lunes, 3 noviembre 2025

El método que elimina el hígado graso sin pastillas (y te devuelve la energía en semanas)

- Cambiar hábitos y recuperar la salud metabólica.

Cuidar el hígado es mucho más que una cuestión médica: es el punto de partida para recuperar la energía y el equilibrio del cuerpo. Ise Botello entusiasta defensora de la salud preventiva y Mauricio, un joven de apenas 20 años, ofrecieron una charla que fue mucho más que una simple transmisión: una conversación sincera sobre cómo cuidar el cuerpo antes de que la enfermedad llame a la puerta.

Hablaban con emoción, con convicción. Su mensaje giraba en torno a dos prácticas que, aseguran, cambiaron sus vidas: el ayuno intermitente y la suplementación natural. Nada de fórmulas milagrosas ni dietas extremas, sino un enfoque basado en la constancia y el conocimiento.

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La resistencia a la insulina: ese enemigo silencioso

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Recuperar la energía comienza con decisiones simples. Fuente: Canva

Ambos coinciden en que la resistencia a la insulina es el gran villano oculto de nuestra época. Esa disfunción metabólica, muchas veces ignorada, está detrás de males tan comunes como la diabetes, la hipertensión, la obesidad, el ovario poliquístico, e incluso enfermedades neurológicas como el Alzheimer.

“Cuando logras poner esa resistencia bajo control —explican—, todo empieza a encajar: la mente se aclara, la energía vuelve y el cuerpo, poco a poco, se reequilibra”.

No lo dicen desde un libro, sino desde la experiencia.
Ise perdió a su padre por diabetes y su madre también fue diagnosticada con la misma enfermedad, además de sufrir síndrome metabólico, depresión y problemas tiroideos. Esa historia la marcó. “Quiero ser una abuela confiable —dice con una sonrisa que mezcla ternura y determinación—, con energía para cuidar de mi nieta… no que ella tenga que cuidar de mí”.

Mauricio también tiene su historia. En su familia, la diabetes y la presión alta son casi una herencia. Pero él decidió romper el ciclo. “No quiero que mi salud esté escrita de antemano”, confiesa.

El sistema Feel Great (FGAT): un impulso natural para el cuerpo

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Equilibrar cuerpo y mente es el primer paso hacia la salud. Fuente: Canva

Su propuesta se centra en el sistema Feel Great (FGAT), una combinación de ayuno intermitente y suplementos naturales que, según cuentan, actúan de forma parecida a las populares inyecciones GLP-1 (las llamadas semaglutidas), pero sin fármacos.

El método tiene dos pilares:

  • Unimate, una yerba mate súper concentrada —dicen que 375 veces más potente que las comunes— que aporta energía limpia, reduce el apetito y no rompe el ayuno.
  • Balance, un suplemento que se toma justo antes de las comidas y que ayuda a mantener los niveles de azúcar estables, evitando esos picos que luego se pagan con cansancio y antojos.

Además, el programa viene con una garantía que no es habitual en el mundo del bienestar: si en tres meses no ves resultados, te devuelven el dinero. Así de seguros están de su método.

El ayuno 16:8: sencillo, adaptable y poderoso

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La transformación empieza cuando tomas control de tu bienestar. Fuente: Canva

El enfoque que promueven es el ayuno intermitente 16:8, que consiste en dejar que el cuerpo descanse 16 horas (incluyendo las horas de sueño) y comer dentro de una ventana de 8.

Por ejemplo:
Por la mañana, Unimate en lugar del desayuno.
Primera comida entre las 12 y la 1.
Otra dosis de Unimate a media tarde.
Y una cena ligera antes de las 8, siempre con Balance antes de comer.

Nada de sacrificios imposibles. “El ayuno no es castigo, es educación para el cuerpo”, resume Ise. Mauricio añade: “Lo importante es hacerlo con guía. No se trata de dejar de comer por dejar de comer, sino de nutrirse en el momento correcto”.

Romper con viejos hábitos: menos azúcar, más conciencia

El poder del ayuno intermitente Merca2.es
Ser consciente de lo que comes es un acto de amor propio. Fuente: Canva

Durante la charla también hablaron de algo que muchos damos por hecho: la costumbre de desayunar con azúcar. Cereales, cafés dulces, panes industriales… Todo eso, explican, dispara los niveles de glucosa a primera hora, y cuando bajan, llegan el sueño, el cansancio y el antojo de más dulces. Un círculo vicioso.

“Nos enseñaron que había que desayunar apenas abrir los ojos”, dice Ise, “pero el cuerpo no lo necesita así. A veces solo necesita tiempo para despertar”.

Ambos insisten en empezar por pasos pequeños: menos azúcar, más descanso digestivo, comidas con sentido. Para los niños y adolescentes, recomiendan tres comidas completas, sin ayunos estrictos, pero sí con buenos hábitos.

Resultados que hablan por sí mismos

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Los testimonios abundan. El propio Mauricio perdió 28 kilos, revirtió su hígado graso y mejoró dolencias que lo acompañaban desde niño, como el vértigo o las alergias. Otros participantes cuentan historias similares: más energía, menos ansiedad por la comida, una sensación de bienestar que —dicen— no habían sentido en años.


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