante. Vamos solos, pensando que el viaje va a ser maravilloso… y no tenemos ni idea de qué va a pasar.

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No lo dice con dramatismo, sino con esa calma del que ya ha asumido que el tren no se va a detener. “El problema no es la velocidad —dice—, sino que nadie está mirando al frente.

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Jordi Segura alerta sobre la velocidad del desarrollo de la IA. Fuente: Canva

Segura lleva años estudiando el comportamiento de las máquinas, y lo que cuenta suena más a advertencia que a discurso técnico. Habla de una “carrera espacial digital”, en la que Estados Unidos, China y Europa compiten por ver quién domina primero la inteligencia artificial más potente del planeta.
Lo paradójico —explica— es que ni siquiera los propios creadores entienden del todo cómo funcionan sus modelos.Estamos construyendo cerebros con más neuronas que el nuestro —hasta 1,7 billones— y pretendemos controlarlos con una libreta y un Excel.”

Sonríe, pero enseguida se pone serio:
Nos estamos jugando la privacidad, la democracia… y millones de empleos. Y seguimos acelerando como si nada.”

De la élite tecnológica al lenguaje de la calle

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La inteligencia artificial redefine el trabajo y la creatividad humana. Fuente: Canva

Aunque la IA no es nueva —lleva más de medio siglo entre nosotros—, todo cambió en noviembre de 2022, con la aparición de ChatGPT. “Ahí empezó la verdadera democratización”, dice.

Hasta entonces, la inteligencia artificial era cosa de ingenieros y programadores. Hoy, cualquiera puede usarla. “El nuevo lenguaje de programación ya no es Python ni Java. Es el español. Es el lenguaje natural.

Y tiene razón. Ya no hace falta escribir código, basta con hablar. Pero para Segura, eso es una bendición y un aviso: “Aprende cuanto antes, porque quien no se forme se va a quedar fuera. Las herramientas son gratuitas, accesibles y potentes. El coste de no probarlas es abismal.”

Su tono cambia, más cercano: “La IA va a quitarte lo aburrido. Lo que no aporta valor. Pero el valor nuevo, ese que depende de tu creatividad, tu criterio, tu intuición… ese no lo puede copiar nadie.”

El doble filo del progreso

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La tecnología avanza más rápido que nuestra capacidad de entenderla. Fuente: Canva

Pese a su tono de alerta, Jordi Segura no es un catastrofista. De hecho, se define como “ultra, hiper, mega optimista” sobre lo que viene. “La inteligencia artificial puede curar enfermedades, predecir desastres naturales o ayudarnos a resolver el cambio climático.

Sus ejemplos impresionan. Habla de AlphaFold, una herramienta capaz de simular el comportamiento de las proteínas en cuestión de horas, algo que antes tomaba años.
O de los algoritmos que ya detectan el cáncer de mama con seis meses de antelación.
Imagínate tener cien mil doctorados trabajando a la vez en el mismo problema. Es una inteligencia infinita.”

Hace una pausa. “Pero ojo”, añade. “El mismo cuchillo que corta el pan también puede herir. La IA no es buena ni mala: es un reflejo de nosotros. Si la usamos mal, el desastre será humano, no tecnológico.”

El empleo y la crisis del sentido

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El futuro digital plantea un reto ético y humano sin precedentes. Fuente: Canva

Segura es claro: “Sí, el miedo al desempleo es real. Y sí, todos deberíamos preocuparnos.
Aclara que la IA no va a sustituir a las personas de golpe, sino las tareas. “Primero se lleva lo rutinario, luego los puestos. Así empieza.”

Divide los empleos en tres bloques:

  • Los de cuello blanco, como administrativos, programadores o marketers, serán los primeros en caer.
  • Los de cuello azul, oficios manuales como fontaneros o carpinteros, resistirán más tiempo.
  • Y luego están los profesionales cualificados —médicos, abogados, profesores—, que no desaparecerán, pero tendrán que integrar la IA para seguir siendo relevantes.

Más allá del trabajo, le preocupa algo más profundo: el sentido de la vida.
Vamos hacia un mundo donde quizás la renta básica universal sea inevitable, pero cuidado… porque si nos quitan la necesidad de ganarnos la vida, puede llegar una crisis de propósito. El ser humano necesita sentirse útil, hacer cosas que importen.”

Su mirada se suaviza: “Nos da miedo perder el trabajo, pero el verdadero miedo es dejar de tener un ‘para qué’.

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