Ahorrar no es un acto de suerte ni un lujo reservado a quienes ganan más. Es una decisión consciente que puede cambiar el rumbo de una vida. Así lo afirma Laura Encina, asesora financiera con más de 15 años de experiencia, quien sostiene que “el ahorro no es lo que queda, es lo primero que debemos separar cuando recibimos la nómina”.
En un contexto donde el dinero sigue siendo un tema tabú y la educación financiera aún es una asignatura pendiente, Encina propone un enfoque más humano y práctico: reconciliarse con el ahorro, entenderlo y aprender a hacerlo trabajar a nuestro favor.
El ahorro, una relación emocional que se puede sanar

Según Encina, la relación con el dinero comienza en la infancia. Las discusiones familiares, la forma en que nuestros padres gastaban o ahorraban y las frases repetidas como “el dinero cuesta ganarlo” o “no se puede tener todo” moldean nuestra mentalidad adulta. “El dinero es una energía”, explica, “y si lo vemos con miedo o culpa, lo alejamos de nuestra vida”. Por eso, sostiene que el primer paso hacia el ahorro es identificar esas creencias limitantes que nos hacen repetir patrones de escasez.
El ahorro, dice Encina, no debería provocar emociones negativas. “Mirar la cuenta bancaria no debe darnos ansiedad, sino tranquilidad”. Su método comienza con un ejercicio sencillo: dividir los objetivos en corto, mediano y largo plazo. Esto permite crear un plan de acción realista que priorice metas alcanzables y genere una sensación de control.
Además, introduce un concepto clave: el preahorro. Es decir, separar una parte de los ingresos ni bien se cobra, antes de pagar cualquier otro gasto. “Págate a ti primero”, insiste. De esta forma, el ahorro deja de ser lo que sobra para convertirse en una prioridad.
Cómo poner el dinero a trabajar para uno mismo
Encina subraya que el ahorro no debe limitarse a acumular dinero en una cuenta corriente. “Ahorrar no es guardar, es rentabilizar”, afirma. Explica que el Banco de España recomienda tener un colchón equivalente a entre tres y seis meses de gastos fijos, pero advierte que dejar el dinero quieto implica perder poder adquisitivo debido a la inflación. “Si mantienes tu dinero cinco años sin moverlo, puedes perder hasta un 20% de su valor”, advierte.
La experta propone diversificar el ahorro en tres niveles: uno de corto plazo (cuentas remuneradas o de emergencia), otro de medio plazo (para proyectos concretos, como un viaje o la compra de una vivienda) y un tercero de largo plazo, destinado a la jubilación o la independencia financiera. Incluso con pequeñas cantidades —“aunque sean 50 euros al mes”—, se puede empezar a construir ese futuro.
Encina asegura que la educación financiera es la base para romper con la dependencia económica y dejar de vivir al día. “No se trata solo de trabajar por dinero, sino de aprender a hacer que el dinero trabaje por ti”.









