En apenas unos años, el mundo podría cambiar de forma tan radical que apenas logremos reconocerlo. Según el experto Jon Hernández, la inteligencia artificial transformará por completo nuestras vidas, los empleos y la manera en que entendemos el trabajo. Y aunque muchos lo tilden de alarmista, sus advertencias tienen base en datos y en la realidad que ya vivimos.
Hernández asegura que la inteligencia artificial será capaz de hacer todo lo que hoy realizamos los humanos antes de 2030. Esta tecnología no solo está reconfigurando sectores productivos enteros, sino también los cimientos sociales y éticos sobre los que se sostiene nuestra civilización. En su opinión, estamos ante una revolución sin precedentes que podría borrar la línea entre lo humano y lo digital.
Inteligencia artificial: “No estamos preparados mentalmente para el cambio que viene”

Durante su participación en el podcast Roca Project, Jon Hernández lanzó una predicción contundente: “En el mundo se van a perder 800 millones de empleos”. Lo dijo sin rodeos, convencido de que la inteligencia artificial ya está sustituyendo tareas que hasta hace poco creíamos exclusivamente humanas. Aun así, aclara que no se trata de una amenaza inmediata, sino de una transición que exige adaptación, formación y conciencia.
Según Hernández, más del 80% de las empresas ya utilizan herramientas de inteligencia artificial en su día a día. Esto significa que millones de personas, quizás sin saberlo, interactúan con sistemas automatizados que aprenden, deciden y responden con una precisión asombrosa. “El problema no es lo que hace la IA, sino cómo nos afecta y cómo nos preparamos para convivir con ella”, enfatiza.
Para el experto, lo verdaderamente inquietante no está en la tecnología en sí, sino en la velocidad con que avanza. “No estamos mentalmente preparados como humanos para asumir la cantidad de cambio que vamos a vivir en los próximos 10, 20 o 30 años”, advierte. Y lo ejemplifica con un paralelismo contundente: así como el ser humano dominó el planeta por ser más inteligente que otras especies, una inteligencia artificial más lista podría algún día cuestionar nuestro propio rol dominante.
Entre la utilidad y el riesgo de una nueva era
La inteligencia artificial, explica Hernández, no solo representa una amenaza laboral, sino una oportunidad histórica. “En diez años vamos a curar todas las enfermedades existentes”, afirma con optimismo. Para él, esta tecnología tiene el potencial de mejorar la medicina, la educación y la productividad global. Sin embargo, también plantea dilemas éticos profundos: ¿qué haremos cuando un sistema rechace una orden o exija derechos propios?
El especialista insiste en que entender cómo funciona la inteligencia artificial es menos importante que saber cómo aprovecharla. Su mensaje es claro: no se trata de temerle, sino de adaptarse. En este sentido, anima a las personas a formarse y a incorporar la IA en su vida profesional. “Hoy, cualquier trabajador cognitivo puede ahorrar hasta un 60% de su tiempo utilizando herramientas inteligentes”, cita, apoyándose en un estudio de Brookings Metro.
Hernández, que ha asesorado a gobiernos y empresas en América Latina y Europa, considera que esta revolución tecnológica tiene algo de las antiguas burbujas financieras, pero con una diferencia clave: la inteligencia artificial no es una moda pasajera, sino una transformación estructural. “Como pasó con internet en el año 2000, habrá exageraciones y caídas, pero la tecnología subyacente cambiará el mundo”, asegura.









